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Thursday, February 22, 2007

¿Astronomía en la Luna?: no, gracias

Ahora que la NASA tiene como misión construir una base lunar en la Luna, hay que buscar objetivos para justificar dicha base. La construcción de un observatorio astronómico en la superficie lunar se ha considerado tradicionalmente un objetivo prioritario. Personalmente siempre he sido escéptico ante estos planes, pues el precio de mandar el material para montar un observatorio en la Luna sería increíble, pudiéndose lanzar telescopios espaciales en órbita solar o terrestre a una fracción de este coste. Ahora además podemos leer en este interesante artículo de Dan Lester toda una serie de razones por las cuales instalar un observatorio en la superficie lunar no es tan buena idea. Entre ellas podemos destacar:
  • Gravedad: pese a la baja gravedad lunar, un telescopio debería tener la rigidez estructural necesaria para conseguir una buena calidad óptica. Esto implica más masa y por tanto, más dinero.
  • Temperatura: los tremendos extremos térmicos causados por el día y la noche lunar pueden ocasionar problemas de alineación óptica, que deberían ser corregidos, ergo, más dinero.
  • Terremotos: aunque la actividad sísmica lunar es muy baja, hay que tener en cuenta las perturbaciones provocadas por la presencia de una base lunar cercana y sus operaciones.
  • Suciedad: los astronautas del Apolo pudieron ser testigos de cómo el regolito lunar lo cubre todo con una facilidad pasmosa. Un telescopio no sería diferente en este sentido y necesitaría ser limpiado regularmente para tener una buena óptica, aumentando el costo de la instalación.
Sinceramente, las ventajas de situar telescopios en órbita baja terrestre, solar o en los puntos de Lagrange son mucho más numerosas que las que puede tener el poner un simple catalejo en la Luna. A veces se afirma que un telescopio lunar tendría la ventaja de poder ser reparado y mantenido por la tripulación de una base. Dejando a un lado la cuestión de si el coste de tal reparación compensa tener un observatorio en semejante localización, un telescopio situado en órbita solar, L2 o L3 también podría ser reparado usando la nave Orión:



En esta imagen vemos al futuro telescopio infrarrojo SAFIR, propuesto como sucesor del James Webb, que debería operar en una órbita solar a 3 UA o bien en el punto L2. También se puede ver una configuración de la nave Orión para el espacio profundo que serviría para llevar a cabo misiones a asteroides, circumlunares, etc. Esta versión consistiría en una etapa superior del módulo lunar LSAM modificada con paneles solares acoplada a una Orión con un módulo de servicio alargado. En esta configuración sería posible reparar y mantener telescopios espaciales situados fuera de la órbita terrestre usando el equipamiento del Programa Constellation.



En esta otra imagen (fuente) podemos ver una versión automática de la Orión diseñada para reparar telescopios en órbita baja, como es el Hubble. En este caso, en vez de una cápsula con astronautas, la Orión llevaría el equipo y las herramientas necesarias para una reparación, así como un brazo robot similar al del Shuttle. Posteriormente, otra nave Orión tripulada se acercaría al complejo y efectuaría las reparaciones. La nave elevaría además la órbita del telescopio.

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