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Tuesday, July 7, 2009

El shuttle desde un U-2

Hace poco, y gracias al foro de NASAspaceflight.com, pude volver a encontrar unas fotos que creía haber visto en alguna ocasión, pero no recordaba dónde. Se trata de unas imágenes del despegue del transbordador Atlantis durante la misión STS-30, tomadas el 4 de mayo de 1989:




El despegue del Atlantis en 1989 (STS-30).

Aparte de la inusual perspectiva, la curiosidad de estas imágenes es que fueron tomadas por un avión espía U-2. La NASA decidió emplear estos aviones tras la misión STS-27. Durante esa misión, la primera tras el desastre del Challenger, el Atlantis estuvo a punto de desintegrarse en la reentrada debido a los daños sufridos en las losetas térmicas por el desprendimiento de material de los cohetes de combustible sólido (SRB) y el tanque externo (ET). Aunque en su momento no se valoró en su justa medida el riesgo que había corrido la tripulación, la NASA no podía permanecer impasible ante semejante problema y efectuó toda una batería de simulaciones y pruebas. Se llegó a la conclusión de que el daño había sido causado por un problema de fijación del material ablativo del SRB derecho. Como culminación, se decidió utilizar el U-2 para fotografiar la lanzadera durante el despegue y comprobar si se producía algún desprendimiento lo suficientemente grande como para verse desde el aire. El uso de minicámaras situadas en el exterior del ET o los SRB se consideró demasiado costoso. El U-2 se empleó por primera vez en la misión STS-29, pero no se obtuvo ninguna imagen útil. La STS-30 fue la primera y última en emplear el U-2. Al no detectar desprendimientos significativos de espuma del ET o material del SRB, la NASA dejó de emplear este avión en los despegues.


El Atlantis al regreso de la STS-27. Los daños en las losetas son claramente visibles (NASA).

Paradójicamente, los resultados negativos de las fotografías y la pronta identificación de la causa de los daños en la STS-27 condenaron a la tripulación del Columbia en 2003. Los desprendimientos de espuma del tanque externo siguieron produciéndose, pero la NASA consideró que no había riesgo alguno. Si el Atlantis había vuelto de una pieza tras la STS-27, no había nada que temer, ya que la espuma parecía causar menos daños en las losetas que el material ablativo de los SRB. Lamentablemente, nadie realizó las pruebas de impacto adecuadas usando espuma contra los paneles de carbono reforzado del borde de ataque alar. Una brecha en uno de estos paneles terminaría por destruir a la vieja lanzadera.

Tras la tragedia, la NASA no recurrió de nuevo al U-2, sino que finalmente decidió instalar cámaras en el exterior del transbordador, entre otras medidas.

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