Durante la última semana, el movimiento extremista Tehrik-e-Talibán Pakistán (TTP) ha puesto en jaque al gobierno con una intensa oleada de asaltos, tomas de rehenes y ataques, en los que han muerto 175 personas.
Esta oleada de atentados ha provocado el adelantamiento de una ofensiva paquistaní que venía gestándose desde hacia cuatro meses. El objetivo: desmantelar el feudo talibán de Waziristán del Sur, una región considerada como el refugio de los talibanes extremistas fuera de Afganistán; un territorio desde el cual los insurgentes lanzaban continuos ataques contra las fuerzas internacionales de la OTAN, EEUU y el propio Pakistán.
La ofensiva terrestre constituida por 30.000 militares paquistaníes y con apoyo de tanques y aviones está encontrando una férrea resistencia constituida por 15.000 talibanes capitaneados por Mehsud (al que se le achacan los atentados de las últimas semanas). Una operación de largo alcance, que intenta limpiar la zona de insurgentes y que fuentes militares estiman que durará de seis a ocho semanas.
No es la primera vez que se intenta controlar Waziristán. De hecho en la primavera de 2004, EEUU llevó a cabo la primera de sus tres ofensivas; pero ninguna de ellas consiguió ningún resultado. En 2007 se cambió el planteamiento, buscando negociar con los líderes tribales que daban cobijo a los extremistas. Esta es la estrategia que se ha venido preparando en los últimos meses: negociación y enfrentamiento entre las propias a tribus a la par que se firmaban pactos de no agresión; algo que puede facilitar la ofensiva militar.
Y es que Pakistán y más en concreto la región de Waziristán se convirtió a la caída del régimen talibán de Afganistán, en un refugio de fundamentalistas. Un asunto sobre el que Pakistán hizo la vista gorda a la espera de que en un futuro sirviera para sus propios objetivos de control sobre Afganistán.
Las fronteras entre Pakistán y Afganistán tan solo están definidas en los mapas, ya que a través de ellas existe una circulación constante e incontrolada no solo de civiles que huyen del conflicto sino también de talibanes e insurgentes que escapan de las redadas militares
Pero como toda operación militar a gran escala, son los civiles los mayores perjudicados y se calcula que mas de 80.000 (la quinta parte de la población de la zona) han tenido que abandonar sus viviendas, causando un éxodo masivo.
JF
Esta oleada de atentados ha provocado el adelantamiento de una ofensiva paquistaní que venía gestándose desde hacia cuatro meses. El objetivo: desmantelar el feudo talibán de Waziristán del Sur, una región considerada como el refugio de los talibanes extremistas fuera de Afganistán; un territorio desde el cual los insurgentes lanzaban continuos ataques contra las fuerzas internacionales de la OTAN, EEUU y el propio Pakistán.
La ofensiva terrestre constituida por 30.000 militares paquistaníes y con apoyo de tanques y aviones está encontrando una férrea resistencia constituida por 15.000 talibanes capitaneados por Mehsud (al que se le achacan los atentados de las últimas semanas). Una operación de largo alcance, que intenta limpiar la zona de insurgentes y que fuentes militares estiman que durará de seis a ocho semanas.
No es la primera vez que se intenta controlar Waziristán. De hecho en la primavera de 2004, EEUU llevó a cabo la primera de sus tres ofensivas; pero ninguna de ellas consiguió ningún resultado. En 2007 se cambió el planteamiento, buscando negociar con los líderes tribales que daban cobijo a los extremistas. Esta es la estrategia que se ha venido preparando en los últimos meses: negociación y enfrentamiento entre las propias a tribus a la par que se firmaban pactos de no agresión; algo que puede facilitar la ofensiva militar.
Y es que Pakistán y más en concreto la región de Waziristán se convirtió a la caída del régimen talibán de Afganistán, en un refugio de fundamentalistas. Un asunto sobre el que Pakistán hizo la vista gorda a la espera de que en un futuro sirviera para sus propios objetivos de control sobre Afganistán.
Las fronteras entre Pakistán y Afganistán tan solo están definidas en los mapas, ya que a través de ellas existe una circulación constante e incontrolada no solo de civiles que huyen del conflicto sino también de talibanes e insurgentes que escapan de las redadas militares
Pero como toda operación militar a gran escala, son los civiles los mayores perjudicados y se calcula que mas de 80.000 (la quinta parte de la población de la zona) han tenido que abandonar sus viviendas, causando un éxodo masivo.
JF
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