En el verano de 1187, Saladino al frente de sus huestes musulmanas infligió a los cristianos en la Batalla de Hattin, la más severa derrota de toda la historia de las cruzadas. El 2 de octubre, Saladino culminaba su campaña conquistando la ciudad celestial, Jerusalén, ciudad sagrada tanto para cristianos como para musulmanes.
Los cristianos continuaron resistiendo a duras penas desde ciudades como Tiro y Antioquia, lanzando continuas peticiones de auxilio a sus hermanos de occidente. Finalmente el papa Gregorio VIII publica una encíclica llamada Audita Tremendi en la que solicitaba la ayuda de los reyes europeos para que aunaran esfuerzos y recuperasen la Ciudad Santa a la vez que se prometían las correspondientes indulgencias.
Los cristianos continuaron resistiendo a duras penas desde ciudades como Tiro y Antioquia, lanzando continuas peticiones de auxilio a sus hermanos de occidente. Finalmente el papa Gregorio VIII publica una encíclica llamada Audita Tremendi en la que solicitaba la ayuda de los reyes europeos para que aunaran esfuerzos y recuperasen la Ciudad Santa a la vez que se prometían las correspondientes indulgencias.
De La Historia en Mapas |
El primero en tomar la iniciativa fue el impetuoso principe Ricardo Corazón de León. Este tomo su decisión sin consultar con su padre el rey de Inglaterra Enrique II que poco pudo hacer al respecto. La inquebrantable decisión de Ricardo y la predicación de la cruzada por todo el continente provocó un aluvión de voluntarios y un clima popular de apoyo a la guerra santa que fructificó en la adhesión a la misma del rey ingles Enrique II y de su homólogo francés Felipe II Augusto (enemigos irreconciliables que ninguno habría marchado dejando al otro solo en Europa: El Reino de Inglaterra en el Siglo XII). El otro gran contingente de la expedición lo aportó el emperador del Sacro Imperio Germánico Federico Barbarroja.
Y sin embargo, este gran ejercito se disolvió antes incluso de llegar a su destino.
Los Plantagenet (la casa del rey de Inglaterra) y los Capetos (la casa del rey francés) se enzarzaron en una guerra y para cuando llegaron las fechas de partida, hacia verano de 1189, ni ingleses ni franceses lo hicieron. Quien si comenzó su aventura fue Federico Barbarroja, pero el infortunio perseguía a esta empresa y éste se ahogaba en las aguas del rió Salef en junio de 1190.
La paz de Vezelay puso fin al enfrentamiento entre ingleses y franceses y con la muerte de Enrique II, Ricardo tomaba la corona. Aunque se pusieron en marcha de inmediato, Ricardo con un carácter totalmente imprevisible tardaría un año en atravesar el Mediterráneo debido a diversos enfrentamientos que mantuvo en Sicilia y en Chipre.
Finalmente en junio de 1191, el ejército de Ricardo desembarcaba en Acre. Las huestes de Felipe II llevaban ya dos meses y mucho tiempo mas los restos del ejercito de Barbarroja.
La primera y última acción conjunta de estos tres ejércitos en Tierra Santa consistió en la conquista de Acre en manos musulmanas. Tras ella Felipe II dio por concluida su participación y se retiró a su país donde tenía otros asuntos más importantes que atender (como la sucesión del condado de Flandes).
Y sin embargo, este gran ejercito se disolvió antes incluso de llegar a su destino.
Los Plantagenet (la casa del rey de Inglaterra) y los Capetos (la casa del rey francés) se enzarzaron en una guerra y para cuando llegaron las fechas de partida, hacia verano de 1189, ni ingleses ni franceses lo hicieron. Quien si comenzó su aventura fue Federico Barbarroja, pero el infortunio perseguía a esta empresa y éste se ahogaba en las aguas del rió Salef en junio de 1190.
La paz de Vezelay puso fin al enfrentamiento entre ingleses y franceses y con la muerte de Enrique II, Ricardo tomaba la corona. Aunque se pusieron en marcha de inmediato, Ricardo con un carácter totalmente imprevisible tardaría un año en atravesar el Mediterráneo debido a diversos enfrentamientos que mantuvo en Sicilia y en Chipre.
Finalmente en junio de 1191, el ejército de Ricardo desembarcaba en Acre. Las huestes de Felipe II llevaban ya dos meses y mucho tiempo mas los restos del ejercito de Barbarroja.
La primera y última acción conjunta de estos tres ejércitos en Tierra Santa consistió en la conquista de Acre en manos musulmanas. Tras ella Felipe II dio por concluida su participación y se retiró a su país donde tenía otros asuntos más importantes que atender (como la sucesión del condado de Flandes).
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Ricardo quedó así como único monarca para dirigir la cruzada. Comenzó el avance hacia Jerusalén, fin último de la expedición. La marcha desde Acre se realizó bordeando en todo momento la costa para evitar el ataque de Saladino, pero en Arsuf finalmente este se decidió a atacar. La victoria en esta ocasión fue para Ricardo demostrando que Saladino no resultaba invencible. El puerto de Jaffa sería conquistado sin mayores problemas. Este sería la lanzadera para el ataque final a la capital.
A partir de aquí la tensión bélica disminuiría notablemente. El cansancio y el calor hicieron mella en el bando cristiano no acostumbrado a aquellos climas. Saladino por su parte no pudo disponer de un ejército poderoso pues los emires de su frágil imperio no le resultaron todo lo leales que quisiera. Este estancamiento condujo a una intensa actividad diplomática, que sin embargo no dio ningún resultado.
Finalmente Ricardo se puso en marcha hacia la conquista de Jerusalén. Pero cuando se encontraba a tan solo 20 kilómetros de la ciudad se percató, de que aunque lograra conquistarla, sería incapaz de retenerla en un territorio tan hostil y totalmente rodeados por los ejércitos de Saladino. Así pues, dio media vuelta y se dirigió a Ascalón. Unos meses después, volvería a intentarlo pero nuevamente daría marcha atrás.
El ejercito del sultán atacó Jaffa desde donde los cruzados tuvieron que huir apresuradamente hacia Acre. Ricardo todavía en Acre resistió dos acometidas de Saladino, pero finalmente el 9 de octubre de 1192 se ponía fin a la Tercera Cruzada y Ricardo volvía a casa donde tenía asuntos más importantes que resolver como las intrigas que su hermano Juan sin Tierra y Felipe II mantenían.
El saldo final de esta cruzada: ninguno. No se consiguió ningún avance ni retroceso en los territorios dominados por unos y por otros en Tierra Santa.
JF
A partir de aquí la tensión bélica disminuiría notablemente. El cansancio y el calor hicieron mella en el bando cristiano no acostumbrado a aquellos climas. Saladino por su parte no pudo disponer de un ejército poderoso pues los emires de su frágil imperio no le resultaron todo lo leales que quisiera. Este estancamiento condujo a una intensa actividad diplomática, que sin embargo no dio ningún resultado.
Finalmente Ricardo se puso en marcha hacia la conquista de Jerusalén. Pero cuando se encontraba a tan solo 20 kilómetros de la ciudad se percató, de que aunque lograra conquistarla, sería incapaz de retenerla en un territorio tan hostil y totalmente rodeados por los ejércitos de Saladino. Así pues, dio media vuelta y se dirigió a Ascalón. Unos meses después, volvería a intentarlo pero nuevamente daría marcha atrás.
El ejercito del sultán atacó Jaffa desde donde los cruzados tuvieron que huir apresuradamente hacia Acre. Ricardo todavía en Acre resistió dos acometidas de Saladino, pero finalmente el 9 de octubre de 1192 se ponía fin a la Tercera Cruzada y Ricardo volvía a casa donde tenía asuntos más importantes que resolver como las intrigas que su hermano Juan sin Tierra y Felipe II mantenían.
El saldo final de esta cruzada: ninguno. No se consiguió ningún avance ni retroceso en los territorios dominados por unos y por otros en Tierra Santa.
JF
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