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Wednesday, October 29, 2008

Planes chinos tras la Shenzhou 7

Tras el reciente éxito de su tercera misión tripulada, surge la duda sobre qué planea hacer China a corto plazo con su programa espacial. En un periodo de cinco años, los chinos han demostrado la viabilidad, que no fiabilidad, de la nave Shenzhou realizando vuelos con varios tripulantes y actividades extravehiculares (EVAs). En definitiva, podemos decir que China cuenta con la tecnología necesaria para desarrollar un programa espacial complejo, excepto en dos áreas cruciales: acoplamientos y largas permanencias en el espacio. Por este motivo es de suponer que las próximas misiones irán encaminadas a desarrollar estas dos técnicas, cruciales si el gigante asiático quiere afianzar su presencia en el espacio.

No obstante, las declaraciones de las autoridades chinas no han permitido detallar los siguientes pasos a seguir. En un primer momento se hizo público un esquema un tanto confuso: de acuerdo con este plan, la próxima nave, Shenzhou 8, sería lanzada en 2010 sin tripulación. Pese a su nombre, se insinuó que se trataría de otro tipo de vehículo, probablemente un minilaboratorio espacial. Poco después sería lanzada la Shenzhou 9, también sin tripulación, que se acoplaría a la Shenzhou 8. La Shenzhou 10, con tres astronautas, se acoplaría entonces al complejo Shenzhou 8 - Shenzhou 9. Este plan parecía razonable en un primer momento, ya que la misión de la Shenzhou 9 permitiría a China ensayar acoplamientos automáticos y validar la capacidad de la nave para permanecer en órbita varios meses. De este modo, China tendría la tecnología necesaria para construir un equivalente de las naves de carga rusas Progress y mantener así una estación espacial de forma indefinida. Además, la Shenzhou 9 podría elevar además la órbita del complejo hasta que llegase la Shenzhou 10, tal y como hacen las Progress con la ISS. Y todo este plan usaría el relativamente pequeño lanzador CZ-2F/G, demostrando que no es necesario emplear un cohete tipo Protón o Ariane 5 para lanzar un laboratorio espacial.

Este plan era muy lógico hasta que China reveló la existencia de un pequeño laboratorio espacial de ocho toneladas denominado Tiangong (天宫, "palacio celestial") que sería lanzado en 2010-2011. En un principio se pensó que el Tiangong-1 no sería más que la Shenzhou 8 con otro nombre, pero algunos informes oficiales desmintieron esta hipótesis, sugiriendo que las Shenzhou 8 y 9 serían efectivamente naves Shenzhou sin tripulación que se acoplarían al Tiangong-1. Nos podemos preguntar entonces por qué necesita China dos naves sin tripulación antes de de lanzar astronautas al Tiangong. La respuesta no está clara, pero quizás la Shenzhou 8 se dedicará íntegramente a practicar la delicada maniobra de acoplamiento automático y la Shenzhou 9 podría ser una prueba de larga exposición al espacio, pudiendo transportar además víveres para la tripulación de la Shenzhou 10. Imposible saber más hasta que las autoridades chinas no desvelen el diseño del Tiangong y sepamos cuántos puertos de atraque posee. Si tuviera dos, China estaría en condiciones de llevar a cabo misiones espaciales de duración intermedia (semanas o meses) con esta tecnología. En todo caso, parece ser que la vida útil del Tiangong es de sólo dos o tres años, por lo que probablemente no veamos más de una o dos misiones tripuladas para cada Tiangong (si es que hay un Tiangong-2), de manera similar a las primeras estaciones Salyut y Almaz.

Las filtraciones de imágenes y conceptos correspondientes al Tiangong que circulan por Internet se corresponden con un diseño consistente en un pequeño módulo cilíndrico acoplado a un módulo de servicio. Es difícil calibrar la exactitud de estas imágenes, pero la experiencia previa nos demuestra que el programa espacial chino, pese a su secretismo, ha sido bastante claro en cuanto a sus intenciones siempre y cuando uno sepa leer entre líneas.


Concepción artística de una Shenzhou acoplándose a un minilaboratorio chino: ¿el Tiangong? (Nasaspaceflight.com).


Otra imagen del Tiangong (Nasaspaceflight.com).


Hace años, China presentó esta maqueta de miniestación espacial. Es muy posible que se trate del diseño del Tiangong, aunque también es posible que no sea así y que las anteriores imágenes estén inspiradas en esta maqueta (Nasaspaceflight.com).


Para aumentar la confusión, hace poco se pudo ver esta imagen de una Shenzhou (arriba) acoplado a lo que podría ser el Tiangong (abajo). Muchos expertos piensan que se trata de una representación más consistente con la realidad (Nasaspaceflight.com).

Lo que sin duda podemos afirmar con rotundidad es que el desarrollo de un programa a "cámara lenta" está siendo todo un éxito. Y es que China tiene mucho que perder y poco que ganar si acelera el ritmo. Por un lado, el incremento del coste asociado a un programa más dinámico podría ser prohibitivo. Además, a nadie se le escapa que un incremento en la frecuencia de misiones traería consigo la probabilidad de un fracaso, algo que sería muy preocupante en un programa de clara orientación propagandística. Por otro lado, como bien comenta Javier Casado, está muy claro que China ha sabido rentabilizar al máximo sus misiones tripuladas desde el punto de vista de la opinión pública. Lanzar más misiones supondría entrar en una "rutina" que alejase el interés de los medios.

Está claro que China ha elegido un camino único y singular para su programa tripulado, sin perder de vista las referencias históricas de rusos y norteamericanos, pero al mismo tiempo sin tratar de copiarlos directamente. Es importante destacar que, por el momento, China está desarrollando su programa en solitario, a diferencia de un posible programa tripulado japonés o europeo, que sin duda colaboraría desde un primer momento con los EE UU y/o Rusia. En este sentido, el programa chino podría servir de referencia para otras naciones que también han manifestado su deseo de desarrollar un programa tripulado, como es el caso de la India.

¿Y el futuro? Nadie lo sabe, probablemente ni los propios chinos. Todo depende de cómo se desarrollen de los planes antes expuestos y, naturalmente, del presupuesto disponible, especialmente ahora con la amenaza de una crisis mundial. Cualquier plan más ambicioso pasa necesariamente por el desarrollo de un lanzador similar al Ariane 5 o el Protón: el futuro CZ-5.


Posible apariencia del CZ-5 (Nasaspaceflight.com).

Con el CZ-5 China podría elegir lanzar estaciones espaciales similares a las Salyut o decantarse por mandar misiones de circunnavegación lunares como las Zond/L1 soviéticas. En todo caso, el CZ-5 es un paso imprescindible no sólo de cara al programa tripulado, sino también para consolidar a China como potencia espacial.


Concepto artístico de una estación china de 20-25 t (Nasaspaceflight.com).


Otro concepto artístico de una estación china formada por varios módulos similar a la Mir (Chinese Society of Astronautics).

¿Y qué hay del alunizaje? Actualmente, la tecnología espacial china no está preparada para mandar un hombre a la superficie lunar antes de 2020, quizás incluso no antes de 2030. En teoría, sería posible realizar una misión lunar con tres o cuatro lanzamientos del CZ-5, pero sería una pesadilla logística con muchas posibilidades de fracaso. Esta claro que si China desea embarcarse en un programa lunar necesita desarrollar un lanzador gigante tipo Ares V/Energía.


Esquema de misión lunar con cuatro lanzamientos del CZ-5 (The Space Review).

Actualmente China se haya en una fase crítica para su programa espacial. En los próximos años se tomarán decisiones que configurarán el panorama espacial chino de las siguientes décadas, por lo que vale la pena estar atentos.

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