Physicsworld.com publica un especial ahora que se van a cumplir los diez años del descubrimiento más revolucionario de la cosmología moderna. Me refiero a la energía oscura, claro, aquello que forma el 75 % del Universo. Por un lado, dedica un artículo a la dificultad que entraña determinar quién fue el autor del descubrimiento y cuándo se produjo con exactitud. No es una discusión trivial, pues posiblemente hay un Premio Nobel esperando al afortunado que reciba el honor de ser recordado como el descubridor oficial de la energía oscura, premio que le otorgará de paso el billete a los libros de Historia. Por ejemplo, hoy todos recordamos a Penzias y Wilson por ser los descubridores de la radiación cósmica de fondo, mientras figuras como Doroshkevich, Novikov, Peebles, Wilkinson o Dicke son casi desconocidas para el gran público.
Del mismo modo, el mérito de detectar que la expansión de nuestro Universo se está acelerando se lo disputan los miembros de dos equipos: el High-Z Supernova Search Team, dirigido por Brian Schmidt y el Supernova Cosmology Project (SCP), liderado por Saul Perlmutter.
And the Nobel goes to...
El año oficial del descubrimiento que aparece en los libros es 1998, fecha en la que aparecieron los primeros papers en revistas oficiales. Los resultados finales se publicarían en septiembre de ese año para el equipo High-Z y junio de 1999 para los resultados del SCP. Sin embargo, antes de eso ya se habían publicado varios papers con resultados preliminares. Antes aún habían aparecido otros papers en Internet e incluso en una fecha tan temprana como el otoño de 1997 ya se discutía sobre una posible aceleración de la expansión del Universo detectada gracias a la observación de supernovas lejanas. ¿Qué fecha aceptamos como válida?
También podemos encontrar dos interesantes artículos de opinión sobre el futuro de la investigación de la energía oscura, pues recordemos que a fecha de hoy desconocemos si se trata de una constante o cuál es su naturaleza. Lawrence M. Krauss no cree que a corto plazo podamos conocer el origen de esta misteriosa energía, pero otros investigadores, como el propio Perlmutter, son bastante más optimistas.
Por ahora, las observaciones del fondo cósmico de microondas mediante satélites (WMAP, Planck) o instrumentos terrestres como el Atacama Cosmology Telescope Project (ACT) o el APEX SZ, se han revelado claves para descubrir los detalles de la energía oscura.
Sin embargo, los proyectos para estudiar las supernovas siguen teniendo prioridad a la hora de determinar una posible evolución temporal de esta energía, una cuestión que determinará si nuestro Universo se seguirá expandiendo indefinidamente o acabará en un Gran Desgarro.
Los próximos diez años prometen ser muy interesantes.
Más info:
Proyectos para la detección de supernovas,
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