Hoy ha fallecido Qián Xuésēn a la edad de 99 años (钱学森, a veces escrito Tsien Hsue-Shen según el sistema de romanización Wade-Giles). A muchos no les sonará este nombre de nada, pero se trata de nada más y nada menos que del padre de la astronáutica china. Qián, a quien a veces se le denomina "el Korolyov chino", estudió en Estados Unidos, donde tuvo contacto con los misiles V-2 capturados a los nazis tras la Segunda Guerra Mundial y participó en el incipiente programa de misiles estadounidense. En 1951 fue arrestado bajo la infundada sospecha de ser un espía comunista durante la histeria de la caza de brujas dirigida por McCarthy. En 1955 pudo viajar a la República Popular China tras intensas negociaciones entre ambos países. Junto a Qián, los EEUU devolvieron a 93 científicos a cambio de 76 prisioneros de guerra norteamericanos capturados en Corea.
Una vez en su país natal, comenzó a trabajar en el desarrollo de cohetes dentro la Academia de Ingeniería Militar de Harbin. Poco después se ganaría el favor del nuevo gobierno chino y pronto pudo liderar el programa de misiles que surgió tras la firma de un acuerdo con la URSS en 1956.
En 1960 el equipo liderado por Qián lanzaría un misil R-2 soviético fabricado en China. Este sería el primer misil chino, que sería bautizado como DF-1 (Dōngfēng 东风, "viento del este"). En octubre de 1966 se lanzaría el DF-2A, el primer misil con cabeza nuclear.
El 24 de abril de 1970, un DF-4 modificado con una etapa adicional puso en órbita el primer satélite chino, el Dōng Fāng Hóng 1 (东方红一号, "el Este es rojo"). Este nuevo cohete recibió la denominación Larga Marcha 1 (CZ-1) y sería la base de todos los lanzadores chinos hasta la actualidad.
Pese a sus logros, la figura de Qián ha sido sistemáticamente ignorada por la mayoría de historiadores de la era espacial. Esperemos que su fallecimiento sirva al menos para reivindicar su obra.
Qian Xuesen en 1955.
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