Además del diseño de las sondas propiamente dichas, la URSS tuvo que crear una infraestructura de estaciones de seguimiento, tanto fijas como a bordo de buques, así como un nuevo cohete, basado en el misil R-7, con una etapa superior necesaria para lanzar un objeto con la velocidad de escape requerida para alcanzar la Luna.
Los EE UU habían perdido la carrera por el primer satélite artificial de la Tierra ante el Sputnik, pero ahora estaban dispuestos a adelantar a los soviéticos lanzando un pequeño Pioneer hacia la Luna en agosto de 1958. Por suerte para Korolyov, el cohete que debía lanzar al Pioneer explotó durante el lanzamiento. Pero la alegría no le duró mucho, pues el 28 de septiembre la primera Ye-1 quedó destruida al explotar su cohete 93 segundos después del despegue.
El 11 de octubre le tocaba el turno otra vez a los americanos con la Pioneer 2, pero volvieron a fallar, esta vez por culpa de la tercera etapa del lanzador. Korolyov respondió al día siguiente con el lanzamiento de otra Ye-1, pero el cohete explotó nuevamente. El 4 de diciembre un consternado Korolyov contempló una vez más otro fallo similar. Igualmente, los americanos no supieron aprovechar la ventaja y la Pioneer 3 fracasó en su objetivo. La frustración en ambos bandos era evidente, aunque los accidentes soviéticos nunca llegaron al conocimiento de la opinión pública.
Por fin, el 2 de enero de 1959, el cohete R-7 modificado (8К72 NºB1-6) con una etapa superior fabricada por Semyon Kosberg despegó con éxito desde Baikonur e impulsó a la pequeña Ye-1 hasta alcanzar la velocidad de escape (11,4 km/s). Por vez primera un objeto fabricado por el Hombre abandonaba la Tierra.
La sonda Ye-1 (Novosti Kosmonavtiki).
Para simplificar el diseño de la etapa superior, ésta debía encenderse inmediatamente después de las otras, así que, a diferencia de misiones posteriores, no se podía alcanzar primero una órbita de aparcamiento para afinar la navegación y corregir los errores que se habían cometido durante el lanzamiento. Como consecuencia, estas primeras misiones lunares hacían gala de grandes errores de navegación imposibles corregir, ya que la Ye-1 carecía de sistema de propulsión. Como resultado de estas limitaciones, la primera Ye-1 no impactaría contra la Luna, pero pasaría muy cerca.
La Ye-1 tenía una masa de 156 kg y era muy parecida al primer Sputnik, aunque contaba con una serie de instrumentos rudimentarios para medir el campo magnético y la radiación en las cercanías de nuestro satélite. El 3 de enero, a 113000 km de la Tierra, la nave soltó una pequeña nube de sodio para permitir a los astrónomos seguir y calcular la trayectoria de la nave. El 4 de enero de 1959 la sonda pasó a 5965 km de la superficie lunar y posteriormente entró en órbita solar, donde todavía se encuentra en la actualidad.
La Ye-1 fue denominada por los medios soviéticos como Primera Nave Espacial o Primera Nave Cósmica. También recibió el apodo de Mechtá (Мечта, "sueño"). Algunos periódicos la denominaron Lunnik (Лунник), neologismo cariñoso formado a partir de los términos "Luna" y "Sputnik". Sólo en 1963 se decidió ponerle el nombre con el que hoy la conocemos: Luna 1 (Луна 1). Para entonces la URSS ya tenía en marcha un programa desarrollado de sondas espaciales lunares no tripuladas. Sin embargo, el sobrenombre "Lunnik" se resistió a desaparecer y llegó a ser muy popular en Occidente, probablemente porque parecía más "ruso" que el simple "Luna". De hecho aún hoy podemos encontrar muchos libros que nos hablan de las sondas "Lunnik", pese a que jamás ninguna nave soviética recibió oficialmente esta dominación.
Referencias:
- Soviet and Russian Lunar Exploration, Brian Harvey (Springer-Praxis, 2006).
- Сорок лет полету «Луны-1», I. Cherniy. Novosti Kosmonavtiki (1999).
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