La elección de este curioso lanzador se debía al dinero, ya que el Volná era mucho más barato que un cohete espacial convencional. En virtud de los acuerdos de desarme nuclear, Rusia debe deshacerse de muchos misiles balísticos intercontinentales, así que ha decidido eliminarlos de la manera más inteligente: usarlos como lanzadores espaciales, ganando en el proceso un dinerillo fresco. Lástima que estos misiles reconvertidos no estén a la altura de otros cohetes.
Pese al fracaso, prefiero quedarme con el mensaje que transmite el lanzamiento en sí: hace veinte años hubiera sido inimaginable que el mismo misil que antaño llevaba varias cabezas nucleares para atacar los Estados Unidos, hoy en día haya sido utilizado para poner en órbita una nave espacial financiada mayoritariamente con capital americano.
Aquí se puede ver el video del lanzamiento.
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