El Imperio Romano diseñó una red viaria de nada menos que 100.000 kilómetros de calzadas, uniendo con Roma los puntos más remotos de sus extensos dominios. La mayoría de las rutas se construyeron principalmente por razones militares y permitían el rápido traslado de tropas allí donde fueran necesarias. A medida que el ejército romano avanzaba por los territorios que conquistaba se hacía necesario asegurar las comunicaciones entre los distintos cuerpos y los puestos de mando, así como asegurar el abastecimiento de las tropas y la movilidad de las mismas.
También el comercio sacó un gran provecho de estas infraestructuras, pues permitieron un mayor dinamismo de la economía ya que el flujo de mercancías se realizaba de una forma mucho más rápida, llegando a todos los núcleos de población importantes. Además, el intercambio de productos llegaba fácilmente a ciudades y pueblos del interior del continente y no solo a las zonas costeras (como en el caso de los comerciantes griegos y fenicios).
El ejército, el comercio, la cultura, la religión, … todos ellos se aprovecharon de una de las obras arquitectónicas que más transcendencia ha tenido en el ámbito de las civilizaciones.
La cultura y la religión también se servirían de estos caminos y a la vez que los ejercitos y los comerciantes viajaban de una región a otra, llevaban consigo a su vez nuevas ideas y nuevas religiones como ocurrió con el mitraismo o el cristianismo.
El ejército, el comercio, la cultura, la religión, … todos ellos se aprovecharon de una de las obras arquitectónicas que más transcendencia ha tenido en el ámbito de las civilizaciones.
Las calzadas romanas se construyeron para perdurar en el tiempo con sólidos cimientos coronados por losas resistentes. La superficie de las calzadas era ligeramente más alta en el centro que en los márgenes, lo que permitía el drenaje del agua; gracias a ello la red podía utilizarse durante todo el año. Poseían una anchura de entre los 4 y los 6 metros y una profundidad de firme de entre medio y un metro.
También tuvieron su importancia en el final del imperio romano pues facilitaron en gran medida el desplazamiento de los pueblos bárbaros. Sin embargo su gran éxito, no sucumbirá al imperio ya que muchas de estas vías siguieron utilizándose a lo largo de la Edad Media.
Jose
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