
Mecanismo de una lente gravitatoria y su observación en visible e infrarrojo (ESA).

Cinco lentes gravitatorias vistas por Herschel en infrarrojo lejano (ESA).

Imagen de una lente gravitatoria vista por Herschel (izqda.) y por el telescopio Keck en visible (dcha.) (ESA).
Y esto es precisamente lo que ha hecho un numeroso equipo de investigadores dirigidos por Mattia Negrello al analizar minuciosamente el H-ATLAS de Herschel. Los resultados de su investigación serán publicados en un artículo que saldrá mañana en el próximo número de Science (The Detection of a Population of Submillimeter-Bright, Strongly Lensed Galaxies).
¿Qué tiene esto de interesante? Pues veamos, para detectar objetos afectados por una lente gravitatoria se buscan primero candidatos en imágenes (normalmente en visible) y luego se realiza un espectro para determinar si, efectivamente, se trata de galaxias más alejadas que los cúmulos causantes de la lente. Este proceso requiere mucho, mucho tiempo y es muy complejo. Sin embargo, al observar el H-ATLAS, el equipo de Negrello se dio cuenta de que cinco lentes gravitatorias descubiertas en longitudes de onda visibles destacaban claramente por su brillo anómalo. Por supuesto, estamos resumiendo: el proceso para comprobar la relación entre las fuentes infrarrojas de Herschel y las lentes gravitatorias ha resultado ser extremandamente elaborado y complejo, además de fascinante (por algo aparece en Science), pero lo importante es que este descubrimiento permitirá detectar muchas más lentes gravitatorias -y de forma mucho más rápida- en el futuro.
Las lentes gravitatorias son verdaderas máquinas del tiempo que nos permiten estudiar el pasado del universo. Gracias a ellas somos capaces de analizar de primera mano la evolución galáctica, además de arrojar luz sobre las propiedades de la materia oscura y la energía oscura, de ahí la importancia de conocer el mayor número de ellas.
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