
El Hubble Deep Field (HDF) original (NASA).
Tres años después, el telescopio espacial repitió la hazaña con el Hubble Deep Field South -tomada en la constelación del Tucán- que empleó, además de la cámara WFPC2, los espectrómetros NICMOS y STIS. Como anécdota, gracias al HDF-S se pudieron captar por casualidad varias supernovas en galaxias jóvenes que ayudaron a confirmar la existencia de la energía oscura y la aceleración de la expansión del Universo.

HDF-S (NASA).
En 2003 el Hubble se volvió a superar con el Hubble Ultra Deep Field (HUDF), tomada con la cámara ACS en la constelación de Fornax. Una vez más, el número de galaxias era apabullante:

El HUDF (NASA).
Ahora, nuestro telescopio espacial favorito ha producido una nueva imagen profunda tras 48 horas de exposición con la nueva cámara WFC3 en la misma región que el HUDF (por eso no es quizás correcto decir que es un nuevo Deep Field). El resultado, por supuesto impresionante, es el siguiente:

La WFC3 tiene un rango espectral superior a la antigua ACS, especialmente en el infrarrojo cercano. Esto permite poder visualizar galaxias muy lejanas -es decir, muy jóvenes- con corrimientos al rojo (z) entre 6 y 9. Por supuesto, la utilidad de estas observaciones de cara a al estudio de la evolución galáctica y la energía oscura, entre otras áreas de investigación, es incalculable.
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