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Tuesday, February 22, 2011

25 años de la Mir

Cuando Serguéi Zalyotin y Alexándr Kaleri cerraron la escotilla de la estación espacial Mir antes de regresar a casa el 15 de julio de 2000 no podían imaginar que serían sus últimos ocupantes. Rusia había intentado por todos los medios mantener la que había sido la cumbre del programa espacial soviético. Se llegó a proponer que la estación fuese gestionada por una empresa privada -MirCorp- e incluso se pensó en venderla a un país extranjero. Pero todo sería en vano. El gobierno ruso, enfrascado en esos momentos con la construcción de la Estación Espacial Internacional (ISS), no tenía dinero para mantener ambos programas al mismo tiempo y los inversores extranjeros no parecían demasiado interesados.


La estación Mir en 1995 (NASA).

La vieja dama del espacio sería destruida el 23 de febrero de 2001, unos quince años después del lanzamiento de su primer módulo. Ese día, la nave de carga Progress M1-5 -acoplada al complejo- encendió sus motores por última vez para reducir la altura de la órbita de la estación. La Mir se desintegraría poco después durante la reentrada en la atmósfera sobre el Océano Pacífico.

La odisea de la Mir comenzó el 20 de febrero de 1986 con el lanzamiento de la primera pieza del complejo orbital, el módulo base (SM), también conocido como DOS-7 ó 17K nº 12701. Se trataba de la primera estación espacial soviética de tercera generación y había sido fabricada por NPO Energía, la antigua oficina de diseño de Serguéi Korolyov. Mientras que su antecesora, la Salyut-7, sólo disponía de dos puertos de atraque, la Mir tenía hasta seis puntos de acoplamiento, una característica que la convertiría en la primera estación espacial realmente modular. El propio nombre de la estación era un claro reflejo de los cambios que estaban teniendo lugar en la URSS, ya que Mir (мир) significa en ruso "paz" o "mundo" dependiendo del contexto, de acuerdo con el espíritu de la nueva política de perestroika impulsada por Gorbachov.


La estación Mir en 1987, con el módulo base (DOS-7), derecha, y el Kvant (37K-E) (RKK Energía).


La Mir en 1993, con los módulos Kvant-2 (arriba) y Kristall (abajo) (RKK Energía).


La Mir en 1995 (NASA).


Plan original de la Mir (RKK Energía).

Paradójicamente, la Mir sería la última estación espacial soviética. La URSS se desintegró en 1991, pero la estación sobreviviría una turbulenta década más bajo la administración de Rusia. Aunque fue diseñada para aguantar unos cinco años en el espacio, el gobierno ruso pronto comprobó que no podía sacar adelante la planeada Mir 2 y se vio obligado a prolongar la vida útil de la estación.


Módulo de la serie 37K: el Kvant-1. A la derecha el segmento propulsivo y a la izquierda el segmento presurizado.





Los módulos de la serie 77K de la Mir: Kvant-2, Kristall, Spektr y Priroda.

Entre 1986 y 1999 se acoplaron al módulo base original hasta seis módulos especializados, convirtiendo a la Mir en la estación espacial más grande de la historia. Eso sí, hubo que esperar al dinero proveniente de la cooperación con la NASA para poder lanzar los dos últimos módulos. Esta inesperada colaboración entre los dos antiguos rivales sirvió para dotar al programa espacial tripulado ruso de una más que necesaria inyección de efectivo. A cambio, la NASA pudo comprar a precios de saldo treinta años de experiencia soviética en este campo.




La estación Mir completa en 1995 (NASA).



Estación Mir (NASA).

A mediados de los años 90, la Mir era un complejo de 140 toneladas en órbita baja en el que llegarían a vivir 104 astronautas de varias nacionalidades: 41 rusos o soviéticos, 44 norteamericanos, 6 franceses, 4 alemanes y representantes de otras nueve naciones (Siria, Bulgaria, Afganistán, Japón, Reino Unido, Austria, Kazajistán, Eslovaquia y Canadá). 104 personas que viajarían a bordo de un total de treinta naves Soyuz y nueve misiones del transbordador estadounidense. Entre ellas, varias que romperían todos los récords de permanencia en el espacio, como Valeri Polyakov (14 meses seguidos) o Musa Manárov y Vladímir Titov (un año), demostrando que el ser humano era capaz de soportar un viaje a otro planeta.




Nodo central  de la estación donde se unían cinco módulos y una Soyuz (NASA).



El primer acoplamiento del transbordador con una estación espacial. El Atlantis (STS-71) se acopla a la Mir en 1995 en la primera de varias misiones conjuntas (NASA).



Tras más de diez años de ocupación, el interior de la estación estaba abarrotado de equipos (NASA).


Primer paseo espacial independiente con la mochila 21KS (RKK Energía).

La Mir sería la primera estación permanente de la historia, pero sus quince años de vida no estuvieron exentos de problemas. En 1990, la tripulación de la Soyuz TM-9 se vio obligada a reparar su nave para asegurar unos paneles de protección térmica que se habían desprendido de la cápsula. Durante el paseo espacial, los cosmonautas no pudieron cerrar herméticamente la escotilla del módulo Kvant-2. El paseo finalizó sin contratiempos, pero el susto fue mayúsculo. No obstante, los mayores sobresaltos tuvieron lugar en 1997, cuando en el intervalo de pocos meses la estación sufrió primero un incendio y después una colisión con una nave de carga Progress que se saldó con la pérdida del módulo Spektr por despresurización. La prensa internacional se cebó con la Mir, presentada como un ejemplo decadente de la vetusta tecnología espacial rusa (la máxima expresión de esta injusta caricatura la encontramos en la película norteamericana Armageddon). Curiosamente, ambos accidentes no estaban en absoluto relacionados con la avanzada edad de la estación, pero detrás de esta campaña existían  importantes intereses que presionaban para que se abandonase la Mir. En concreto, la NASA quería que Rusia se olvidase de la estación para concentrar sus pocos recursos en la construcción de la ISS.

Con la Mir se probaron los métodos de ensamblaje que serían usados posteriormente en la ISS. En 1995, el transbordador Atlantis acoplaría un módulo ruso a la Mir, una misión muy similar a la STS-88, cuando se unió el módulo Unity norteamericano al Zaryá ruso durante la primera misión de ensamblaje de la ISS. Además, los sistemas de soporte vital para generar oxígeno a partir del vapor de agua del aire de la estación y filtrar el dióxido de carbono que se usan hoy en día en la ISS están basados en los empleados a bordo de la Mir.


Escotilla dañada del Kvant-2. Posteriormente, pudo ser reparada (NASA).



Daños en el panel solar del módulo Spektr tras la colisión con una Progress (NASA)


Nikolái Budarin asoma su cara por la ventanilla del módulo Kristall (NASA).

En todo caso, la experiencia adquirida con la Mir ha resultado sido clave para asegurar que el montaje y operación de la ISS haya transcurrido sin problemas. Y si algún día viajamos a otros planetas, será en gran parte gracias a esta viaja dama. Porque la Mir fue la primera morada permanente de la humanidad fuera de la Tierra.


El fin de la Mir.


Recreación artística del fin de la Mir (A. Sokolov).



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