Lo grave del caso no es, por tanto, el descenso en sí mismo, sino que en octubre del año pasado, la Soyuz TMA-10 sufrió un incidente similar. Es decir, estamos hablando de dos fallos consecutivos del mismo sistema, algo que empieza a tomar un cariz un tanto preocupante. Por si fuera poco, los días siguientes al aterrizaje comenzaron a filtrarse noticias que apuntaban a un descenso mucho más peligroso y complejo de lo que dejaban entrever los primeros informes. Según estos rumores, el módulo de propulsión (PAO) de la Soyuz no se separó totalmente de la cápsula antes de la reentrada (recordando al caso dramático de la Soyuz 5), lo que ocasionó que ésta comenzase a internarse en las capas más densas de la atmósfera sin la orientación adecuada. De no haberse separado el módulo de servicio a tiempo, probablemente la tripulación habría perecido carbonizada. Aunque el módulo se separó eventualmente, parece ser que varias zonas de la cápsula sufrieron temperaturas más altas de lo normal, quizás debido a una rotación más lenta durante el descenso. Lo que es motivo de preocupación es que algunas de estas zonas estaban cerca de la escotilla de entrada, que no está diseñada para soportar las altas temperaturas del escudo térmico. Aunque la tripulación lleva trajes de presión Sokol KV2 que hubiesen evitado la muerte de los cosmonautas en caso de despresurización, los contenedores de los paracaídas podrían haber sido afectados, algo bastante más delicado.
Separación de los módulos de una Soyuz TMA tras la maniobra de frenado y antes de la reentrada. Es posible que el PAO de la TMA-11 (el módulo de la derecha) no se separase totalmente de la cápsula o módulo de descenso (SA, módulo central) (NASA).
¿Fue así la reentrada de la Soyuz TMA-11?. Parece ser que el módulo de servicio no se separó de la cápsula y ésta empezó la maniobra con la orientación incorrecta, lo que hubiese supuesto la pérdida del vehículo y su tripulación. Todo apunta a que en el caso de la Soyuz TMA-10 ocurrió algo similar. La imagen es de una ilustración de la Soyuz 5, que sufrió un incidente parecido, aunque aún más grave (www.nasaspaceflight.com).
Por si fuera poco, al tomar contacto con el suelo la cápsula habría quemado la hierba circundante con sus cohetes de frenado, por lo que el humo y las llamas rodearon la cápsula. Para aumentar la confusión, luego se supo que el humo al que hacía referencia Malenchenko no era el del incendio, sino uno de origen desconocido que apareció dentro de la nave durante la reentrada. Puesto que al tratarse de un descenso balístico el lugar de aterrizaje estaba situado a 470 kilómetros del planeado, la tripulación tuvo que salir por su propio pie, ayudada por algunos campesinos de la zona atraídos por las llamas. Además, una de las antenas resultó dañada durante la reentrada o el aterrizaje, impidiendo una comunicación directa con la cápsula. Por eso, la tripulación hizo uso del teléfono Iridium para emergencias de este tipo.
Así quedó la cápsula TMA-11 al posarse. Se aprecian zonas muy dañadas alrededor de los motores de cabeceo (a la izquierda de la ventanilla del periscopio) (NASA).
Detalle de los daños alrededor de la zona de los motores de cabeceo (dos motores de peróxido de hidrógeno de 10 kgf de empuje cada uno). Las fracturas en el aislante probablemente se deban al impacto contra el suelo tras el aterrizaje (NASA).
Tranquilos, no es una grieta en la cápsula. Se trata de un canal construido para que las cuerdas del paracaídas sujeten a la nave de descenso de forma simétrica, evitando que cuelgue con demasiada inclinación (NASA).
La escotilla de entrada. Se aprecian quemaduras en la estructura, pero no mucho más que en otras cápsulas (NASA).
El héroe: Yuri Malenchenko salió por su propio pie de la cápsula antes de que llegase el equipo de rescate (NASA).
Los helicópteros de rescate se acercan a la Soyuz en medio de un incendio (NASA).
Así quedó la zona de aterrizaje. La cápsula se encuentra en la parte inferior derecha de la imagen (NASA).
Posición final de la cápsula (NASA).
Terreno afectado por el encendido de los retrocohetes de la cápsula (NASA).
A los pocos días, toda la red bullía de noticias más o menos sensacionalistas criticando la supuesta seguridad de las Soyuz y el peligro que había corrido la tripulación. Por parte americana se criticó la tardanza del control de misión ruso en confirmar el aterrizaje, así como las comunicaciones defectuosas al inicio de la reentrada. Aunque muchas de estas críticas tienen gran parte de razón, lo cierto es que se nota en todas ellas cierto tufillo revanchista. Y es que ya son muchos años alabando la seguridad de las Soyuz a costa del transbordador espacial, lo cual ya sabemos que no ha sentado nada bien a la NASA.
A día de hoy todavía se desconoce exactamente qué ocurrió, a la espera de los resultados de la comisión que las autoridades rusas han creado para explicar el incidente. Parece ser que en el anterior descenso balístico de la Soyuz TMA-10 el módulo de servicio tampoco se separó correctamente. De confirmarse este punto estaríamos ante un fallo bastante más grave, pues sin duda estaríamos hablando de un defecto en la cadena de montaje de las Soyuz. Preocupa especialmente saber si la Soyuz TMA-12, actualmente acoplada a la ISS, sufre el mismo defecto. Saldremos de dudas cuando regrese a la Tierra el próximo otoño.
Por contra, el tema del incendio ha perdido fuerza dramática. Cunado una cápsula Soyuz aterriza en la estepa kazaja, suele provocar pequeños incendios debido al encendido de los retrocohetes. Parece ser que los astronautas no corrieron ningún peligro, e incluso algunos informes apuntan a que algunos de los focos del incendio habían sido causados por campesinos antes del aterrizaje, aunque se trata de otro punto sin confirmar. Además, se sabe ya que la escotilla de entrada de la cápsula no sufrió daños anómalos y que su junta de presión resultó intacta. Lo cierto del caso es que cualquier reentrada es un suceso muy violento, como lo atestiguan las imágenes de otras cápsulas Soyuz:
Cápsula Soyuz TMA-7 tras la reentrada (NASA).
Soyuz TMA-2 (NASA).
Detalle de una cápsula Soyuz TMA.
¿Se ha exagerado entonces todo este asunto? En parte, ciertamente sí, aunque este incidente nos recuerda una vez más que viajar al espacio dista de ser algo "rutinario". Lo que urge determinar es lo siguiente:
- ¿Se separó incorrectamente el PAO de la Soyuz TMA-11?
- En caso afirmativo, ¿cómo fue la separación?. Es decir, ¿permaneció el PAO fijo como en el caso de la Soyuz 5, o por el contrario, sólo permaneció unido a la cápsula por uno o pocos puntos?
- ¿Se trató de un fallo de los pernos explosivos o no?
- ¿Inició la Soyuz la reentrada con la escotilla de acceso por delante, como la Soyuz 5, o de forma lateral, como indican ciertos informes?
- ¿Sufrió la Soyuz TMA-10 el mismo fallo?
- De ser así, ¿existe algún problema en la cadena de montaje de estas naves?
Más info:
- declaraciones de Peggy Whitson.
Revelador vídeo del regreso de la Soyuz TMA-11 en el que destaca la actitud estoica del comandante Malenchenko: mientras no para de decir "все нормално", su mirada cansada le delata. Lo más curioso es el recibimiento según la costumbre kazaja. Dan pena los pobres: acaban de llegar del espacio y lo primero que hacen es encasquetarles unos trajes típicos bastante horrorosos (con perdón, por si hay algún kazajo por aquí).
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