Sunshine es una buena película de ciencia-ficción que te deja con un regusto contradictorio. Por un lado, el director (Danny Boyle) intenta alejarse conscientemente de los tópicos del género para crear una obra diferente y única. Por otro lado, contiene numerosas referencias a clásicos de la ciencia-ficción, bien como homenaje, bien para demostrar al espectador lo diferente que es esta película de otras anteriores...o simplemente para satisfacer los gustos de la mayor parte del público, pues al fin y al cabo se trata de una superproducción. Sin duda, las partes de terror y los pasillos oscuros evocan a Alien. De hecho, una de las primeras reuniones de la tripulación para comentar que han recibido una señal de otra nave parece sacada directamente del gran clásico, al igual que la cabina de mando central. Incluso el segundo al mando tiene al principio un aire a Dallas. Las visiones del Sol, la fotografía y ciertas escenas inquietantes nos recuerdan a Solaris. La atmósfera de misterio en general se parece también a Horizonte Final. La escena de la entrada en la esclusa sin traje espacial y ciertas conversaciones con el ordenador de a bordo son reminiscencias obvias de 2001. El eje de la trama, reactivar un Sol moribundo, es similar a la mediocre The Core. El resultado final es, sin embargo, lo suficientemente original para que se convierta desde ya en una referencia del género. Pese a todo, aunque la película empieza bastante bien, la última parte flojea un poco. El elemento terrorífico de última hora no me acabó de convencer, aunque entiendo que sea necesario para dar algo de emoción. La mezcla de locura, soledad y surrealismo que Danny Boyle imprime a todas sus películas es seguramente lo más sobresaliente de la obra.
Lo mejor: la fotografía y la música. Destacan especialmente las escenas de la superficie solar, algunas realmente impresionantes. Se nota la influencia de las imágenes del SOHO y el Yohkoh en su realización, sobre todo en los colores elegidos, pues se parecen a los usados para adornar las imágenes de estos satélites. El diseño de la nave, la Ícaro II (un nombre poco optimista para la misión, ¿no?), también es destacable, sobre todo el escudo solar. Muchas partes y módulos están claramente inspirados (cuando no copiados directamente) de la ISS y el interior del transbordador.
Lo peor: la juventud de la tripulación, ¿cómo es posible que el destino de la humanidad se deje en manos de jovencitos sin experiencia? Por otro lado, y como era de esperar, la peli contiene numerosos gazapos científicos, la mayoría más o menos pasables (se ve que no soy muy exigente, ¿eh?). La gravedad artificial es algo que estropea la película, pero es comprensible, pues me imagino que rodar en un avión de entrenamiento parabólico (a lo Apolo 13) debe ser algo muy caro. Tampoco se entiende muy bien que la tripulación se queje de la carencia de oxígeno cuando tienen un volumen presurizado equivalente a varios campos de fútbol. Sin embargo, hay partes que parecen exageradas pero que en realidad son correctas. Por ejemplo, la escena de la descompresión sin traje espacial no es ni mucho menos errónea, al contrario, como podemos leer aquí.
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