No, no me he olvidado del aniversario del tristemente desaparecido
Carl Sagan, más conocido como
El Profeta entre aquellos, como es el caso del que escribe estas líneas, marcados desde muy tierna infancia por su obra, especialmente la archifamosa serie de TV,
Cosmos, también conocida como
Las Sagradas Escrituras. Antes de ayer hubiera cumplido 70 años y muy probablemente habría disfrutado de lo lindo con las fotos enviadas desde Marte por los rovers y desde Saturno por la
Cassini. No exagero si digo que toda una generación de astrofísicos, biólogos, matemáticos, químicos y hasta historiadores le deben su vocación a este hombre, que más allá de las luces y sombras que toda persona tiene (no, pese a los rumores, no era santo), logró transmitir con su peculiar estilo lo maravillosa que podía ser la aventura del conocimiento, es decir, la ciencia.
Y por si algún hereje despistado lee estas líneas, que vaya rápido a comprar el libro y los DVD de
Cosmos que han sido reeditados recientemente, eso sí, sin la maravillosa voz del doblaje original en castellano.
¡Que San Carl te proteja!
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