Goa (India portuguesa), 1579. A la ciudad, ha llegado una embajada del Gran Mogol Akbar, que requiere a su presencia de representantes de la fe católica para ser instruido en los evangelios. Equivocadamente las autoridades religiosas convinieron que el monarca de esta dinastía quería convertirse y nombraron a una comitiva diplomática compuesta por tres sacerdotes: Francisco Henríquez, Rodolfo Acquaviva y Antonio de Montserrat (nacido en Barcelona).
Lo cierto es que Akbar había realizado un sincretismo de religiones con base islámica y retazos de otras religiones, por lo que estaba interesado en conocer otros credos y ver que le podían aportar a su particular visión. Montserrat pronto se erigió como líder carismático debido a su amplia formación y a un especial don para tratar con grandes personajes. Tanto es así que en el transcurso del año que paso bajo la comitiva, Akbar lo convirtió en su hombre de confianza otorgándole la responsabilidad de formar a su hijo Murad.
La situación se complicó cuando Akbar preparó una expedición militar a Afganistán e hizo que Montserrat le acompañara. Allí pudo comprobar el potencial guerrero de las tropas mongolas, sustentadas por la fuerza de miles de elefantes. Durante la campaña, que se extendió durante todo el año de 1581, el catalán recorrió Pakistán, Cachemira, Delhi, el Punjab, parte del suelo afgano, la cordillera del Hindú Kush y la falda sur del Himalaya. Fruto de aquel viaje dejó dibujado el primer mapa de aquellas montañas, que mantuvo su vigencia hasta siglos después por lo detallado de los términos geográficos y descripciones.
De regreso a Goa le fue encargada otra misión: viajar a Etiopia para establecer contacto con el rey de Abisinia. En su compañía viajó otro español, Pedro Páez, que con el tiempo descubriría las fuentes del Nilo Azul. Cuando llegaron a las costas del actual Omán fueron hechos prisioneros y conducidos por el desierto hasta Haymin, en el remoto interior de Yemen, residencia del sultán Hadramaut. Siete años duró su cautiverio, En el año 1595, los dos sacerdotes jesuitas fueron encadenados a una galera turca. Al final se pagó un rescate por ellos y fueron puestos en libertad. Montserrat volvió a Goa en 1596, pero su salud estaba ya muy deteriorada, muriendo en 1600.
JF
Lo cierto es que Akbar había realizado un sincretismo de religiones con base islámica y retazos de otras religiones, por lo que estaba interesado en conocer otros credos y ver que le podían aportar a su particular visión. Montserrat pronto se erigió como líder carismático debido a su amplia formación y a un especial don para tratar con grandes personajes. Tanto es así que en el transcurso del año que paso bajo la comitiva, Akbar lo convirtió en su hombre de confianza otorgándole la responsabilidad de formar a su hijo Murad.
La situación se complicó cuando Akbar preparó una expedición militar a Afganistán e hizo que Montserrat le acompañara. Allí pudo comprobar el potencial guerrero de las tropas mongolas, sustentadas por la fuerza de miles de elefantes. Durante la campaña, que se extendió durante todo el año de 1581, el catalán recorrió Pakistán, Cachemira, Delhi, el Punjab, parte del suelo afgano, la cordillera del Hindú Kush y la falda sur del Himalaya. Fruto de aquel viaje dejó dibujado el primer mapa de aquellas montañas, que mantuvo su vigencia hasta siglos después por lo detallado de los términos geográficos y descripciones.
De regreso a Goa le fue encargada otra misión: viajar a Etiopia para establecer contacto con el rey de Abisinia. En su compañía viajó otro español, Pedro Páez, que con el tiempo descubriría las fuentes del Nilo Azul. Cuando llegaron a las costas del actual Omán fueron hechos prisioneros y conducidos por el desierto hasta Haymin, en el remoto interior de Yemen, residencia del sultán Hadramaut. Siete años duró su cautiverio, En el año 1595, los dos sacerdotes jesuitas fueron encadenados a una galera turca. Al final se pagó un rescate por ellos y fueron puestos en libertad. Montserrat volvió a Goa en 1596, pero su salud estaba ya muy deteriorada, muriendo en 1600.
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