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Thursday, January 7, 2010

Telescopios gigantes: ¿el futuro de la NASA?

A la espera (aún) de que Obama decida de una vez qué hacer con la NASA, siguen apareciendo propuestas para utilizar el potencial científico del hardware del Programa Constellation. Hace ya mucho que conocimos la idea de lanzar un telescopio espacial con un espejo primario de 5 metros de diámetro usando el cohete gigante Ares V, además de sugerencias aún más descabelladas. Ahora hay quienes quieren emplear una de las propuestas más originales de la Comisión Augustine, el llamado "Camino Flexible", para lanzar telescopios espaciales capaz de ver directamente planetas extrasolares, entre otras maravillas astronómicas (el documento se puede ver en la sección de pago de nasaspaceflight.com, pero para los que no tengan acceso hay un resumen disponible). La propuesta de Camino Flexible consiste en una serie de misiones tripuladas de la cápsula Orión a los puntos de Lagrange, viajes alrededor de la Luna, asteroides cercanos y, en el futuro, sobrevuelos de Marte (y sus lunas) y Venus.

Según este plan, los astronautas a bordo de la nave Orión se dedicarían a construir, mantener y reparar observatorios espaciales. Empezarían con un telescopio modesto, de "sólo" 3 metros (el Hubble tiene 2,5 m) en órbita baja (LEO). Después sería el turno de un "telescopio de observación terrestre" de 10 metros (vamos, como un satélite espía, pero a lo bestia) en órbita geoestacionaria (GEO), seguido de, agárrense, un telescopio de 20 metros situado en el punto de Lagrange L1 del sistema Tierra-Luna que trabajaría en el visible e infrarrojo cercano. También se podría poner en órbita un supertelescopio de rayos X con una superficie de 50 m2. Posteriormente se montaría en el punto L2 del sistema Tierra-Sol un telescopio de...¡30 metros! Vamos, que sería la Madre de Todos los Telescopios o, en inglés, HST (Holy Shit Telescope). ¡Podría obtener espectros de planetas similares a la Tierra sin problema alguno! Impresionante. Las fantasías de cualquier astrónomo hechas realidad.




¡Telescopios gigantes! (nasaspaceflight.com).

La ventaja de este concepto es que no se necesitaría un lanzador gigante como el Ares V (finiquitado por la Comisión Augustine), sino que podrían emplearse varios lanzamientos de un cohete más modesto (aunque no mucho más). Además, se daría un objetivo concreto al Camino Flexible y se dificultaría su cancelación por parte de una futura administracion. Está claro que viajar a los Puntos L1 o L2 no atraería la atención del público más que un eventual "viaje al perihelio de la Tierra", pero si de lo que se trata es de construir super-Hubbles, la cosa cambia. Como ejemplo, la construcción del telescopio de observación terrestre en GEO se llevaría a cabo en una misión de la cápsula Orión de un mes y medio de duración y serían necesarias unas 20 EVAs. La cápsula Orión iría unida a un hábitat de espacio profundo y una etapa superior (probablemente derivada de la Centaur).


Concepto de versión de la Orión para el espacio profundo con un hábitat similar a los nodos de la ISS -brazo robot incluido- y una etapa Centaur (nasaspaceflight.com).

El problema es, al igual que el prácticamente difunto proyecto de base lunar, que se trata de crear un megaprograma científico ad hoc para justificar la existencia del programa espacial tripulado. Si bien es cierto que la ciencia que se obtendría con estos instrumentos sería simplemente revolucionaria, no es menos cierto que cada uno de estos telescopios costaría una buena fracción del presupuesto actual de la NASA, dinero al que habría que sumar el correspondiente al Programa Constellation propiamente dicho.

Por mi parte, estaría encantado de que esta idea se hiciese realidad: ya que no vamos a ver hombres en Marte en las próximas décadas, no me importaría que el programa espacial tripulado estadounidense se convirtiese en una excusa para poder observar exotierras o cuásares lejanos. Especialmente si tenemos en cuenta que las otras alternativas del Camino Flexible son el sobrevuelo de nuestro satélite o la visita a un asteroide cercano (el documento pone como ejemplo una misión al asteroide 1999 A10 de 155 días de duración) y en todo caso a partir de 2025, como muy pronto. Desgraciadamente algo me dice que estamos ante una idea sin mucho futuro. Ojalá me equivoque.

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