El 2008 fue un año que marcó un punto de inflexión sin precedentes en la economía mundial y en especial en los mercados energéticos. Los precios de cualquier tipo de energía aumentaron enloquecidamente, algunos alcanzando precios record para a continuación caer en picado.
En retrospectiva, los años previos al 2008 han quedado para la historia como uno de los periodos de mayor crecimiento económico mundial. Pero, la economía ya había empezado a desacelerar, y los altos precios de todas las fuentes energéticas (el barril de petróleo llegó a alcanzar los 140 dólares) junto con la crisis financiera (créditos subprime) de septiembre hizo estallar una recesión aguda, que tendría serias implicaciones en el consumo energético. Los precios de cualquier tipo de energía, incluyendo el gas natural y el carbón mineral, se desplomarían, cayendo al final del año hasta en un 70%.
La recesión trajo consigo una disminución generalizada en el incremento del consumo energético mundial. El único crecimiento en el consumo de energía vino de las economías en rápido desarrollo, siendo sólo China responsable de casi tres cuartos del crecimiento mundial. Por primera vez, el consumo de países no miembros de la OECD (Europa, EEUU, Canadá, México, Japón, Australia, …) superó el consumo de la propia OECD.
El uso de energías renovables, gracias al apoyo y concienciación medioambiental de los gobiernos, está comenzando a dar sus frutos, aunque tan solo representan todavía una pequeña parte del consumo energético mundial.
La producción de petróleo de manos de la OPEP ha continuado en aumento causando un incremento en la oferta mundial, y provocando una bajada de los precios, a la vez que se veía una disminución en la demanda.
El desarrollo de nuevas técnicas de producción y extracción a costos más efectivos ha impulsado el mayor incremento en disponibilidad de gas jamás visto en EEUU.
También el mercado del carbón mineral se ha visto impulsado, en gran parte por la ingente demanda de energía barata que la economía china demanda, pese a ser una de las más perjudiciales para el planeta.
JF
En retrospectiva, los años previos al 2008 han quedado para la historia como uno de los periodos de mayor crecimiento económico mundial. Pero, la economía ya había empezado a desacelerar, y los altos precios de todas las fuentes energéticas (el barril de petróleo llegó a alcanzar los 140 dólares) junto con la crisis financiera (créditos subprime) de septiembre hizo estallar una recesión aguda, que tendría serias implicaciones en el consumo energético. Los precios de cualquier tipo de energía, incluyendo el gas natural y el carbón mineral, se desplomarían, cayendo al final del año hasta en un 70%.
La recesión trajo consigo una disminución generalizada en el incremento del consumo energético mundial. El único crecimiento en el consumo de energía vino de las economías en rápido desarrollo, siendo sólo China responsable de casi tres cuartos del crecimiento mundial. Por primera vez, el consumo de países no miembros de la OECD (Europa, EEUU, Canadá, México, Japón, Australia, …) superó el consumo de la propia OECD.
El uso de energías renovables, gracias al apoyo y concienciación medioambiental de los gobiernos, está comenzando a dar sus frutos, aunque tan solo representan todavía una pequeña parte del consumo energético mundial.
La producción de petróleo de manos de la OPEP ha continuado en aumento causando un incremento en la oferta mundial, y provocando una bajada de los precios, a la vez que se veía una disminución en la demanda.
El desarrollo de nuevas técnicas de producción y extracción a costos más efectivos ha impulsado el mayor incremento en disponibilidad de gas jamás visto en EEUU.
También el mercado del carbón mineral se ha visto impulsado, en gran parte por la ingente demanda de energía barata que la economía china demanda, pese a ser una de las más perjudiciales para el planeta.
JF
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