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Thursday, November 11, 2010

Dos malas noticias para la NASA: Discovery y JWST

Dos novedades sin relación entre sí están causando un fuerte quebradero de cabeza a la dirección de la agencia espacial norteamericana.

La primera, claro está, son las grietas que han aparecido en la estructura del tanque externo (ET-138) de la STS-133 Discovery. Como sabemos, el lanzamiento de esta misión tuvo que ser cancelado el pasado viernes por culpa de una fuga de hidrógeno en la placa que conecta el brazo umbilical que suministra este combustible al ET, denominada GUCP (Ground Umbilical Carrier Plate). Poco después se descubrió la existencia de una grieta en la espuma que recubre la sección intertanque que une el tanque de oxígeno líquido -situado en la parte superior- con el de hidrógeno líquido. Tras retirar la espuma, el problema ha resultado ser bastante más grave, pues se han observado dos grietas en la estructura metálica (structural stringer) de la sección intertanque.

No es la primera vez que sucede algo similar, pero en esta ocasión el problema podría retrasar aún más el lanzamiento del Discovery, actualmente previsto para el 30 de noviembre. La ventana de lanzamiento se prolongará hasta el 6 de diciembre, pero si el transbordador no despega para entonces, la STS-133 deberá ser pospuesta hasta febrero de 2011.


Grieta descubierta en la espuma del ET (nasaspaceflight.com).




Debajo de la espuma se han descubierto dos grietas en la estructura (nasaspaceflight.com/spaceflightnow.com).


Sección intertanque del ET (NASA).






Vista general del ET (NASA).


La otra mala noticia tiene que ver con el telescopio espacial James Webb (JWST). Recientemente se ha publicado el informe final del Independent Comprehensive Review Panel, un comité de investigación creado para investigar los enormes sobrecostes del programa. En un principio, el presupuesto del JWST era de unos 3500 millones de dólares, pero ya va por cinco mil millones...y es muy probable que alcance los seis o siete. El propio comité considera que lo más probable es que el precio final de la misión sea de 6500 millones como mínimo. Por si fuera poco, se da por seguro que el lanzamiento -a bordo de un Ariane 5 europeo- será aplazado hasta 2015, un año más tarde de lo previsto. Solo el retraso le va a costar a la agencia unos 250 millones de dólares adicionales.


El JWST: un verdadero agujero negro presupuestario (NASA).

El informe concluye que los problemas del telescopio no son de naturaleza técnica, sino que se derivan de una mala organización (como si esto fuese una sorpresa). La NASA ha gestionado mal el proyecto JWST desde un principio y a todos los niveles, estimando por lo bajo los costes de desarrollo de casi todas las operaciones. El informe es especialmente duro con el Centro Espacial Goddard, encargado de la supervisión general del programa.

No estamos ante un asunto menor. El JWST puede convertirse en uno de los mayores fiascos estratégicos de la NASA (y van...). Como ya hemos comentado en otras ocasiones, por "culpa" del JWST se han cancelado proyectos tan interesantes como la misión TPF (Terrestrial Planet Finder) o SIM Lite. El JWST y, en menor medida, la sonda JEO (Jupiter-Europa Orbiter), podrían acaparar casi todo el presupuesto de la NASA dedicado a misiones científicas durante la próxima década. La debacle del programa científico de la NASA nos demuestra una vez más que los programas tripulado y no tripulado se hallan íntimamente relacionados. Aquellos que salivaron tras la cancelación del Programa Constellation ante la visión de una flota de sondas y telescopios espaciales financiados con el dinero del programa tripulado se van a dar de bruces con la realidad. La existencia de un programa espacial es, ante todo, fruto de una decisión política, no científica. Las sondas automáticas de la NASA no nacieron por generación espontánea, sino que fueron resultado directo del Programa Apolo y la carrera espacial con la URSS en plena Guerra Fría. Si la inversión en misiones tripuladas desciende, casi con toda seguridad pasará lo mismo con las sondas automáticas.

Pero no todo son malas noticias: la compañía Orbital Sciences ha probado hoy el nuevo motor AJ-26 para el cohete Taurus II. ¿Quién dice que la NASA no innova en materia de propulsión? Claro que "el nuevo motor" es en realidad un NK-33 de fabricación soviética, pero eso es un detalle menor y no merece la pena mencionarlo en la nota de prensa, no vaya a ser que alguien se confunda.


El "nuevo motor de la NASA": un NK-33 fabricado hace cuarenta años en la URSS (NASA).

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