Su afán constructor (Abu Simbel, Karnak, el Rameseum, ...), dotó a Egipto de imponentes obras arquitectónicas cuyo objetivo además del meramente religioso, fue la propaganda política.
Con el inicio de la dinastía XVIII, Ahmosis (1552-1527 ac) consiguió expulsar a los hicsos de Egipto y reunificar el país. Tutmosis III (1468-1436 ac) será el encargado de la gran expansión egipcia cuyos dominios llegarán por el Norte hasta el Eufrates (incluyendo Canaan, el Sinai y Siria) y por el Sur en Nubia alcanzarán la cuarta catarata del Nilo.
Extension del Imperio bajo Tutmosis III
(Imagen recogida de la Wikipedia)
Seguirá un periodo de profunda crisis protagonizado por Amenofis IV (Akenaton) y su reforma religiosa. Esto favoreció que algunos de los territorios de Canaan y Siria se independizaran y otros cayeran en manos de la nueva potencia emergente de la zona: los Hititas.
El Padre de Ramsés II, Seti I iniciará la reconquista de los territorios perdidos y su hijo seguirá sus pasos. La batalla de Qadesh entre Egipto e Hititas, supuso el parón definitivo de la expansión de Ramsés II por el Oriente Próximo.
Egipto en tiempos del Faraón Ramsés II
Después de Ramsés II vendrán nuevos retos que irán debilitando progresivamente a Egipto: las incursiones desde el este por los Libios y las invasiones que sufrió todo el Oriente Próximo por los denominados Pueblos del Mar.
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