No existe unanimidad para determinar el origen de los hunos, aunque la teoría mas aceptada es que la que los considera provenientes de las estepas de Asia Central. Considerados también como parientes de los mongoles, hay también teorías que especulan que sus antecesores fueron los hsiung-nu, primer imperio de las estepas y responsables de que los chinos tuvieran que construir la Gran Muralla para defenderse de sus ataques.
La historia de los hunos en occidente comienza en el siglo IV, cuando partiendo de las estepas (probablemente debido a causas climáticas), cruzaron el río Volga. Desde el principio demostraron una supremacía total sobre el resto de los pueblos gracias al dominio del arco y del caballo. Será con la llegada de Atila cuando su poder alcance la máxima expansión.
Hablar del pueblo Huno es inevitablemente hablar de Atila. Fue su gran líder, el gran conquistador, el gran unificador. Comparable a otros grandes generales de la antigüedad como Cesar o Alejandro, solo la leyenda negra generada por la historiografía cristiana oscurecería sus triunfos. Por lo demás sus métodos no fueron ni más ni menos crueles o salvajes que los que otros genios militares emplearon para doblegar a los pueblos que querían conquistar.
Al igual que ocurriría con Gengis Khan, el mayor logro de Atila será la unificación de su pueblo bajo su autoridad. Pero no solo consiguió aglutinar a sus propias tribus, sino que además se le fueron uniendo otros pueblos por los que fue pasando como fueron los gépidos, los sármatas y los ostrogodos.
Las invasiones bárbaras que todo occidente sufrió, en parte pueden ser explicadas como el desplazamiento obligado que ciertos pueblos como los ostrogodos (situado en la actual Rumania) sufrieron como consecuencia del empuje que el pueblo huno provoco a su paso.
Los Hunos, al igual que otros pueblos bárbaros que asolaron occidente fueron una confederación de tribus que unidos bajo una misma lengua y procedentes del Asia Central se vieron forzados a emigrar en busca de mejores tierras. De vida esencialmente nómada, su dominio de la caballería, del arco y su táctica en las batallas hizo que no hubiera rival que los detuvieran.
En sus inicios, el pueblo huno no se puede decir que formara un imperio bajo un único rey o jefe. Se trataba de confederaciones de pueblos cada uno con su propio líder. Se carecía de un poder central que unificara los objetivos, que gobernara sobre todo el pueblo. En el 420 Oktar comenzó la unificación, su sucesor Rugila se convertiría en un claro líder que incluso planearía una invasión del Imperio Romano que no llego a puerto por su prematura muerte. Sus sucesores Bleda y Atila dieron comienzo al periodo llamado del reino dual en el que dividieron a los hunos entre ambos aunque se mantenía la unidad del imperio.
El poder de Atila y Bleda resultaba claro para los romanos y estos se vieron obligados a firmar el Tratado de Margus en el año 443 en el que sometían a los romanos a un tributaje a cambio de no ser atacados. Este pacto era una revisión de otro anterior firmado en el 435 que debido a los continuos incumplimientos tuvo que ser revisado.
Con el imperio romano bien atado se dedicaron a atacar y someter al resto de pueblos que bordeaban a Roma, pero el incumpliendo nuevamente de las condiciones del pacto obligo a los hunos a lanzarse al ataque hacia el interior del Imperio. En las consiguientes campañas, los hunos saquearon numerosas poblaciones, acercándose peligrosamente a la capital de Oriente, Constantinopla. La derrota romana en la batalla de Chersonesus fue total y obligó al emperador romano Teodosio II a firmar la Paz de Anatolia en el 443.
Tras la muerte de su hermano Bleda, Atila queda como único jefe del imperio.
Atila volvió nuevamente su mirada hacia el Imperio Romano de Oriente. La invasión en el 447 de los Balcanes y Tracia fue devastadora. Nuevamente los romanos tuvieron que claudicar y firmar la Tercera Paz de Anatolia en el 449.
Hasta ahora el gran perjudicado por las invasiones hunas había sido el Imperio Romano de Oriente y esto fue por las buenas relaciones que los hunos habían mantenido con el imperio romano de Occidente y en particular con el general romano Aetius. Rotas las relaciones, Atila no dudo en lanzarse en lanzarse contra la Galia, atacando a las tribus bárbaras que se encontraba por su camino como Francos, Godos y Burgundios. La batalla decisiva fue la denominada Batalla de los Campos Cataláunicos o Batalla de Chalons en donde se puede decir que se llegó a un empate técnico, pero que demostró que los ejércitos de Atila no resultaban invencibles.
Durante el siguiente año, Atila continuó su saqueo de diferentes ciudades de Italia hasta llegar a las puertas de Roma, donde no llego a entrar gracias a la intervención del Papa (aunque la hipótesis más razonable es que Atila diera la vuelta debido a la plaga que en esos momentos asolaba la ciudad).
Si con Atila se alcanza el cenit del imperio, tras su muerte vendrá la disolución del mismo. Su hijo Ellak, nombrado sucesor tuvo que luchar por el trono junto con sus otros dos hermanos. Estas querellas internas hicieron que las tribus que mantenían subyugadas como los gépidos y los ostrogodos se levantaran en armas y vencieran a los hunos en la batalla de Nedao en Panonia en el 454. El imperio ya estaba desintegrado y con la muerte del sucesor de Ellak (que murió tras la batalla citada) en el 469 se da por cerrada por los historiadores la historia de los hunos.
En el siguiente mapa se puede ver como quedó Europa tras la desaparición de los hunos.
Ciertos historiadores han querido ver en los hunos como los predecesores del Imperio Búlgaro que se expandió por la Panonia, Escita y los Balcanes. Pero solo son teorías.
JF
La historia de los hunos en occidente comienza en el siglo IV, cuando partiendo de las estepas (probablemente debido a causas climáticas), cruzaron el río Volga. Desde el principio demostraron una supremacía total sobre el resto de los pueblos gracias al dominio del arco y del caballo. Será con la llegada de Atila cuando su poder alcance la máxima expansión.
De La Historia en Mapas |
Hablar del pueblo Huno es inevitablemente hablar de Atila. Fue su gran líder, el gran conquistador, el gran unificador. Comparable a otros grandes generales de la antigüedad como Cesar o Alejandro, solo la leyenda negra generada por la historiografía cristiana oscurecería sus triunfos. Por lo demás sus métodos no fueron ni más ni menos crueles o salvajes que los que otros genios militares emplearon para doblegar a los pueblos que querían conquistar.
Al igual que ocurriría con Gengis Khan, el mayor logro de Atila será la unificación de su pueblo bajo su autoridad. Pero no solo consiguió aglutinar a sus propias tribus, sino que además se le fueron uniendo otros pueblos por los que fue pasando como fueron los gépidos, los sármatas y los ostrogodos.
Las invasiones bárbaras que todo occidente sufrió, en parte pueden ser explicadas como el desplazamiento obligado que ciertos pueblos como los ostrogodos (situado en la actual Rumania) sufrieron como consecuencia del empuje que el pueblo huno provoco a su paso.
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Los Hunos, al igual que otros pueblos bárbaros que asolaron occidente fueron una confederación de tribus que unidos bajo una misma lengua y procedentes del Asia Central se vieron forzados a emigrar en busca de mejores tierras. De vida esencialmente nómada, su dominio de la caballería, del arco y su táctica en las batallas hizo que no hubiera rival que los detuvieran.
En sus inicios, el pueblo huno no se puede decir que formara un imperio bajo un único rey o jefe. Se trataba de confederaciones de pueblos cada uno con su propio líder. Se carecía de un poder central que unificara los objetivos, que gobernara sobre todo el pueblo. En el 420 Oktar comenzó la unificación, su sucesor Rugila se convertiría en un claro líder que incluso planearía una invasión del Imperio Romano que no llego a puerto por su prematura muerte. Sus sucesores Bleda y Atila dieron comienzo al periodo llamado del reino dual en el que dividieron a los hunos entre ambos aunque se mantenía la unidad del imperio.
El poder de Atila y Bleda resultaba claro para los romanos y estos se vieron obligados a firmar el Tratado de Margus en el año 443 en el que sometían a los romanos a un tributaje a cambio de no ser atacados. Este pacto era una revisión de otro anterior firmado en el 435 que debido a los continuos incumplimientos tuvo que ser revisado.
Con el imperio romano bien atado se dedicaron a atacar y someter al resto de pueblos que bordeaban a Roma, pero el incumpliendo nuevamente de las condiciones del pacto obligo a los hunos a lanzarse al ataque hacia el interior del Imperio. En las consiguientes campañas, los hunos saquearon numerosas poblaciones, acercándose peligrosamente a la capital de Oriente, Constantinopla. La derrota romana en la batalla de Chersonesus fue total y obligó al emperador romano Teodosio II a firmar la Paz de Anatolia en el 443.
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Tras la muerte de su hermano Bleda, Atila queda como único jefe del imperio.
Atila volvió nuevamente su mirada hacia el Imperio Romano de Oriente. La invasión en el 447 de los Balcanes y Tracia fue devastadora. Nuevamente los romanos tuvieron que claudicar y firmar la Tercera Paz de Anatolia en el 449.
Hasta ahora el gran perjudicado por las invasiones hunas había sido el Imperio Romano de Oriente y esto fue por las buenas relaciones que los hunos habían mantenido con el imperio romano de Occidente y en particular con el general romano Aetius. Rotas las relaciones, Atila no dudo en lanzarse en lanzarse contra la Galia, atacando a las tribus bárbaras que se encontraba por su camino como Francos, Godos y Burgundios. La batalla decisiva fue la denominada Batalla de los Campos Cataláunicos o Batalla de Chalons en donde se puede decir que se llegó a un empate técnico, pero que demostró que los ejércitos de Atila no resultaban invencibles.
Durante el siguiente año, Atila continuó su saqueo de diferentes ciudades de Italia hasta llegar a las puertas de Roma, donde no llego a entrar gracias a la intervención del Papa (aunque la hipótesis más razonable es que Atila diera la vuelta debido a la plaga que en esos momentos asolaba la ciudad).
Si con Atila se alcanza el cenit del imperio, tras su muerte vendrá la disolución del mismo. Su hijo Ellak, nombrado sucesor tuvo que luchar por el trono junto con sus otros dos hermanos. Estas querellas internas hicieron que las tribus que mantenían subyugadas como los gépidos y los ostrogodos se levantaran en armas y vencieran a los hunos en la batalla de Nedao en Panonia en el 454. El imperio ya estaba desintegrado y con la muerte del sucesor de Ellak (que murió tras la batalla citada) en el 469 se da por cerrada por los historiadores la historia de los hunos.
En el siguiente mapa se puede ver como quedó Europa tras la desaparición de los hunos.
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Ciertos historiadores han querido ver en los hunos como los predecesores del Imperio Búlgaro que se expandió por la Panonia, Escita y los Balcanes. Pero solo son teorías.
JF
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