Hace años leí la
Epopeya de Gilgamesh, la que es considerada como la primera novela de la humanidad. Al menos la primera que ha llegado hasta nosotros. Fue escrita en Súmer hace unos 4000 años. Pese a los abismos temporales y culturales que nos separan de su autor (o autores), la
Epopeya sorprende por su fuerza vital: al fin y al cabo, nos recuerda que todos somos humanos y que al final de nuestro camino se encuentra la muerte, no importa lo mucho que luchemos por escapar de ella, como intentaba el héroe Gilgamesh. Sin duda una lectura obligada. También en la
Epopeya aparece la primera referencia escrita a la constelación de Tauro:
Ishtar, tras abrir la boca,
Tomó la palabra
Y le habló
A su “padre” Anu:
“Crea para mí, oh “padre”, el Toro Celeste,
Para que yo mate a Gilgamesh,
E incendie
Su Morada.
Epopeya de Gilgamesh (traducción de J. Bottéro), Versión Ninivita, Tablilla VI, 93 95
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