Durante la reciente Lunar Global Conference celebrada en Pekín, Jean-Jacques Dordain -director general de la Agencia Espacial Europea (ESA)- se mostró partidario de que China y Corea del Sur se sumasen al proyecto de la estación espacial internacional (ISS).
No es la primera vez que se habla de este tema, pues al fin y al cabo, la India y China son las únicas grandes potencias espaciales que no participan en la ISS. China es además el único país, además de los Estados Unidos y Rusia, que posee una nave espacial tripulada propia, la Shenzhou. Tras la retirada del transbordador este año y el incierto futuro del programa espacial tripulado de la NASA, cualquier refuerzo en las capacidades de traslado de carga hacia y desde la estación serían más que bienvenidas. La novedad del caso estriba en la difusión de las declaraciones de Dordain por parte de los medios oficiales chinos, lo que podría suponer un cierto interés no declarado de las autoridades chinas por participar en la ISS, aunque no está claro cómo podrían combinar esta colaboración con sus propios proyectos espaciales. Recordemos que China planea el lanzamiento durante los próximos años de una serie de pequeñas estaciones espaciales denominadas Tiangong.
El problema es, obviamente, político. Mucho tendrían que cambiar las cosas para que China sea aceptada por los EEUU como miembro del proyecto. Por otro lado, es de suponer que a Rusia tampoco le haría mucha gracia el envío de naves Shenzhou a la ISS, ya que podrían hacer sombra a las Soyuz justo cuando Roskosmos va a ostentar el monopolio de los vuelos tripulados a la estación.
Desde el punto de vista técnico no hay grandes obstáculos, aunque las Shenzhou deben aún realizar más misiones antes de que su fiabilidad sea similar a la de las Soyuz. Por otro lado, una nave de carga no tripulada basada en las Shenzhou podría ser una contribución muy apetecible para el resto de socios de la ISS.
¿Veremos algún día una Shenzhou acoplada a la ISS?
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