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Friday, March 11, 2011

OV-103 Discovery

Descubrimiento sería el nombre elegido para el tercer orbitador (OV-103) del programa space shuttle. De esta forma se honraba así a uno de los dos barcos con los que el capitán James Cook recorrió el Océano Pacífico entre 1776 y 1779 y, de paso, a otros navíos exploradores homónimos, como los usados por Henry Hudson o la Royal Geographic Society. De los cuatro transbordadores originales fue quizás el menos conocido al principio de su carrera. El Columbia, el primer orbitador de la flota, era demasiado popular y el accidente del Challenger catapultó hasta el olimpo de la fama al segundo shuttle. Por otro lado, el Atlantis, la lanzadera más moderna, cautivó la imaginación de muchos jóvenes de principios de los 80. Pero con el tiempo sus numerosas misiones fueron calando en la memoria colectiva de nuestra sociedad, hasta el punto de convertirse en sinónimo de todo el programa. Mucha gente decía "ahí está el Discovery", sin importar si en realidad se trataba del Endeavour, el Columbia o el Atlantis.


El Discovery en órbita (NASA).


"From the Seeds of Change.....a Discovery", cuadro de Robert A. M. Stephens de 1984 (NASA).

Su montaje comenzó el 27 de agosto de 1979 en California, en la planta de Palmdale de la compañía Rockwell, contratista principal de la lanzadera espacial. Rockwell había recibido el contrato para la construcción del Discovery el 29 de enero de ese mismo año. El proceso de construcción se desarrollaría con parsimonia y no finalizaría hasta el 25 de febrero de 1983. El 16 de octubre viajó hasta Dryden para ser aceptado oficialmente por la NASA, pero habría que esperar al 11 de septiembre de 1983 para verlo en el Kennedy Space Center de Florida, donde llegaría a lomos del Boeing 747 SCA. Allí sería preparado para viajar al espacio por primera vez.


El Discovery recién construido (NASA/Rockwell).

El Discovery se benefició de la experiencia en la construcción de los dos orbitadores anteriores, el OV-102 Columbia y el OV-099 Challenger, por lo que su estructura era mucho más ligera que la de sus hermanas. Esta ventaja le permitiría poner en órbita unos 3500 kg de carga adicionales. Pero el cambio más llamativo tenía que ver con el escudo térmico. Parte de las losetas de cerámica de las superficies superiores de las alas y la sección frontal del fuselaje habían sido sustituidas por mantas térmicas, mucho más simples de instalar y de mantener, además de ser más ligeras.

El 30 de agosto de 1984 el Discovery realizó su primer vuelo al espacio, la STS-41D, una misión "rutinaria" que recibiría cierta fama al aparecer en el documental The Dream is Alive, una magnífica producción para IMAX que terminaría por convertirse en una obra icónica para los aficionados a los vuelos espaciales.



Primer y último lanzamiento del Discovery. Arriba, STS-41D en 1984, abajo, STS-133 en 2011(NASA).



Primer y último aterrizaje del Discovery. Destaca el deterioro del escudo térmico en estos 27 años de operaciones (NASA).

En su segundo vuelo, STS-51A, rescataría el satélite Westar 6, por entonces a la deriva en el espacio. Esta misión se convertiría en todo un ejemplo de la nueva política de la NASA según la cual los transbordadores debían ser usados en tareas comerciales. Desgraciadamente, el coste del rescate fue varias veces superior al precio del satélite, lo que sería toda una premonición del desastre económico en el que terminaría por convertirse el programa space shuttle.



Dale Gardner rescata el satélite Westar 6 (NASA).


Dale Gardner y Joseph Allen..."For Sale" (NASA).


Otra vista de la STS-51A (NASA).

Antes del accidente del Challenger, el Discovery llevaría a cabo un total de seis misiones. En la STS-51G (1985) participó el que podría considerarse el primer turista espacial de la historia, el príncipe Sultan Salman Al Saud de Arabia Saudí. Al Saud pagó -bueno, fue Arabia Saudí, pero es lo mismo- una enorme suma por su viaje, aunque bien es cierto que esta misión fue ante todo un gesto político de buena voluntad por parte del gobierno estadounidense hacia su fiel aliado saudí. El Discovery también se llevó algún susto que otro: tras regresar del espacio en la misión STS-51D, sufrió un reventón en uno de sus neumáticos durante el aterrizaje en el Centro Espacial Kennedy. Un grave incidente que se podría haber saldado con la pérdida del vehículo y su tripulación. En septiembre de 1988, el Discovery sería el encargado de volver a reanudar los vuelos espaciales tripulados de Estados Unidos, una amarga tarea que repetiría en 2005 durante la misión STS-114, la primera tras el desastre del Columbia.


Reventón en uno de los neumáticos del Discovery durante la misión STS-51D (NASA).


Vista de la cubierta de vuelo del Discovery durante la reentrada en la misión STS-51I (NASA).


Un príncipe saudí en el espacio. Misión STS-51G (NASA).


Curiosa vista durante la STS-51I (NASA).

En la era 'post-Challenger', el Discovery se haría enormemente popular en 1990 con la misión STS-31 al poner en órbita el famoso telescopio espacial Hubble. Ese mismo año sería el encargado de lanzar la sonda europea Ulysses durante la STS-41. En 1994, con la Guerra Fría ya terminada, el Discovery se convertiría en la primera nave norteamericana en poner en órbita un cosmonauta ruso, Serguéi Krikaliov, en la misión STS-60. Un año más tarde, se acercaría a unos metros de la estación espacial Mir durante el curso de la STS-63, inaugurando una serie de misiones conjuntas entre Rusia y los EEUU. En 1996 sería retirado del servicio durante nueve meses para someterlo a una revisión exhaustiva en Palmdale. Durante esta revisión se instaló un quinto conjunto de tanques criogénicos para las células de combustible y se retiró la esclusa interior de la cubierta inferior. Una nueva esclusa exterior fue colocada en la bodega de carga de cara a las misiones de acoplamiento con la Mir y la ISS. Precisamente, en 1998 llevaría a cabo la última misión de acoplamiento del programa Shuttle-Mir.


El Discovery pone al Hubble en órbita en la misión STS-31 (NASA).


Serguéi Krikaliov se convertiría en el primer ruso en viajar en una nave estadounidense (NASA).


Interior de la cubierta superior del Discovery (NASA).

En 2002 sería sometido a una revisión más profunda de dos años (Orbiter Maintenance Down Period) durante la cual se instalaron nuevos sensores y el glass cockpit. Debido al accidente del Columbia, también fue el primer orbitador en recibir las nuevas modificaciones para aumentar la seguridad de la flota de transbordadores. En sus trece misiones a la estación espacial internacional (ISS), el Discovery demostraría su valía ayudando en la construcción de este gran complejo.


El Discovery acoplado a la ISS (NASA).


Curiosa vista de la panza del Discovery en órbita (NASA).

En estos 27 años de servicio, el Discovery ha viajado 39 veces al espacio, poniendo en órbita 246 personas y 31 satélites, ahí es nada. Ahora se convertirá en una pieza de museo. Las generaciones futuras lo podrán admirar en el National Air and Space Museum de Washington, pero tal y como están las cosas en la NASA no nos atrevemos a decirle adiós definitivamente. Al fin y al cabo, el año pasado también nos despedimos del Atlantis y ahí lo tienen, preparado para la misión STS-135. Supuestamente, esta vez sí, la última misión del programa...¿o no?


Los emblemas de todas las misiones del Discovery (NASA).












Hasta siempre, Discovery (NASA).

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