El acceso de Isabel I al trono de Inglaterra en 1558 significó el triunfo definitivo de la Iglesia anglicana sobre el catolicismo. Así, en 1559 se estableció la obligación de asistir a los oficios religiosos anglicanos, so pena de multa o prisión.
La situación de los católicos se agravó en 1580, cuando estallaron revueltas católicas y el papado condenó a Isabel. A partir de entonces se consideró traidores a los católicos, siendo ejecutados 75 sacerdotes entre 1577 y 1590.
Jose
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