Deespués de la
segunda y
tercera entregas, proseguimos con mis mitos particulares:
- Los profesores nativos son mejores: naturalmente, dependerá de la preparación del profesor. ¿Quién no ha oído alguna vez un comentario como este?: "Mi profesor es buenísimo porque es nativo". Ser nativo no lo convierte automáticamente a uno en maestro de su propio idioma. Como muestra de la dificultad que entraña esta tarea, intentemos dar clase de español a un extranjero y veremos como los conceptos que damos por sentado no son nada fáciles de transmitir. Los profesores (preparados) nativos pueden ser una ventaja en una etapa avanzada del estudio de un idioma, pero para un principiante un profesor nativo que no conozca adecuadamente el español puede ser un gran problema, ya que será incapaz de identificar las dificultades intrínsecas al idioma del alumno. Por ejemplo, no es lo mismo explicar el género de los sustantivos en francés a un alumno español que a uno inglés. El alumno español podrá relacionar esta parte de la gramática francesa con su idioma, que es muy similar en este punto. Por contra, el alumno inglés carece de un referente en su idioma con el que compararlo, así que el profesor deberá insistir mucho más en este tema.
- Se puede hablar un idioma con mil palabras: esto está muy de moda ahora gracias a un famoso método para aprender inglés. Hombre, claro que se puede hablar un idioma con mil palabras...y con quinientas, y con veinte, y si me apuras, con dos: "sí" y "no". El problema de esta afirmación radica en el concepto "binario" que casi todo el mundo tiene para con los idiomas: o los hablas o no los hablas. No hay término medio. Esto es una falacia, y deberíamos meternos en la cabeza que un idioma no se aprende en dos patadas. El aprendizaje de un idioma sigue, por usar un simil matemático, una curva logarítimica: al principio se progresa muy rápido, lo cual es lógico, pues entre no saber nada y poder decir algo hay un gran abismo. Sin embargo, después parece que el aprendizaje va cada vez más despacio y cuesta llegar al nivel deseado. NUNCA se termina de estudiar un idioma, ni siquiera el materno, y hay miles de niveles y grados de competencia. La respuesta a una pregunta como "¿hablas alemán?" no puede ni debe tener una respuesta sencilla. Si además tenemos en cuenta otros idiomas como el chino o el japonés, donde una persona puede ser capaz de comprender un texto pero no leerlo por completo (aunque parezca una contradicción), o leerlo pero no escribirlo, los matices ante una pregunta semejante son casi infinitos. Bueno, pero, ¿se puede hablar un idioma con mil palabras?: pues depende de lo que entendamos por hablar. Si lo que queremos es dar una charla sobre literatura y filosofía, difícilmente seremos capaces de hacernos entender con sólo mil palabras de vocabulario. Si lo que queremos es charlar con unos amigos en el bar, es posible que nos basten mil palabras. Bueno, siempre y cuando que uno de los amigos no se ponga a hablar de mecánica cuántica.
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