Oleg Kótov, comandante de la Expedición 23 de la ISS, ha reunido una interesante colección de fotos tomadas desde la estación espacial. Aunque su faceta de fotógrafo no es tan conocida en la blogosfera como la de su compañero Soichi, entre sus imágenes hay algunas realmente hermosas:
(Roskosmos/Oleg Kotov).
El resto de imágenes, en la Galería de Oleg Kótov.
Monday, May 31, 2010
La galería de Oleg Kotov
Crisis y Política en la España del 2010
El domingo 30 de mayo, el periódico el Mundo hacia pública una encuesta realizada por la agencia Sigma Dos acerca de la valoración política del gobierno socialista así como de la intención de voto del momento actual.
Sunday, May 30, 2010
Colisión de un cometa con el Sol en 3D
La colisión de un cometa con el Sol es un fenómeno relativamente frecuente, como el observatorio espacial SOHO nos ha enseñado en repetidas ocasiones. Pero ahora hemos podido asistir a la primera colisión de un cometa observada en tres dimensiones gracias a los observatorios STEREO de la NASA, que estudian el Sol desde dos posiciones distintas de la órbita terrestre:
La imagen de la izquierda fue tomada por el satélite STEREO B, que orbita detrás de la Tierra, mientras que la imagen de la derecha ha sido tomada STEREO A. La parte exterior de las imágenes corresponden a observaciones del instrumento COR-2, la parte central es del COR-1 y el disco solar es obra de EUVI. Los instrumentos COR trabajan en longitud de onda visible, mientras que el EUVI observa en el ultravioleta (171 Å).
La imagen de la izquierda fue tomada por el satélite STEREO B, que orbita detrás de la Tierra, mientras que la imagen de la derecha ha sido tomada STEREO A. La parte exterior de las imágenes corresponden a observaciones del instrumento COR-2, la parte central es del COR-1 y el disco solar es obra de EUVI. Los instrumentos COR trabajan en longitud de onda visible, mientras que el EUVI observa en el ultravioleta (171 Å).
Avances con el Cygnus
El primer módulo presurizado de la nave de carga Cygnus, denominado PCM (Pressurized Cargo Module), está siendo finalizado en la fábrica de Thales Alenia Space en Turín, Italia. Junto a la nave Dragon de SpaceX, Cygnus será el principal medio que tendrá la NASA para llevar carga a la ISS tras la retirada del transbordador este año. El primer lanzamiento del Cygnus dentro del programa COTS (Commercial Orbital Transportation Services) deberá tener lugar en la primavera de 2011. La compañía Orbital ha firmado con la NASA dos contratos para lanzar a la ISS ocho misiones Cygnus dentro del programa CRS (Commercial Resupply Services) mediante cohetes Taurus II, también construidos por Orbital en colaboración con Ucrania.
PCM (Pressurized Cargo Module) (Orbital).
La nave Cygnus tiene una masa máxima de 5500 kg y unas dimensiones de 5,1 x 3,1 metros. Está dividida en dos partes: un módulo de servicio (con la aviónica, paneles solares de 3,5 kW y sistemas de propulsión) y el módulo presurizado PCM con la carga útil para la ISS. El módulo de servicio está fabricado por Orbital usando los sistemas LEO y LEOStar empleados en los satélites STAR-GEO. El segmento presurizado PCM -de 1800 kg (sin carga), 3,8 m de longitud y 18,7 metros cúbicos- está basado en los módulos MPLM (Multi-Purpose Logistics Module), también construidos por la empresa europea Thales Alenia Space para las misiones del transbordador espacial a la ISS. Puede llevar hasta 2000 kg de carga en las primeras versiones, aunque se espera poder aumentar esa cifra hasta los 2700 kg en el futuro.
Cygnus (Orbital).
Etapas en el desarrollo del Taurus II y Cygnus (Orbital).
Misiones del programa COTS (NASA).
PCM (Pressurized Cargo Module) (Orbital).
La nave Cygnus tiene una masa máxima de 5500 kg y unas dimensiones de 5,1 x 3,1 metros. Está dividida en dos partes: un módulo de servicio (con la aviónica, paneles solares de 3,5 kW y sistemas de propulsión) y el módulo presurizado PCM con la carga útil para la ISS. El módulo de servicio está fabricado por Orbital usando los sistemas LEO y LEOStar empleados en los satélites STAR-GEO. El segmento presurizado PCM -de 1800 kg (sin carga), 3,8 m de longitud y 18,7 metros cúbicos- está basado en los módulos MPLM (Multi-Purpose Logistics Module), también construidos por la empresa europea Thales Alenia Space para las misiones del transbordador espacial a la ISS. Puede llevar hasta 2000 kg de carga en las primeras versiones, aunque se espera poder aumentar esa cifra hasta los 2700 kg en el futuro.
Cygnus (Orbital).
Etapas en el desarrollo del Taurus II y Cygnus (Orbital).
Misiones del programa COTS (NASA).
El Gasto Militar en el Mundo
Al igual que otras métricas económicas, el gasto militar en todo el mundo puede ser calculado como porcentaje del gasto de cada país con respecto al producto interno bruto del mismo.
En general, Oriente Medio destaca por su gran consumo militar en comparación con el PIB de los países de la región. África constituye una mezcla de países en los que algunos pese a su bajo PIB se sitúan a la altura de los mayores consumidores. En Europa y el continente americano el gasto se posiciona en un punto intermedio destacando EEUU y Rusia. En el punto más bajo cabe destacar naciones como Australia y Japón.
En general, Oriente Medio destaca por su gran consumo militar en comparación con el PIB de los países de la región. África constituye una mezcla de países en los que algunos pese a su bajo PIB se sitúan a la altura de los mayores consumidores. En Europa y el continente americano el gasto se posiciona en un punto intermedio destacando EEUU y Rusia. En el punto más bajo cabe destacar naciones como Australia y Japón.
Al comparar el gasto militar total del mundo, destaca Estados Unidos con 711 mil millones dólares al año, lo cual representa el 48% del total mundial mientras toda América Central y Sudamérica con un consumo de 30 mil millones anuales solo alcanzan un 2%. Europa con un total de 289 millones de dólares se sitúa en el 20% del total mientras que Rusia tan solo alcanza el 4%.
Jose
La habitabilidad de Gliese 581 d
De los más de 450 planetas extrasolares descubiertos hasta la fecha, ninguno es como la Tierra, es decir, tiene la masa de nuestro planeta y se encuentra en la zona habitable de su estrella. Pero sí se han descubierto exoplanetas que, aún siendo más grandes que el nuestro, se hallan en la zona habitable. Por supuesto, la inmensa mayoría son gigantes gaseosos, lo que implica que, con el permiso de Carl Sagan, muy probablemente no existirá vida en ellos. Cierto es que las hipotéticas lunas que orbiten estos planetas podrían ser habitables, pero en todo caso su detección con los medios técnicos actuales sería muy compleja, cuando no directamente imposible.
Y ahí es donde las supertierras entran en juego. Las supertierras son planetas con una masa entre una y diez veces la de nuestro planeta. Se supone que diez masas terrestres es el límite que separa los planetas "rocosos" como la Tierra o Venus de los gigantes de hielo como Urano o Neptuno. Por supuesto, como otras tantas fronteras astronómicas, ésta es más que discutible, pero muy útil en las discusiones sobre habitabilidad planetaria. Al fin y al cabo, no es lo mismo tener una superficie sólida sobre la que caminar que no tenerla.
De entre todos los sistemas planetarios conocidos, el más prometedor es el que rodea a Gliese 581, también conocida por su acrónimo de catálogo Gl 581 (que, por cierto, debe pronunciarse "glise", pues no en vano el autor de este catálogo fue el astrónomo alemán Wilhelm Gliese). Gl 581 no es especialmente impresionante, pues se trata de una pequeña enana roja -como la mayoría de estrellas de la Vía Láctea- de tipo espectral M3 con apenas el 30% de la masa del Sol. Pero Gl 581 es especial porque posee cuatro planetas a su alrededor, todos situados a una distancia inferior a la que separa Mercurio del Sol. Lo que, por otro lado, no es un problema muy grave de cara al estudio de la habitabilidad, pues la baja luminosidad de la estrella hace que la zona habitable se encuentre muy próxima a la misma. De los cuatro planetas, dos de ellos son especialmente interesantes: Gliese 581 c y Gliese 581 d. Gl 581 c es el más pequeño de ambos, con una masa mínima de 5,36 masas terrestres, mientras que Gl 581 d tiene entre 7 y 14 masas terrestres. El motivo de la incertidumbre se debe a que el método de detección -la velocidad radial- sólo permite averiguar la masa mínima del exoplaneta.
El sistema Gl581 (Wikipedia).
En un principio se pensó que Gl 581 c, situado a una distancia de 9 a 13 millones de km (0,06-0,07 UA) sería un candidato ideal a planeta habitable, con una temperatura media de 320 K para un albedo de 0,2. Por contra, Gl 581 d -el cual orbita entre 21 y 49 millones de km- tendría una temperatura de 195 K, demasiado fría para sustentar la vida y, por tanto, quedaría situado fuera de la zona habitable. El problema es que estos cálculos no tienen en cuenta la más que probable existencia de una atmósfera, la cual influiría en la temperatura superficial. Por supuesto, es posible que no exista ninguna atmósfera, pues recordemos que no sabemos nada sobre la composición de estos planetas, sólo su masa.
En todo caso, se han realizado múltiples estudios sobre la habitabilidad de Gl 581 c y Gl 581 d con distintos modelos atmosféricos, como el recientemente publicado por Wortsworth et al. En la mayoría de modelos, una atmósfera elevaría las temperaturas superficiales de Gl 581 c por encima de lo recomendable para la existencia de vida. No obstante, el caso de Gl 581 d sería el opuesto, por lo que es posible que estemos ante el mejor candidato a planeta habitable del sistema.
Hipotética imagen de Gl581d comparado con la Tierra (Wikipedia).
A veces se define la región exterior de la zona habitable como aquella en que la temperatura es tan baja que el dióxido de carbono se condensa formando nubes. Pero, por otro lado, las nubes de CO2 aumentan la temperatura atmosférica debido a su eficiencia a la hora dispersar la radiación infrarroja. Sólo una cubierta de nubes demasiado extensa revertiría el efecto y ocasionaría la bajada de las temperaturas debido al aumentar el albedo. Por lo general, para presiones por debajo de 50 atmósferas, las nubes de hielo seco aumentarían la temperatura en vez de disminuirla
Otro factor importante para comprender la atmósfera y, por lo tanto, la habitabilidad de un planeta es su gravedad superficial, que a su vez influye en la presión y densidad atmosféricas. El problema es que desconocemos el tamaño exacto de Gl 581 d, pero podemos estimar razonablemente que la aceleración gravitatoria superficial es de 10-30 m/s2. En el caso más extremo, si g es 30 m/s2, se podrían conseguir temperaturas por encima de 0º C con una presión parcial de CO2 de "sólo" 5 atmósferas. El vapor de agua, otra sustancia que absorbe fuertemente en infrarrojo, presenta un comportamiento a este respecto muy similar. En cuanto al nitrógeno, el constituyente principal de la atmósfera terrestre, no tendría un impacto especialmente llamativo en las temperaturas, salvo que su presión parcial fuese superior a 20 bar.
Un factor esencial en el caso de Gl 581 d es la alta excentricidad de su órbita y la elevada probabilidad de que las fuerzas de marea le obliguen a presentar la misma cara hacia su estrella, incrementando los contrastes de temperatura de forma drástica. Por ejemplo, debido a la elipticidad de la órbita, la temperatura de Gl 581 d podría variar hasta 300 K (!) si careciese de atmósfera.
La órbita de Gl581d es muy excéntrica (Wikipedia).
En resumen, Gliese 581 d podría ser el primer exoplaneta habitable que hayamos detectado, aunque para ello sería preciso que tuviese una atmósfera densa. Lo que sí está claro es que para entender mejor las condiciones de habitabilidad de los planetas extrasolares debemos refinar los modelos atmosféricos existentes, la mayoría de ellos unidimensionales.
Paradójicamente, Gl 581 d podría podría presentar unas condiciones muy similares al Marte primigenio y, en determinados aspectos -como es el caso de las nubes de hielo seco-, al actual. Curiosamente, el estudio del planeta rojo podría ayudarnos a comprender la vida en otros planetas.
Imagen artística de Gl581d (Wikipedia).
Más información:
Y ahí es donde las supertierras entran en juego. Las supertierras son planetas con una masa entre una y diez veces la de nuestro planeta. Se supone que diez masas terrestres es el límite que separa los planetas "rocosos" como la Tierra o Venus de los gigantes de hielo como Urano o Neptuno. Por supuesto, como otras tantas fronteras astronómicas, ésta es más que discutible, pero muy útil en las discusiones sobre habitabilidad planetaria. Al fin y al cabo, no es lo mismo tener una superficie sólida sobre la que caminar que no tenerla.
De entre todos los sistemas planetarios conocidos, el más prometedor es el que rodea a Gliese 581, también conocida por su acrónimo de catálogo Gl 581 (que, por cierto, debe pronunciarse "glise", pues no en vano el autor de este catálogo fue el astrónomo alemán Wilhelm Gliese). Gl 581 no es especialmente impresionante, pues se trata de una pequeña enana roja -como la mayoría de estrellas de la Vía Láctea- de tipo espectral M3 con apenas el 30% de la masa del Sol. Pero Gl 581 es especial porque posee cuatro planetas a su alrededor, todos situados a una distancia inferior a la que separa Mercurio del Sol. Lo que, por otro lado, no es un problema muy grave de cara al estudio de la habitabilidad, pues la baja luminosidad de la estrella hace que la zona habitable se encuentre muy próxima a la misma. De los cuatro planetas, dos de ellos son especialmente interesantes: Gliese 581 c y Gliese 581 d. Gl 581 c es el más pequeño de ambos, con una masa mínima de 5,36 masas terrestres, mientras que Gl 581 d tiene entre 7 y 14 masas terrestres. El motivo de la incertidumbre se debe a que el método de detección -la velocidad radial- sólo permite averiguar la masa mínima del exoplaneta.
El sistema Gl581 (Wikipedia).
En un principio se pensó que Gl 581 c, situado a una distancia de 9 a 13 millones de km (0,06-0,07 UA) sería un candidato ideal a planeta habitable, con una temperatura media de 320 K para un albedo de 0,2. Por contra, Gl 581 d -el cual orbita entre 21 y 49 millones de km- tendría una temperatura de 195 K, demasiado fría para sustentar la vida y, por tanto, quedaría situado fuera de la zona habitable. El problema es que estos cálculos no tienen en cuenta la más que probable existencia de una atmósfera, la cual influiría en la temperatura superficial. Por supuesto, es posible que no exista ninguna atmósfera, pues recordemos que no sabemos nada sobre la composición de estos planetas, sólo su masa.
En todo caso, se han realizado múltiples estudios sobre la habitabilidad de Gl 581 c y Gl 581 d con distintos modelos atmosféricos, como el recientemente publicado por Wortsworth et al. En la mayoría de modelos, una atmósfera elevaría las temperaturas superficiales de Gl 581 c por encima de lo recomendable para la existencia de vida. No obstante, el caso de Gl 581 d sería el opuesto, por lo que es posible que estemos ante el mejor candidato a planeta habitable del sistema.
Hipotética imagen de Gl581d comparado con la Tierra (Wikipedia).
A veces se define la región exterior de la zona habitable como aquella en que la temperatura es tan baja que el dióxido de carbono se condensa formando nubes. Pero, por otro lado, las nubes de CO2 aumentan la temperatura atmosférica debido a su eficiencia a la hora dispersar la radiación infrarroja. Sólo una cubierta de nubes demasiado extensa revertiría el efecto y ocasionaría la bajada de las temperaturas debido al aumentar el albedo. Por lo general, para presiones por debajo de 50 atmósferas, las nubes de hielo seco aumentarían la temperatura en vez de disminuirla
Otro factor importante para comprender la atmósfera y, por lo tanto, la habitabilidad de un planeta es su gravedad superficial, que a su vez influye en la presión y densidad atmosféricas. El problema es que desconocemos el tamaño exacto de Gl 581 d, pero podemos estimar razonablemente que la aceleración gravitatoria superficial es de 10-30 m/s2. En el caso más extremo, si g es 30 m/s2, se podrían conseguir temperaturas por encima de 0º C con una presión parcial de CO2 de "sólo" 5 atmósferas. El vapor de agua, otra sustancia que absorbe fuertemente en infrarrojo, presenta un comportamiento a este respecto muy similar. En cuanto al nitrógeno, el constituyente principal de la atmósfera terrestre, no tendría un impacto especialmente llamativo en las temperaturas, salvo que su presión parcial fuese superior a 20 bar.
Un factor esencial en el caso de Gl 581 d es la alta excentricidad de su órbita y la elevada probabilidad de que las fuerzas de marea le obliguen a presentar la misma cara hacia su estrella, incrementando los contrastes de temperatura de forma drástica. Por ejemplo, debido a la elipticidad de la órbita, la temperatura de Gl 581 d podría variar hasta 300 K (!) si careciese de atmósfera.
La órbita de Gl581d es muy excéntrica (Wikipedia).
En resumen, Gliese 581 d podría ser el primer exoplaneta habitable que hayamos detectado, aunque para ello sería preciso que tuviese una atmósfera densa. Lo que sí está claro es que para entender mejor las condiciones de habitabilidad de los planetas extrasolares debemos refinar los modelos atmosféricos existentes, la mayoría de ellos unidimensionales.
Paradójicamente, Gl 581 d podría podría presentar unas condiciones muy similares al Marte primigenio y, en determinados aspectos -como es el caso de las nubes de hielo seco-, al actual. Curiosamente, el estudio del planeta rojo podría ayudarnos a comprender la vida en otros planetas.
Imagen artística de Gl581d (Wikipedia).
Más información:
- Is Gliese 581d habitable? Some constraints from radiative-convective climate modeling, Wordworth et al. (mayo 2010).
Saturday, May 29, 2010
Espiando a los espías
Observar un satélite espía desde la Tierra no es una tarea fácil, pues los militares no ponen a disposición del público los datos orbitales de sus satélites por motivos obvios. Sin embargo, los avances en los equipos de astrónomos aficionados han permitido que algunos se atrevan a intentar captar imágenes de estas máquinas en órbita.
Como, por ejemplo, Ralph Vandenberg, quien recientemente ha conseguido pillar al USA-161 (NROL-14). El USA-161 es nada más y nada menos que un satélite espía KH-12 (Advanced KH-11). Aunque es imposible conseguir efemérides oficiales de la mayoría de satélites espía, en algunos casos, éstas se publican en sitios públicos (por ejemplo, en Heavens Above), lo que permite su seguimiento por parte de aficionados.
Imágenes del USA-161 (Ralph Vandenberg).
Los KH-12 (abreviatura de Key Hole) son versiones modernizadas de los KH-11, introducidos en 1976, y que fueron los primeros satélites espía que no necesitaban enviar a la Tierra cápsulas con película fotográfica. Algo que se logró transmitiendo directamente las imágenes desde el espacio, con las consiguientes ventajas estratégicas. Se desconoce casi todo sobre los KH-11 y KH-12, para empezar su denominación oficial. En el caso de los KH-11, se supone que se llaman KENNAN, Crystal, 1010 o Big Bird, aunque muy probablemente empleen un apodo desconocido para la mayoría de los mortales. Lo que sí sabemos es que son básicamente telescopios espaciales similares al Hubble que apuntan a la Tierra en vez de al espacio exterior. De hecho, la similitud con el Hubble puede que sea mayor de lo meramente anecdótico, pues el fabricante de los KH-11, Lockheed, ganó el contrato para la construcción del telescopio espacial después de haber diseñado los primeros KH-11.
Siempre se ha pensado que, al igual que el Hubble, los Big Bird poseen dos paneles solares y un telescopio con un espejo primario de 2,4 metros de diámetro, suposición que parece confirmada con las imágenes de Vandenberg que podemos ver más arriba. Los KH-11 utilizan la red de satélites militares geoestacionarios SDS (Space Data System) para transmitir sus datos, red que viene a ser el equivalente militar de la red civil TDRSS empleada por el transbordador, la ISS y los satélites científicos de la NASA. Pese al tamaño de su espejo primario, se cree que la resolución de los primeros KH-11 era inferior a los de la serie anterior, los KH-8 GAMBIT (unos 10 cm), ya que se siguieron lanzando GAMBIT hasta 1984. La introducción de sensores CCD cada vez más sofisticados ha permitido aumentar la resolución y campo de visión de estos satélites espía, aunque no olvidemos que, a diferencia del Hubble, los Big Bird deben lidiar con las distorsiones atmosféricas, lo que impide que alcancen el límite de difracción. En cualquier caso, la máxima resolución teórica (sin tener en cuenta la atmósfera) para un espejo de 2,4 metros situado en la órbita típica de un KH-11 (200-500 km de altura) no puede superar los 10 cm, por lo que se cree que la resolución efectiva rondaba los 15 cm, dependiendo de la altura orbital.
Entre 1976 y 1988, se pusieron en servicio un total de ocho KH-11, de 13,5 toneladas cada uno. El KH-11-7 se destruyó durante el lanzamiento en 1985 y se cree que un KH-11 (el KH-11-10) fue lanzado por el Atlantis en la misión STS-36, aunque no está claro si en realidad se trató de un KH-12 con tecnología stealth (apodado Misty). En 1984, las supuestas imágenes de un KH-11 atrajeron la atención mundial cuando fueron filtradas a la prensa por un empleado de la inteligencia naval de los EEUU, Samuel Loring Morison, quien cumplió dos años de prisión por este delito antes de ser finalmente indultado por Clinton en 2001. En ellas se podía ver claramente el portaaviones soviético Kuznetsov durante su construcción en los astilleros Nikolaiev de Ucrania. En su época fueron las primeras imágenes de un satélite espía que salían a la luz pública y, hasta la fecha, siguen siendo las únicas imágenes conocidas de un KH-11. Los detalles de este caso permanecen aún hoy envueltos en el misterio que rodea a muchos de los secretos de la Guerra Fría. No pocos pensaron en su momento que la "filtración" de estas imágenes fue una operación para despistar a los soviéticos con respecto a las verdaderas capacidades del KH-11. Al fin y al cabo, la URSS pudo hacerse en 1978 con un manual del Big Bird suministrado por un agente (¿doble?) de la CIA, William Kampiles, el cual fue condenado a cuarenta años de prisión por traición. Parece ser que Kampiles vendió el manual al enemigo por sólo 3000 dólares, toda una ganga.
Las imágenes del Kuznetsov tomadas por un KH-11 (Wikipedia).
En 1992 se introdujo la nueva generación de KH-11, denominada KH-12. Se trata de una designación no oficial, por lo que se suele preferir la denominación Advanced KH-11 -que, de todas formas, tampoco es oficial-. En ocasiones, también se les denomina Advanced KENNAN, Improved Krystal o Ikon. Son satélites de 18-20 toneladas con un espejo primario mayor que el del Hubble, probablemente de 2,9-3,1 metros, aunque obviamente no hay datos que sustenten esta afirmación. De ser así, su resolución podría alcanzar los 5 cm, aunque sólo en condiciones excepcionales, quedando limitada la mayoría de las veces a unos 10 cm. Por otro lado, aunque no pueden realizar secuencias de vídeo como en las películas de Hollywood, se rumorea que son capaces de tomar una imagen cada cinco segundos. Además de la red SDS, también se cree que pueden emplear las redes MILSTAR y TDRSS, aunque, una vez más, todo esto no son más que especulaciones. Otra diferencia significativa sería la mayor cantidad de combustible disponible para las operaciones orbitales, algo crucial para aumentar la vida útil de estos satélites y permitir que puedan disminuir la altura de su órbita durante breves periodos para alcanzar así mayores resoluciones. Hasta la fecha se han lanzado cinco KH-12, tres de los cuales (USA-129, USA-161 y USA-186) siguen operativos.
Por otro lado, no sólo los satélites espía son el objetivo de los astrónomos aficionados. Recientemente, un grupo de amateur ha podido calcular la órbita del mini-transbordador militar X-37B a partir de varias observaciones, lo que ha permitido obtener fotografías del misterioso vehículo en el espacio:
Borrosas imágenes del X-37B (Universe Today).
En este caso la expectación no es tanto averiguar la forma del vehículo, conocida de sobras, como su misteriosa misión. El seguimiento de astrónomos aficionados es fundamental para intentar responder a algunas de las preguntas que nos hacemos todos: ¿intentará acercarse a otro satélite?, ¿cambiará con frecuencia su órbita?
El X-37B OTV-1 (USAF).
Si todo esto se puede conseguir con pequeños telescopios de aficionado, ¿qué no podrá hacerse con telescopios profesionales? El principal problema para apuntar un telescopio de más de dos metros a un satélite militar es el seguimiento, ya que éstos, al estar situados en órbita baja, se desplazan a demasiada velocidad por la bóveda celeste para la mayoría de observatorios. Una solución es crear instalaciones dedicadas exclusivamente a esta tarea, algo que sin embargo no está exento de dificultades debido a la distorsión atmosférica, que limita las capacidades de cualquier telescopio terrestre. No obstante, durante los últimos años, la introducción de técnicas de óptica adaptativa, óptica activa y procesamiento avanzado de imágenes ha cambiado este panorama.
Por ejemplo, en los EEUU tenemos las instalaciones GEODSS (Ground-Based Electro-Optical Deep Space Surveillance), que forman parte de la red SSN (Space Surveillance Network), para detectar satélites mediante radar y sistemas ópticos. GEODSS cuenta con tres observatorios repartidos por el mundo (Hawai, Diego García y Nuevo México) con tres telescopios de 1,02 metros cada uno que permiten detectar satélites y pedazos de basura espacial, así como determinar su órbita.
La instalación GEODSS de Diego García (Air Force Space Command).
Telescopio de 1,1 m del GEODSS (NASA).
Red SSN (Wikipedia).
Otro conjunto de instalaciones similares fue la red soviética OEK Oknó -"ventana"-, construida durante la Guerra Fría para el seguimiento de satélites mediante telescopios automáticos de 1,1 m. Pese a que se construyeron varios prototipos en diversos lugares de la URSS, el observatorio Oknó definitivo está localizado en Nurek, Tayikistán. Su construcción comenzó en 1980, aunque posteriormente la perestroika de Gorvachov y la caída de la URSS ralentizaron el proyecto. Pese a todo, en 1992 el sistema, ahora a cargo de Rusia, estaba casi completo. No obstante, los disturbios que tuvieron lugar durante 1992-1994 en esta república postergaron su entrada en servicio hasta 2002. Al mismo tiempo que Oknó, se desarrolló la red Oknó-S, destinada a la vigilancia de satélites geoestacionarios. Actualmente, existe una estación Oknó-S cerca de Spasski-Dalni, Rusia, pero se desconoce su estado exacto. Tal era la prioridad que le daba la URSS a este sistema que llegaron a planear la construcción de ocho observatorios Oknó, algunos de ellos situados en países aliados como Cuba.
El sistema Oknó y sus telescopios en Tayikistán (Novosti Kosmonavtiki).
Otro sistema soviético de espionaje de satélites fue el Krona, que combinaba seguimiento mediante láser, radar y telescopios ópticos. Originalmente se planearon tres estaciones Krona, aunque debido al colapso de la URSS sólo se finalizaron las de Storozhevaia y Najodka (Krona-N, de sólo radar), mientras que la estación de Tayikistán fue cancelada. Actualmente, las dos estaciones Krona se hallan operativas, aunque no está claro en qué grado.
Tanto el GEODSS, Oknó o Krona tienen por objetivo primario la detección y seguimiento de satélites -así como el cálculo de sus órbitas- y no el realizar imágenes directas. Pero nadie duda que los avances técnicos recientes permiten equipar a estos sistemas, o similares, con cámaras CCD capaces de obtener imágenes de los satélites enemigos. Un ejemplo de este tipo de instalación es el AMOS (Air Force Maui Optical and Supercomputing) de la USAF, un observatorio con un telescopio enorme de 3,67 metros denominado AEOS (Advanced Electro-Optical System) -además de otro telescopio de 1,6 m y dos de 1,2 m- que comparte las instalaciones del GEODSS y el MOTIF en la isla de Maui, Hawai.
El GEODSS de Maui con los telescopios del AMOS (USAF).
Telescopio AEOS de 3,67 m (USAF).
Telescopio binocular MOTIF con dos espejos de 1,2 m.
El AMOS no es el único observatorio militar de este tipo. Entre las instalaciones similares podemos citar la Malabar Test Facility (Phillips Laboratory) de la USAF, en Florida, que cuenta con varios telescopios para observar satélites, el mayor de los cuales tiene 1,2 metros.
El Atlantis durante la STS-37 visto por la Malabar Test Facility con uno de los telescopios más pequeños (USAF).
En Rusia una instalación equivalente, aunque más modesta, es el Centro Óptico-Láser de Altay (AOLTs), en Zmeinogorsk. Cuenta con un telescopio de 60 cm con óptica adaptativa y emplea radiación láser (LIDAR) para calcular los parámetros orbitales de los satélites observados. En un futuro, está prevista la construcción de nuevas instalaciones y un telescopio adicional de 3,12 m. Por cierto, me pregunto lo que darían los astrofísicos rusos por poder contar con un observatorio de estas características. Desgraciadamente, está claro que las aplicaciones militares priman sobre las científicas a la hora de construir telescopios.
El Centro Óptico-Láser de Altay y su telescopio.
Imágenes de algunos satélites, incluido un LACROSSE, obtenidas por el AOLTs.
La ISS vista por el AOLTs en 2006.
Futuro complejo con un telescopio de 3,2 m.
No deja de ser paradójico que estas instalaciones sean muy similares a las empleadas para la detección de asteroides y cometas. De hecho, los programas LINEAR (1996-presente) y NEAT (1995-2007) de la NASA, responsables de la detección de más de la mitad de los asteroides cercanos a la Tierra, utilizan las mismas instalaciones del GEODSS. Si hubiésemos puesto tanto celo en detectar nuevos astros como en espiarnos los unos a los otros, está claro que a estas alturas existirían pocos cuerpos menores del Sistema Solar interior que no estuviesen catalogados.
Como, por ejemplo, Ralph Vandenberg, quien recientemente ha conseguido pillar al USA-161 (NROL-14). El USA-161 es nada más y nada menos que un satélite espía KH-12 (Advanced KH-11). Aunque es imposible conseguir efemérides oficiales de la mayoría de satélites espía, en algunos casos, éstas se publican en sitios públicos (por ejemplo, en Heavens Above), lo que permite su seguimiento por parte de aficionados.
Imágenes del USA-161 (Ralph Vandenberg).
Los KH-12 (abreviatura de Key Hole) son versiones modernizadas de los KH-11, introducidos en 1976, y que fueron los primeros satélites espía que no necesitaban enviar a la Tierra cápsulas con película fotográfica. Algo que se logró transmitiendo directamente las imágenes desde el espacio, con las consiguientes ventajas estratégicas. Se desconoce casi todo sobre los KH-11 y KH-12, para empezar su denominación oficial. En el caso de los KH-11, se supone que se llaman KENNAN, Crystal, 1010 o Big Bird, aunque muy probablemente empleen un apodo desconocido para la mayoría de los mortales. Lo que sí sabemos es que son básicamente telescopios espaciales similares al Hubble que apuntan a la Tierra en vez de al espacio exterior. De hecho, la similitud con el Hubble puede que sea mayor de lo meramente anecdótico, pues el fabricante de los KH-11, Lockheed, ganó el contrato para la construcción del telescopio espacial después de haber diseñado los primeros KH-11.
Siempre se ha pensado que, al igual que el Hubble, los Big Bird poseen dos paneles solares y un telescopio con un espejo primario de 2,4 metros de diámetro, suposición que parece confirmada con las imágenes de Vandenberg que podemos ver más arriba. Los KH-11 utilizan la red de satélites militares geoestacionarios SDS (Space Data System) para transmitir sus datos, red que viene a ser el equivalente militar de la red civil TDRSS empleada por el transbordador, la ISS y los satélites científicos de la NASA. Pese al tamaño de su espejo primario, se cree que la resolución de los primeros KH-11 era inferior a los de la serie anterior, los KH-8 GAMBIT (unos 10 cm), ya que se siguieron lanzando GAMBIT hasta 1984. La introducción de sensores CCD cada vez más sofisticados ha permitido aumentar la resolución y campo de visión de estos satélites espía, aunque no olvidemos que, a diferencia del Hubble, los Big Bird deben lidiar con las distorsiones atmosféricas, lo que impide que alcancen el límite de difracción. En cualquier caso, la máxima resolución teórica (sin tener en cuenta la atmósfera) para un espejo de 2,4 metros situado en la órbita típica de un KH-11 (200-500 km de altura) no puede superar los 10 cm, por lo que se cree que la resolución efectiva rondaba los 15 cm, dependiendo de la altura orbital.
Entre 1976 y 1988, se pusieron en servicio un total de ocho KH-11, de 13,5 toneladas cada uno. El KH-11-7 se destruyó durante el lanzamiento en 1985 y se cree que un KH-11 (el KH-11-10) fue lanzado por el Atlantis en la misión STS-36, aunque no está claro si en realidad se trató de un KH-12 con tecnología stealth (apodado Misty). En 1984, las supuestas imágenes de un KH-11 atrajeron la atención mundial cuando fueron filtradas a la prensa por un empleado de la inteligencia naval de los EEUU, Samuel Loring Morison, quien cumplió dos años de prisión por este delito antes de ser finalmente indultado por Clinton en 2001. En ellas se podía ver claramente el portaaviones soviético Kuznetsov durante su construcción en los astilleros Nikolaiev de Ucrania. En su época fueron las primeras imágenes de un satélite espía que salían a la luz pública y, hasta la fecha, siguen siendo las únicas imágenes conocidas de un KH-11. Los detalles de este caso permanecen aún hoy envueltos en el misterio que rodea a muchos de los secretos de la Guerra Fría. No pocos pensaron en su momento que la "filtración" de estas imágenes fue una operación para despistar a los soviéticos con respecto a las verdaderas capacidades del KH-11. Al fin y al cabo, la URSS pudo hacerse en 1978 con un manual del Big Bird suministrado por un agente (¿doble?) de la CIA, William Kampiles, el cual fue condenado a cuarenta años de prisión por traición. Parece ser que Kampiles vendió el manual al enemigo por sólo 3000 dólares, toda una ganga.
Las imágenes del Kuznetsov tomadas por un KH-11 (Wikipedia).
En 1992 se introdujo la nueva generación de KH-11, denominada KH-12. Se trata de una designación no oficial, por lo que se suele preferir la denominación Advanced KH-11 -que, de todas formas, tampoco es oficial-. En ocasiones, también se les denomina Advanced KENNAN, Improved Krystal o Ikon. Son satélites de 18-20 toneladas con un espejo primario mayor que el del Hubble, probablemente de 2,9-3,1 metros, aunque obviamente no hay datos que sustenten esta afirmación. De ser así, su resolución podría alcanzar los 5 cm, aunque sólo en condiciones excepcionales, quedando limitada la mayoría de las veces a unos 10 cm. Por otro lado, aunque no pueden realizar secuencias de vídeo como en las películas de Hollywood, se rumorea que son capaces de tomar una imagen cada cinco segundos. Además de la red SDS, también se cree que pueden emplear las redes MILSTAR y TDRSS, aunque, una vez más, todo esto no son más que especulaciones. Otra diferencia significativa sería la mayor cantidad de combustible disponible para las operaciones orbitales, algo crucial para aumentar la vida útil de estos satélites y permitir que puedan disminuir la altura de su órbita durante breves periodos para alcanzar así mayores resoluciones. Hasta la fecha se han lanzado cinco KH-12, tres de los cuales (USA-129, USA-161 y USA-186) siguen operativos.
Por otro lado, no sólo los satélites espía son el objetivo de los astrónomos aficionados. Recientemente, un grupo de amateur ha podido calcular la órbita del mini-transbordador militar X-37B a partir de varias observaciones, lo que ha permitido obtener fotografías del misterioso vehículo en el espacio:
Borrosas imágenes del X-37B (Universe Today).
En este caso la expectación no es tanto averiguar la forma del vehículo, conocida de sobras, como su misteriosa misión. El seguimiento de astrónomos aficionados es fundamental para intentar responder a algunas de las preguntas que nos hacemos todos: ¿intentará acercarse a otro satélite?, ¿cambiará con frecuencia su órbita?
El X-37B OTV-1 (USAF).
Si todo esto se puede conseguir con pequeños telescopios de aficionado, ¿qué no podrá hacerse con telescopios profesionales? El principal problema para apuntar un telescopio de más de dos metros a un satélite militar es el seguimiento, ya que éstos, al estar situados en órbita baja, se desplazan a demasiada velocidad por la bóveda celeste para la mayoría de observatorios. Una solución es crear instalaciones dedicadas exclusivamente a esta tarea, algo que sin embargo no está exento de dificultades debido a la distorsión atmosférica, que limita las capacidades de cualquier telescopio terrestre. No obstante, durante los últimos años, la introducción de técnicas de óptica adaptativa, óptica activa y procesamiento avanzado de imágenes ha cambiado este panorama.
Por ejemplo, en los EEUU tenemos las instalaciones GEODSS (Ground-Based Electro-Optical Deep Space Surveillance), que forman parte de la red SSN (Space Surveillance Network), para detectar satélites mediante radar y sistemas ópticos. GEODSS cuenta con tres observatorios repartidos por el mundo (Hawai, Diego García y Nuevo México) con tres telescopios de 1,02 metros cada uno que permiten detectar satélites y pedazos de basura espacial, así como determinar su órbita.
La instalación GEODSS de Diego García (Air Force Space Command).
Telescopio de 1,1 m del GEODSS (NASA).
Red SSN (Wikipedia).
Otro conjunto de instalaciones similares fue la red soviética OEK Oknó -"ventana"-, construida durante la Guerra Fría para el seguimiento de satélites mediante telescopios automáticos de 1,1 m. Pese a que se construyeron varios prototipos en diversos lugares de la URSS, el observatorio Oknó definitivo está localizado en Nurek, Tayikistán. Su construcción comenzó en 1980, aunque posteriormente la perestroika de Gorvachov y la caída de la URSS ralentizaron el proyecto. Pese a todo, en 1992 el sistema, ahora a cargo de Rusia, estaba casi completo. No obstante, los disturbios que tuvieron lugar durante 1992-1994 en esta república postergaron su entrada en servicio hasta 2002. Al mismo tiempo que Oknó, se desarrolló la red Oknó-S, destinada a la vigilancia de satélites geoestacionarios. Actualmente, existe una estación Oknó-S cerca de Spasski-Dalni, Rusia, pero se desconoce su estado exacto. Tal era la prioridad que le daba la URSS a este sistema que llegaron a planear la construcción de ocho observatorios Oknó, algunos de ellos situados en países aliados como Cuba.
El sistema Oknó y sus telescopios en Tayikistán (Novosti Kosmonavtiki).
Otro sistema soviético de espionaje de satélites fue el Krona, que combinaba seguimiento mediante láser, radar y telescopios ópticos. Originalmente se planearon tres estaciones Krona, aunque debido al colapso de la URSS sólo se finalizaron las de Storozhevaia y Najodka (Krona-N, de sólo radar), mientras que la estación de Tayikistán fue cancelada. Actualmente, las dos estaciones Krona se hallan operativas, aunque no está claro en qué grado.
Tanto el GEODSS, Oknó o Krona tienen por objetivo primario la detección y seguimiento de satélites -así como el cálculo de sus órbitas- y no el realizar imágenes directas. Pero nadie duda que los avances técnicos recientes permiten equipar a estos sistemas, o similares, con cámaras CCD capaces de obtener imágenes de los satélites enemigos. Un ejemplo de este tipo de instalación es el AMOS (Air Force Maui Optical and Supercomputing) de la USAF, un observatorio con un telescopio enorme de 3,67 metros denominado AEOS (Advanced Electro-Optical System) -además de otro telescopio de 1,6 m y dos de 1,2 m- que comparte las instalaciones del GEODSS y el MOTIF en la isla de Maui, Hawai.
El GEODSS de Maui con los telescopios del AMOS (USAF).
Telescopio AEOS de 3,67 m (USAF).
Telescopio binocular MOTIF con dos espejos de 1,2 m.
El AMOS no es el único observatorio militar de este tipo. Entre las instalaciones similares podemos citar la Malabar Test Facility (Phillips Laboratory) de la USAF, en Florida, que cuenta con varios telescopios para observar satélites, el mayor de los cuales tiene 1,2 metros.
El Atlantis durante la STS-37 visto por la Malabar Test Facility con uno de los telescopios más pequeños (USAF).
En Rusia una instalación equivalente, aunque más modesta, es el Centro Óptico-Láser de Altay (AOLTs), en Zmeinogorsk. Cuenta con un telescopio de 60 cm con óptica adaptativa y emplea radiación láser (LIDAR) para calcular los parámetros orbitales de los satélites observados. En un futuro, está prevista la construcción de nuevas instalaciones y un telescopio adicional de 3,12 m. Por cierto, me pregunto lo que darían los astrofísicos rusos por poder contar con un observatorio de estas características. Desgraciadamente, está claro que las aplicaciones militares priman sobre las científicas a la hora de construir telescopios.
El Centro Óptico-Láser de Altay y su telescopio.
Imágenes de algunos satélites, incluido un LACROSSE, obtenidas por el AOLTs.
La ISS vista por el AOLTs en 2006.
Futuro complejo con un telescopio de 3,2 m.
No deja de ser paradójico que estas instalaciones sean muy similares a las empleadas para la detección de asteroides y cometas. De hecho, los programas LINEAR (1996-presente) y NEAT (1995-2007) de la NASA, responsables de la detección de más de la mitad de los asteroides cercanos a la Tierra, utilizan las mismas instalaciones del GEODSS. Si hubiésemos puesto tanto celo en detectar nuevos astros como en espiarnos los unos a los otros, está claro que a estas alturas existirían pocos cuerpos menores del Sistema Solar interior que no estuviesen catalogados.
Friday, May 28, 2010
Lanzamiento Delta IV M+ (GPS IIF-1)
Hoy día 28 de mayo, tras varios retrasos, a las 03:00 UTC la compañía ULA (United Launch Alliance) lanzó un cohete Delta IV M+ (4,2) (misión D349) desde la rampa SLC-37B de Cabo Cañaveral. La carga era el satélite GPS IIF SV-1 (USA-213), el primer ejemplar de una nueva generación de satélites GPS.
Emblema de la misión (ULA).
El GPS IIF SV-1
El GPS IIF SV-1 (también conocido como Navstar 2F-1 o GPS IIF-1) es un satélite de 1630 kg y es el primero de los doce GPS de la serie IIF que Boeing debe construir de acuerdo con un contrato de 1996. En un principio debían lanzarse 33 IIF, pero en 2001 se decidió recortar el número de unidades en favor de la nueva generación GPS IIIA, cuyo primer ejemplar debe ser lanzado en 2014. La serie IIF sustituye a los satélites IIR, el último de los cuales fue lanzado el pasado agosto. Los GPS IIF emitirán dos nuevos tipos de señales de un total de cuatro, una militar (M-code, más resistente a las interferencias, divididas en dos frecuencias: L1M y L2M) y otra civil (L5, la cual ya fue ensayada con el satélite USA-203). Su vida útil se estima en 15 años. Al igual que el resto de GPS, emitirá la señal civil L2C.
Este satélite es el 61º satélite GPS y el 50º de la serie GPS II que es lanzado al espacio desde 1978, aunque es el primero en alcanzar la órbita mediante un Delta IV, ya que hasta ahora se empleaba el Delta II para esta constelación.
La red de posicionamiento global GPS emplea 24 satélites en seis planos orbitales diferentes, con un mínimo de cuatro satélites por plano, situados a unos 17700 km de altura.
Preparando al satélite GPS IIF SV-1 (ULA).
El satélite en la cofa (ULA).
Delta IV M+ (4,2)
El Delta IV M+ (4,2) es un lanzador EELV de la serie Delta IV con un sólo CBC (Common Booster Core) en la primera etapa, una segunda etapa de 4 metros de diámetro, una cofia también de 4 metros y dos cohetes de combustible sólido SRM (Solid Rocket Motor) GEM-60. Emplea hidrógeno y oxígeno líquidos en sus dos etapas y, al igual que el Atlas V, está basado en un diseño modular para acomodar distintas cargas útiles según en varias versiones del lanzador. Estos módulos se denominan CBC (Common Booster Core). En total existen cinco versiones del Delta IV.
Delta IV M+ (4,2) (ULA).
Evolución de los lanzadores Delta (ULA).
La familia Delta IV (ULA).
La primera etapa usa el motor criogénico RS-68 (fabricado por Pratt & Whitney Rocketdyne). El RS-68 fue diseñado durante los años 90 y tiene un empuje en el vacío de 3312 kN, muy superior al del SSME (2278 kN), lo que lo convierte en el motor de hidrógeno y oxígeno líquidos más potente de la historia.
La segunda etapa del Delta M+ (4,2) está basada en la del Delta III y usa un motor RL10B-2, también fabricado por Pratt & Whitney Rocketdyne, con un empuje de 110 kN y un impulso específico de 462 s. Este motor está basado en el venerable RL-10 desarrollado a finales de los 50 y que ha sido usado también en los cohetes Atlas y en la etapa Centaur.
Segunda etapa del Delta M+ (4,2), arriba, y la del Delta IV Heavy (abajo)(ULA).
El motor criogénico RL-10B-2 con la tobera extensible plegada (ULA).
El Delta IV M+ (4,2) usa dos SRM fabricados por Alliant Techsystems, también conocidos como GEM-60 (Graphite-Epoxy Motors), basados en los GEM-46 del Delta III. Funcionan durante 90 segundos y tienen 1,5 metros de diámetro, un empuje de 826,6 kN y un impulso específico de 275 s cada uno.
Lugar de fabricación de los distintos componentes del Delta IV (ULA).
Misiones del Delta IV (ULA).
Montaje de los distintos componentes del Delta IV M+ (ULA).
Cohete Delta IV M+ (4,2) (ULA).
La HIF (Horizontal Integration Facility), donde se integran los cohetes (ULA).
El SLC-37B en Cabo Cañaveral (ULA).
Fases del lanzamiento (ULA).
Trayectoria del lanzamiento y traza de la órbita (ULA).
Emblema de la misión (ULA).
El GPS IIF SV-1
El GPS IIF SV-1 (también conocido como Navstar 2F-1 o GPS IIF-1) es un satélite de 1630 kg y es el primero de los doce GPS de la serie IIF que Boeing debe construir de acuerdo con un contrato de 1996. En un principio debían lanzarse 33 IIF, pero en 2001 se decidió recortar el número de unidades en favor de la nueva generación GPS IIIA, cuyo primer ejemplar debe ser lanzado en 2014. La serie IIF sustituye a los satélites IIR, el último de los cuales fue lanzado el pasado agosto. Los GPS IIF emitirán dos nuevos tipos de señales de un total de cuatro, una militar (M-code, más resistente a las interferencias, divididas en dos frecuencias: L1M y L2M) y otra civil (L5, la cual ya fue ensayada con el satélite USA-203). Su vida útil se estima en 15 años. Al igual que el resto de GPS, emitirá la señal civil L2C.
Este satélite es el 61º satélite GPS y el 50º de la serie GPS II que es lanzado al espacio desde 1978, aunque es el primero en alcanzar la órbita mediante un Delta IV, ya que hasta ahora se empleaba el Delta II para esta constelación.
La red de posicionamiento global GPS emplea 24 satélites en seis planos orbitales diferentes, con un mínimo de cuatro satélites por plano, situados a unos 17700 km de altura.
Preparando al satélite GPS IIF SV-1 (ULA).
El satélite en la cofa (ULA).
Delta IV M+ (4,2)
El Delta IV M+ (4,2) es un lanzador EELV de la serie Delta IV con un sólo CBC (Common Booster Core) en la primera etapa, una segunda etapa de 4 metros de diámetro, una cofia también de 4 metros y dos cohetes de combustible sólido SRM (Solid Rocket Motor) GEM-60. Emplea hidrógeno y oxígeno líquidos en sus dos etapas y, al igual que el Atlas V, está basado en un diseño modular para acomodar distintas cargas útiles según en varias versiones del lanzador. Estos módulos se denominan CBC (Common Booster Core). En total existen cinco versiones del Delta IV.
Delta IV M+ (4,2) (ULA).
Evolución de los lanzadores Delta (ULA).
La familia Delta IV (ULA).
La primera etapa usa el motor criogénico RS-68 (fabricado por Pratt & Whitney Rocketdyne). El RS-68 fue diseñado durante los años 90 y tiene un empuje en el vacío de 3312 kN, muy superior al del SSME (2278 kN), lo que lo convierte en el motor de hidrógeno y oxígeno líquidos más potente de la historia.
La segunda etapa del Delta M+ (4,2) está basada en la del Delta III y usa un motor RL10B-2, también fabricado por Pratt & Whitney Rocketdyne, con un empuje de 110 kN y un impulso específico de 462 s. Este motor está basado en el venerable RL-10 desarrollado a finales de los 50 y que ha sido usado también en los cohetes Atlas y en la etapa Centaur.
Segunda etapa del Delta M+ (4,2), arriba, y la del Delta IV Heavy (abajo)(ULA).
El motor criogénico RL-10B-2 con la tobera extensible plegada (ULA).
El Delta IV M+ (4,2) usa dos SRM fabricados por Alliant Techsystems, también conocidos como GEM-60 (Graphite-Epoxy Motors), basados en los GEM-46 del Delta III. Funcionan durante 90 segundos y tienen 1,5 metros de diámetro, un empuje de 826,6 kN y un impulso específico de 275 s cada uno.
Lugar de fabricación de los distintos componentes del Delta IV (ULA).
Misiones del Delta IV (ULA).
Montaje de los distintos componentes del Delta IV M+ (ULA).
Cohete Delta IV M+ (4,2) (ULA).
La HIF (Horizontal Integration Facility), donde se integran los cohetes (ULA).
El SLC-37B en Cabo Cañaveral (ULA).
Fases del lanzamiento (ULA).
Trayectoria del lanzamiento y traza de la órbita (ULA).
Despegue (ULA).
Vídeo del lanzamiento:
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