Últimas novedades desde el polo norte marciano cortesía de Phoenix:
El LIDAR de Phoenix ha detectado nieve de agua cayendo desde nubes situadas a unos 4 km de altura.
Los instrumentos TEGA y MECA han detectado cantidades relativamente importantes de carbonato de calcio, compuesto que suele estar asociado con el agua líquida y cuya detección desde la órbita ha resultado ser problemática. TEGA ha detectado además indicios de arcillas, lo que es también muy significativo.
MECA confirma que el pH del suelo es de 8,3, similar a los océanos terrestres. Un dato fundamental a la hora de abordar temas tales como si existió alguna vez vida en Marte o la agricultura de las futuras colonias humanas.
El hielo de agua se resiste a ser detectado por los instrumentos de la nave, aunque hay evidencias de sobra en favor de su existencia en el lugar del aterrizaje.
Al cuarto intento, el cohete Falcon 1, desarrollado por la compañía SpaceX, logró realizar un lanzamiento con éxito desde la isla de Omelek (situada en el atolón de Kwajalein), convirtiéndose así en el primer cohete privado de combustible líquido en alcanzar la órbita. Se trataba del cuarto lanzamiento desde que tuvo lugar el primer vuelo de prueba inaugural en 2006. Este proyecto ha gozado de una gran repercusión mediática, pues son muchos los que esperan que el Falcon cumpla su promesa de abaratar los costes de acceso a la órbita, lo que viene a ser algo así como el Santo Grial de la astronáutica.
Tanta euforia no nos debe hacer olvidar que el primer cohete privado en alcanzar el espacio fue el Pegasus de Orbital Sciences, allá por 1990. Por cierto, el Pegasus fue también el encargado de lanzar en 1997 al satélite español MINISAT-01 desde el cielo de Canarias en la que fue la primera misión espacial lanzada desde Europa occidental y que convirtió al Aeropuerto de Gran Canaria en centro espacial.
Pero volvamos al Falcon 1. Detrás de este pequeño lanzador hay toda una historia de superación personal de esas que tanto fascinan a los estadounidenses: la compañía SpaceX, constructora del Falcon, fue fundada en 2002 por Elon Musk, famoso por ser el creador de PayPal. Musk se propuso desde un primer momento hacer realidad el sueño de un cohete comercial privado. Se trata de un pequeño lanzador de queroseno y oxígeno líquido de dos etapas capaz de poner 420 kg en órbita baja (LEO). Emplea un motor Merlin en la primera etapa y un Kestrel en la segunda. Ambos motores comparten un diseño minimalista con el objetivo de disminuir los costes de desarrollo y mantenimiento. La primera etapa del Falcon 1, junto con su motor Merlin, está diseñada para ser recuperada y reutilizada, abaratando así en teoría los costes de cada misión. SpaceX vende la carga útil del Falcon-1 por 7,9 millones de dólares, una minúscula cantidad comparada con otros lanzadores. El futuro Falcon-1e, versión mejorada que se espera entre en servicio en 2010 y con capacidad para 1010 kg, tendrá un precio de 9 millones.
Es aquí donde debemos matizar las noticias. El hecho de que SpaceX venda cada lanzamiento a 8-9 millones no significa que ese sea el coste real de cada misión. Y es que se nos suele olvidar algo tan básico como la diferencia entre coste y precio. Obviamente, dada la gran inversión de la compañía, el coste real es actualmente mucho mayor. Sólo el tiempo dirá si SpaceX consigue rentabilizar su Falcon 1. Naturalmente, el que una compañía de apenas 500 empleados consiga realizar la hazaña de alcanzar la órbita terrestre no es un logro en absoluto desdeñable. Por otra parte, son muchos los que opinan que tanto el Falcon 1 como el Pegasus no son proyectos totalmente privados, pues han contado con la ayuda del gobierno de los EE UU en forma de contratos para lanzamientos. En concreto, los dos primeros lanzamientos del Falcon 1 estaban patrocinados por la DARPA. Por eso se dice que estas prácticas no son más que una subvención encubierta.
Pero si estos días se habla tanto de SpaceX no es sólo por el éxito del pequeño lanzador. SpaceX tiene grandes planes y esos planes se llaman Falcon 9 y Falcon 9 Heavy. Falcon 9 es un cohete con capacidad para poner en LEO 12,5 t, lo que lo coloca en la misma categoría que el Zénit o el Soyuz (lanzado desde Kourou). El Falcon 9 Heavy es un monstruo con capacidad para 30 t en LEO, más potente que el Ariane 5 o el Protón. Ambos cohetes deben usar la misma tecnología que el Falcon 1, incluyendo eso sí, en el caso del Falcon 9, nada más y nada menos que hasta nueve motores Merlin en la primera etapa. Además de poner en órbita satélites, SpaceX planea lanzar con el Falcon 9 la nave Dragon, que contará con capacidad para transportar carga y astronautas a la ISS. Lo que diferencia al Falcon 9 y la Dragon de otros proyectos vaporware es el respaldo financiero (278 millones de dólares) de la NASA dentro de su programa COTS. Este programa fue creado para minimizar el impacto de la retirada del transbordador espacial en 2010. Como ha quedado patente estos días, los EE UU temen que tras esta fecha el control ruso sobre la estación espacial sea total, así que COTS pretende hacer más llevadera esta dependencia. Este es el motivo de que tanto los vuelos del Falcon 1 como las tribulaciones de SpaceX sean seguidos con gran atención por gobiernos e instituciones de todo el mundo.
Y es aquí donde debemos ser muy cautos. A nadie se le escapa que la diferencia entre el Falcon 1 y el Falcon 9 es abismal, tanta que es difícil creer que su desarrollo no vaya a estar exento de dificultades y retrasos. Sin embargo, SpaceX mantiene el objetivo de lanzar el primer Falcon 9 durante el segundo trimestre del próximo año. Si el desarrollo de un cohete tan complejo es un gran desafío, la construcción de una nave de carga con destino a la ISS lo es aún más. Es muy difícil creer que SpaceX consiga poner en órbita una nave de carga antes de la entrada en servicio del Orión de la NASA, por no hablar del desarrollo de una nave tripulada. Una reflexión aparte sería considerar hasta qué punto una Dragon tripulada sería una competencia para la Orión de la NASA.
Sin restar mérito a los ambiciosos planes de SpaceX, estamos quizás ante una burbuja mediática alimentada por la propia NASA, deseosa de presentarse ante los políticos de Washington como una agencia con alternativas de acceso a la ISS tras retirar al shuttle. Conviene aclarar en este punto que, aunque la Dragon se haga realidad, no se podrá eliminar por completo la dependencia de las naves rusas, pues seguirán siendo los cargueros Progress los únicos capaces de trasvasar combustible a los módulos de la estación.
Pese a todo, hay motivos de sobra para ser optimistas tras esta proeza de SpaceX. Esperemos que nos sigan sorprendiendo.
Llegada del Falcon-1 F4 a bordo de un C-17 de la USAF (SpaceX).
En el Blog del ATV podemos ver el fin de la primera nave de carga europea, el ATV-1 Jules Verne. Tras una éxitosa misión de seis meses, el ATV ha reentrado de forma controlada sobre el Océano Pacífico. El último encendido de frenado tuvo lugar a las 12:58 UTC, con una Delta V de 70 m/s (por comparación, el encendido de las Soyuz suele tener una Delta V de 150 m/s, ya que es único). La reentrada comenzó a los 120 km de altura a las 13:31 y el vehículo se desintegró a unos 70 km de altura a las 13:43 UTC.
Con el ATV, la ESA ha demostrado que posee la tecnología para operar naves espaciales tripuladas. Ahora veremos si tiene el coraje político y el dinero para desarrollar un vehículo tripulado, bien sea con colaboración Rusia, bien por su cuenta.
Mandar tu nombre a la órbita baja no tiene tanto glamour como mandarlo a Marte o a los confines del Sistema Solar, pero de todas formas si te apetece puedes inscribirte aquí para que tu nombre viaje con el satélite Glory de la NASA (me ha hecho gracia que incluya a las Islas Canarias como país o región aparte de España).
Hoy, 28 de septiembre de 2008, aterrizó en la Región Autónoma de Mongolia Interior (内蒙古自治区) la cápsula Shénzhōu 7 (神舟七号) tras una exitosa misión. Dentro estaban Zhái Zhìgāng (翟志刚), Liú Bómíng (刘伯明) y Jǐng Hǎipéng (景海鹏). Zhái ha sido el comandante (指令长, zhǐlìngzháng) de la misión, mientras que Liú voló como "astronauta del módulo orbital" (轨道舱航天员, guǐdaòcāng hángtiānyuán) y Jǐng como "astronauta encargado del módulo de retorno" (返回舱值守航天员, fǎnhuícāng hángtiānyuán).
China ha demostrado poseer una tecnología madura de vuelos tripulados que le ha permitido llevar a cabo sin ningún percance esta misión en la que Zhái se ha convertido en el Leonov chino, tras realizar un paseo espacial ayer día 27 de septiembre, junto con Liú. El módulo orbital de la nave fue despresurizado a las 8:30 UTC y tardó ocho minutos en alcanzar una presión de 20 milibares (más del doble de la presión atmosférica de Marte), lo suficiente para abrir la escotilla sin que se produjese una descompresión explosiva. Zhái empleó el traje chino Fēi Tiān (飞天, "ángel"), mientras que Liú usó un traje ruso Orlán M para permanecer en el interior del módulo orbital ayudando a su compañero. Zhái estuvo fuera desde las 8:43 hasta las 8:58 UTC, cerrando la escotilla a las 9:00. La duración de la actividad fue de 15 minutos en el exterior de la nave y unos 40 minutos de despresurización. Durante la EVA, Liú pasó a Zhái una banderita china que éste agitó en el espacio en lo que sin duda fue el punto álgido de la misión. Hay cierta polemica sobre si Liú realizó una EVA o una SEVA (Stand-up EVA), dependiendo de los criterios empleados para definir la actividad. Mientras la EVA se desarrollaba, Jǐng permaneció en la cápsula sin traje de presión, monitorizando sistemas. También se separó un pequeño subsatélite de 40 kg que transmitió imágenes de la nave en órbita.
El día 28, a las 8:48 UTC el módulo orbital fue eyectado, permaneciendo en órbita. Puesto que el módulo de esta misión carece de paneles solares, solamente transmitirá datos hasta que se le agoten las baterías. Recordemos que las Shénzhōu tienen la capacidad de dejar en órbita los módulos orbitales, capacidad que aprovecharán en siguientes misiones. Las Soyuz rusas también tienen pueden realizar esta maniobra, pero tras el incidente de la Soyuz TM-5 se abandonó este procedimiento. Por otro lado, los módulos de las Soyuz son mucho más pequeños que los de la Shénzhōu, por lo que su utilidad es mínima.
A las 8:51, sobre el Atlántico Sur, la nave encendió su motor durante dos minutos para abandonar la órbita. A las 9:13 la cápsula se separó del módulo de servicio para comenzar la reentrada atmosférica. A las 9:24 se desplegó con éxito el paracaídas principal, aterrizando a las 9:37 UTC.
Antes del regreso, la cámara a bordo del módulo orbital nos proporcionó bonitas vistas (Xinhua).
Vista de la nave desde una cámara en el módulo de servicio tras la separación del módulo orbital (CCTV).
Separación de la cápsula (se aprecia el escudo térmico) (CCTV).
La tripulación durante el descenso (CCTV).
Descenso de la Shenzhou 7 (Xinhua).
Los cuatro retrocohetes de la cápsula se encienden justo antes de tocar el suelo (Xinhua).
El equipo de rescate se dirige hacia la cápsula (CCTV).
La cápsula Shenzhou 7 (Xinhua).
Antes de salir, la tripulación debe esperar 15 minutos para aclimatarse a la gravedad terrestre (Xinhua).
La feliz tripulación (Xinhua).
Misión cumplida (Xinhua).
Lugar del aterrizaje en Google Maps.
Técnicos con el subsatélite antes del lanzamiento (CCTV).
Geometría de separación del subsatélite (CCTV).
La Shenzhou vista por el subsatélite (CCTV).
Imagen para el recuerdo (CCTV).
El Feitian (Xinhua).
Vídeo de la reentrada y el aterrizaje (¿cuándo veremos uno similar de la Soyuz?).
China se ha convertido oficialmente en la tercera nación en llevar a cabo una actividad extravehicular (EVA) por sus propios medios (bueno, propios, propios, lo que se dice propios, no exactamente, más bien con un poquito de ayuda de los rusos).
Zhai Zhigang es ya desde hoy el primer chino que ha realizado un paseo por el espacio, dentro de su traje Feitian (una versión china del Orlán ruso). Liu Boming, con un traje Orlán M, le ayudó desde el interior del módulo orbital, aunque también se "asomó" fuera para ayudar a su compañero. Pese a que la duración inicial de la EVA debía ser de 40 minutos, al final fue bastante más corta, unos 22 minutos entre apertura y cierre de la escotilla. Según los criterios rusos de EVAs, ambos astronautas realizaron una EVA, aunque para la prensa china sólo Zhigang fue el protagonista, posiblemente porque Boming llevaba un traje de fabricación rusa. Por otro lado, según los criterios de la NASA, Boming realizó lo que se denomina una "EVA de pie" (stand-up EVA), como la que llevó a cabo Scott durante el Apolo 15. Jing Haipeng esperó a sus compañeros en el interior del módulo de descenso, curiosamente sin traje de presión.