Es curioso como algunas virtudes se vuelven fácilmente reprobables según quién las practique. Hace unas semanas, buena parte de la prensa europea alababa de forma sorprendente la autocensura ante asuntos religiosos (en este caso relativos a una religión concreta, no a cualquiera, por cierto) y muchos medios de comunicación se dedicaban a darse palmadas en el hombro mutuamente por lo responsables y civilizados que habían demostrado ser al autocensurarse para no ofender a determinados creyentes. Naturalmente, no importa que alguien tenga derecho a disentir y, por qué no, a ofender, lo importante en este caso era demostrar tolerancia.
Pues bien, hete aquí que esa tolerancia ante la autocensura se esfuma cuando quién la practica es una compañía occidental en China (en este caso Google) buscando la aprobación del gobierno dictatorial de dicho país. Sin duda, me parece una crítica justa y merecida, pero, ¿por qué una empresa occidental no debe autocensurarse en China y sí cuando hable de asuntos del Islam?¿Dónde está la tolerancia para con las "creencias locales" y la "forma de ver el mundo" del gobierno chino?
Y que no me digan que política y religión no tienen nada que ver, que le pregunten a los iraníes o a los saudíes...
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