Tras Juno, la próxima sonda que la NASA mande a Júpiter será muy probablemente una misión flagship (de las caras, más de 3000 millones de dólares) para el estudio de Europa. Sin embargo, si al final la próxima flagship va a Titán, también es muy posible que se pueda enviar antes una misión tipo Discovery más barata (unos 450 millones) para estudiar Ío, el mundo con más actividad volcánica del Sistema Solar. Esta misión, denominada tentativamente Io Volcano Observer (IVO), emplearía un generador de radioisótopos tipo Stirling (ASRG) como fuente de energía eléctrica. Los RTG tipo Stirling permiten generar la misma cantidad de energía eléctrica con cuatro veces menos material radiactivo, lo que los hace muy interesantes de cara a las relaciones públicas de la NASA. Debido a su bajo coste, IVO no podría llevar el combustible necesario para ponerse en órbita alrededor de Ío, así que usaría una órbita con alta inclinación (de más 45º y con un periodo de entre 30 y 200 días) para evitar los mortíferos cinturones de radiación del planeta y encontrarse con Ío en cada periápsis (perdón, pero es que perijovio me suena a insulto).
Concepto de IVO (NASA).
El próximo año se abrirá el plazo para la presentación de candidaturas de nuevas misiones de tipo Discovery. Entonces sabremos si IVO se encuentra entre las candidatas (depende de si la NASA decide incluir el coste de los ASRG en el presupuesto de la misión o no). Si no es así, IVO podría probar suerte como misión New Frontiers. De ser aprobada, sería lanzada en 2013 ó 2014, alcanzando Júpiter en 2020.
La próxima misión flagship a Júpiter es posible que sea JEO (Jupiter Europa Orbiter), un orbitador de Europa con radar para investigar la existencia de un océano en la luna (NASA).
¿Quién no quiere visitar este mundo?
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