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Saturday, March 19, 2011

Planetas habitables alrededor de enanas blancas.

Al finalizar su vida, las estrellas como el Sol dejan atrás un remanente estelar denominado enana blanca. En el proceso, es muy posible que los planetas de tipo terrestre que existan a su alrededor queden totalmente incinerados. Sin embargo, las enanas blancas constituyen un escenario muy interesante para el futuro de la vida en el universo. La etapa de fusión nuclear de las estrellas, en la cual estamos viviendo, ocupará una pequeña fracción de la vida del Universo (supuestamente infinita). Por contra, las enanas blancas seguirán brillando miles de millones de años después de que se haya apagado la última estrella. Es posible que el destino de los seres vivos dependa de la existencia de planetas alrededor de estos astros.


Una enana blanca comparada con la Tierra.

Como ya comentamos en una entrada anterior, hasta la fecha no se ha descubierto ningún exoplaneta alrededor de una enana blanca. Estos planetas serían muy probablemente mundos de segunda o tercera generación, es decir, formados a partir de los restos planetarios generados durante la fase de gigante roja. En cualquier caso, ¿podría existir vida en estos mundos? Precisamente esto es lo que ha explorado en un reciente artículo Eric Agol, de la Universidad de Washington.

Al ser astros tan pequeños (del tamaño de la Tierra), la zona habitable alrededor de una enana blanca estaría situada muy cerca de la misma, entre 0,75 y 3 millones de kilómetros para enanas frías (con una temperatura superficial de 5000 K) y con 0,4-0,9 veces la masa del Sol. Las enanas blancas son grandes trozos de materia degenerada sin una fuente de energía interna. Con el tiempo -muuucho tiempo- se enfriarán hasta dar lugar a una enana negra. No obstante, el universo no es aún lo suficientemente viejo para que se haya podido formar alguna enana negra. La zona habitable alrededor de una enana blanca se encogerá a medida que el astro se enfría, pero aún así estamos hablando de escalas de tiempo enormes. Por ejemplo, un planeta situado a un millón de kilómetros de una enana podría permanecer hasta ocho mil millones de años dentro de la zona habitable, un tiempo equivalente a la vida del Sol.


Zona habitable alrededor de una enana blanca en función de la distancia y la vida/luminosidad (Eric Agol).


Posible aspecto de las curvas de luz de los eclipses de planetas habitables alrededor de enanas blancas (Eric Agol).


Densidad de probabilidad de detección de planetas alrededor de enanas blancas. El método del tránsito favorece en este caso la detección de planetas del tamaño de la Tierra (Eric Agol).

Un planeta situado en la zona habitable de una enana blanca podría eclipsar por completo la estrella vista desde la Tierra. Este hecho convierte a estos astros en potenciales objetivos del método del tránsito para detectar exoplanetas, aunque no será nada sencillo. 

Resulta paradójico pensar en la posibilidad de la existencia de planetas habitables alrededor de cadáveres estelares. Pero es posible que, algún día, nuestros muy lejanos descendientes se refugien en estos mundos mientras el resto del universo se apaga a su alrededor.

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