La nación que realizó esta hazaña no era la más avanzada tecnológicamente en su época. De hecho, en las décadas precedentes al Sputnik, la Unión Soviética había sufrido una de las dictaduras más atroces junto con la guerra más devastadora que hubiese conocido el mundo. Un pueblo que había visto como casi un 14% de su población era exterminada y gran parte de su infraestructura pulverizada, conseguía contra todo pronóstico poco más de veinte años después desarrollar la tecnología necesaria para abandonar la cuna de la Humanidad. Cierto es que no lo hizo por curiosidad científica: el Sputnik cabalgó a lomos del primer misil intercontinental: el R-7 diseñado por la oficina de Korolyov. En plena Guerra Fría la URSS se encontraba rodeada por países aliados de los EE.UU. plagados de bases desde las cuales los bombarderos americanos podían despegar y descargar su carga nuclear sobre territorio soviético en pocas horas, ventaja estratégica que no tenía Stalin. La única forma de alcanzar territorio estadounidense con una cabeza nuclear era desarrollar un misil balístico intercontinental (ICBM).
No deja de ser una paradoja que el R-7 se revelase como un misil completamente ineficaz y sin embargo se sigue usando hoy en día en su faceta civil bajo diferentes encarnaciones para llevar hombres y carga al espacio, aunque el régimen y el país que lo crearon hayan desaparecido.
En estos 50 años hemos conseguido habitar permanentemente la órbita baja e incluso doce miembros de nuestra especie lograron fugazmente caminar por la superficie lunar, aunque quizás lo más sorprendente es que hemos explorado casi todo nuestro Sistema Solar mediante sondas automáticas. Quién sabe dónde estaremos dentro otros 50 años...espero que muy, muy lejos.
Más info:
- Russian Space Web.
- Noticias del Espacio.
- Encyclopedia Astronautica.
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