Bigelow Aerospace es, junto a SpaceX o Virgin Galactic, una de las compañías aeroespaciales del momento. Tanto, que hasta merece un reportaje de los profetas del capitalismo mundial (The Economist). Esta empresa se ha hecho famosa por proponer estaciones espaciales turísticas/comerciales basadas en módulos inflables (Genesis 1 y 2), una idea que resulta mucho más sencilla sobre el papel que en la práctica.
Pero si alguien creía que Bigelow se iba a conformar con la órbita baja, estaban equivocados, porque el departamento de marketing de la compañía piensa a lo grande. Lo último: una base lunar con capacidad para 18 personas, por supuesto, usando módulos hinchables. No es la primera vez que una empresa privada habla de bases en la Luna (¿se acuerdan de los hoteles lunares japoneses?), pues al fin y al cabo, las presentaciones Power Point son prácticamente gratis, pero sí me ha llamado la atención la arquitectura elegida para este "proyecto". Efectivamente, Bigelow apuesta por montar la base lunar en un punto de Lagrange (L1) junto con una instalación espacial -también basada en módulos hinchables- para supervisar el montaje. La idea, usando puntos de Lagrange y depósitos de combustible orbitales lanzados por cohetes de tamaño medio, nos recuerda mucho a los planes de ULA, pero con más ambición. Una vez montada, la base formada por tres módulos BA 330 alunizaría automáticamente (!!??) y poco después llegarían las tripulaciones desde la estación de Lagrange (¿en qué naves?).
La base se montaría en un punto de Lagrange o en órbita lunar baja... (Bigelow/Space.com)
...y voilà!, alunizaría lista para ser usada (Bigelow/space.com).
Se trata de un proyecto con nulas posibilidades de hacerse realidad sin ayuda estatal o de otras compañías, pero el que muchos lo tomen en serio revela el auténtico estado de trance místico en el que los medios se encuentran cuando hablamos de comercialización del espacio.
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