
Personalmente creo que Mike Griffin ha sido un buen gerente que ha seguido las indicaciones del CAIB y la Administración Bush para retirar al transbordador y llevar a la NASA hacia una nueva era en lo relativo a misiones tripuladas. Lo fácil hubiese sido agradar a la industria y a los numerosos políticos que pedían una prolongación de los vuelos del transbordador hasta mediados de la próxima década y dejar la papa caliente del Programa Constellation en manos del próximo administrador. Sin embargo, Griffin tomó decisiones, algunas sin duda discutibles, pero hay que reconocer que se arriesgó cuando muchos otros otros hubiesen escogido la prudencia. Desgraciadamente para él, y precisamente por esta razón, su aspiración de ser el siguiente Goldin se ha visto frustrada. En todo caso, parece ser que ya hay un sustituto: el antiguo astronauta Charles Bolden, aunque por supuesto será Obama quien deberá tomar una decisión sobre el futuro de la NASA.

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