Se trata de una novela del mítico Arthur C. CLarke y Stephen Baxter, aunque intuyo que el bueno de Arthur se limitó a poner su nombre en la portada, como ha hecho últimamente con muchos libros, ya que el estilo de la obra es 100% Baxter. La idea tras la trama es tremendamente interesante: ¿qué pasaría si pudiésemos ver cualquier lugar del mundo gracias a la tecnología de los agujeros de gusano? Efectivamente, la historia nos habla de un mundo donde nada es secreto, ya que los agujeros de gusano permiten tener cámaras espía en todos los lugares del planeta sin que nadie se dé cuenta de que está siendo observado, con lo que viejos conceptos como la intimidad o la seguridad nacional desparecen. Por si fuera poco, estos agujeros también permiten ver el pasado, por lo que la revolución de nuestra forma de vida actual está servida.
Pese a esta idea inicial tan impactante, lo cierto es que la trama se hace un poco tediosa y confusa a veces. Los personajes están indefinidos y con frecuencia sus actos son contradictorios o simplemente estúpidos.
Lo mejor: los relatos de otros mundos extraterrestres visitados por las gusanocámaras desde la Tierra y las visiones de personajes del pasado, especialmente Cristo. Es una lástima que los autores no hayan aprovechado más estas historias, porque son el punto fuerte del libro.
Lo peor: los personajes, sin duda. También acaba cargando el estilo tan deprimente y negativo que envuelve la novela, aunque esto es más una particularidad del estilo literario de Baxter que otra cosa.
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