Antes de la decisiva batalla de Hattin (4 de julio de 1187) en la cual los cruzados sufrieron una estrepitosa derrota y que supondría la posterior caída de numerosos territorios que los cruzados habían conquistado en Tierra Santa incluido el Reino de Jerusalén, Saladino ya se había hecho con el control de todo Egipto y una importante extensión del Oriente Próximo.
La unificación de los territorios árabes bajo un único poder, costó a Saladino varias décadas de guerras y esfuerzos diplomáticos. Desde su base en Egipto, su clan, los Ayyubis consiguieron el control de Yemen (1173), Damasco (1174) y Alepo (1183). En 1186 conquistaría Jazira (formado por el este de Siria, sureste de Turquía y noreste de Irak), una rica región que proporcionaría importantes recursos materiales y humanos para su posterior conquista de Jerusalén.
Los Estados Latinos de Oriente (como se les llamaba a las posesiones de los cruzados) se encontraban totalmente rodeados por un pueblo que ahora si, estaba unido bajo la imponente figura de Saladino. Y si bien en sus comienzos los cruzados se valieron de las desavenencias internas de los pueblos árabes para lograr sus conquistas, éstas ahora ya no existían.
Por otra parte, la época de conquistas de los primeros cruzados hacia tiempo que había llegado a su fin. Y los habitantes de los Estados Latinos tenían más que suficiente con mantener los territorios que ya poseían y que veían diezmarse con los años y las acometidas árabes. Solicitaban ayuda insistente a sus hermanos de occidente o al Imperio Bizantino pero tras el fiasco que supuso la Segunda Cruzada en 1148 y la humillante derrota de Bizancio en la Batalla de Myriokephalon en 1176, éstos sabían que estaban solos.
A todo esto debemos unir el resurgimiento de un concepto que había permanecido adormecido durante siglos y que la escolástica suní hizo resurgir: hablamos de la idea de yihad o Guerra Santa contra el infiel.
La suerte de los cristianos en oriente estaba echada.
JF
La unificación de los territorios árabes bajo un único poder, costó a Saladino varias décadas de guerras y esfuerzos diplomáticos. Desde su base en Egipto, su clan, los Ayyubis consiguieron el control de Yemen (1173), Damasco (1174) y Alepo (1183). En 1186 conquistaría Jazira (formado por el este de Siria, sureste de Turquía y noreste de Irak), una rica región que proporcionaría importantes recursos materiales y humanos para su posterior conquista de Jerusalén.
Los Estados Latinos de Oriente (como se les llamaba a las posesiones de los cruzados) se encontraban totalmente rodeados por un pueblo que ahora si, estaba unido bajo la imponente figura de Saladino. Y si bien en sus comienzos los cruzados se valieron de las desavenencias internas de los pueblos árabes para lograr sus conquistas, éstas ahora ya no existían.
Por otra parte, la época de conquistas de los primeros cruzados hacia tiempo que había llegado a su fin. Y los habitantes de los Estados Latinos tenían más que suficiente con mantener los territorios que ya poseían y que veían diezmarse con los años y las acometidas árabes. Solicitaban ayuda insistente a sus hermanos de occidente o al Imperio Bizantino pero tras el fiasco que supuso la Segunda Cruzada en 1148 y la humillante derrota de Bizancio en la Batalla de Myriokephalon en 1176, éstos sabían que estaban solos.
A todo esto debemos unir el resurgimiento de un concepto que había permanecido adormecido durante siglos y que la escolástica suní hizo resurgir: hablamos de la idea de yihad o Guerra Santa contra el infiel.
La suerte de los cristianos en oriente estaba echada.
JF
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