A los rusos les sobran ideas en el sector aerospacial, lástima que carezcan de dinero para llevarlas a cabo. La todopoderosa empresa Energia ha presentado el primer modelo a esacla real de la cápsula Klipler, destinada a sustituir a las Soyuz. Tiene capacidad para 6 astronautas (frente a los tres de la Soyuz) y puede estar acoplada a la ISS un año entero (la Soyuz sólo 6 meses). Además, gracias a su forma de cuerpo sustentador puede maniobrar ligeramente durante la reentrada y aterrizar con más precisión, lo que significa aterrizar en territorio ruso en vez de las estepas de Kazajstán, ahorrándose el gobierno de Putin unos preciosos dólares que le da al gobierno asiático cada vez que monta el tinglado del rescate. Curiosamente, aunque presentada como cápsula, en realidad la Kliper se parece más a un transbordador: en efecto, la nave es reutilizable, y, al igual que el shuttle americano, cada unidad tiene una vida útil de 25 vuelos. El gobierno ruso planea (?) construir 4 unidades, otra vez a semejanza de los americanos. Sin embargo, esta nave carece de los defectos del shuttle: durante el lanzamiento llevará incorporada, al igual que las Soyuz, una torre de escape que permitirá salvar la vida de los cosmonautas en caso de que el cohete estalle. Además, aterrizará mediante paracaídas, por lo que no hay necesidad de aterrizajes de alta precisión. Su principal desventaja es que utilizará el cohete Zenit, fabricado con colaboración ucraniana, que tiene problemas de financiación en la actualidad.
Pues mucha suerte.
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