La Unión de los Balcanes, la tierra de los eslavos del sur, que es lo que significa Yugoslavia, emergió como proyecto político a mediados del siglo XIX. Sin embargo, esta unión entre las naciones occidentales de la Europa balcánicas no pudo ser una realidad hasta la Primera Guerra Mundial. Lo impedían las dos potencias regionales de la época, los imperios austrohúngaro y otomano, ya que algunos de los futuros pueblos yugoslavos formaban parte de ellas. El mapa local cambió radicálmente una vez terminada la contienda. Tras la disolución de ambos imperios, en 1918 surgió el reino de los serbios, croatas y eslovenos. Una década más tarde éste pasó a llamarse Yugoslavia.
El nuevo país atravesó crisis profundas desde el principio. Su creación había abortado las ambiciones anexionistas de la vecina Italia sobre Croacia y Eslovenia. Y las de Serbia, la nación más poderosa del conjunto, sobre Croacia. Pero a la cabeza de Yugoslavia se había colocado precisamente a un monarca serbio. Esto sucedía en un estado multiétnico, donde cohabitaban cinco pueblos, se hablaban cuatro idiomas y se practicaban tres religiones. Las disputas nacionalistas desestabilizaron continuamente al reino.
Los croatas sentían que simplemente habían cambiado de dueño: antes los austrohúngaros, ahora los serbios. Los macedonios, anexionados por estos últimos antes de la Primera Guerra Mundial, tampoco estaban conformes. Y la población albanesa de Kosovo, que ni siquiera era eslava, prefería integrarse en Albania, también fundada hacía poco tiempo. Solo la aparición de Tito en la escena política durante la Segunda Guerra Mundial pudo canalizar estas fuerzas.
El mariscal Tito consiguió mantener cohesionado aquel país durante casi cuatro décadas. Para evitar las tensiones interétnicas sufridas en el período monárquico 1918-1944, promulgó una Constitución que consagraba la unidad de Yugoslavia, pero respetando las diferencias internas. La fórmula: una federación compuesta por seis repúblicas más dos provincias autónomas dentro del territorio serbio, cuyos poderes centralizaba el Partido Comunista, el único oficial, de manera más rígida o laxa según la época. Esta división administrativa buscaba conservar la paz entre los pueblos que integraban la patria común. Solo en Serbia convivían serbios, húngaros, rumanos, eslovacos o albano-kosovares. Y en Croacia, croatas, serbios, musulmanes, judíos, húngaros o italianos.
Jose
El nuevo país atravesó crisis profundas desde el principio. Su creación había abortado las ambiciones anexionistas de la vecina Italia sobre Croacia y Eslovenia. Y las de Serbia, la nación más poderosa del conjunto, sobre Croacia. Pero a la cabeza de Yugoslavia se había colocado precisamente a un monarca serbio. Esto sucedía en un estado multiétnico, donde cohabitaban cinco pueblos, se hablaban cuatro idiomas y se practicaban tres religiones. Las disputas nacionalistas desestabilizaron continuamente al reino.
Los croatas sentían que simplemente habían cambiado de dueño: antes los austrohúngaros, ahora los serbios. Los macedonios, anexionados por estos últimos antes de la Primera Guerra Mundial, tampoco estaban conformes. Y la población albanesa de Kosovo, que ni siquiera era eslava, prefería integrarse en Albania, también fundada hacía poco tiempo. Solo la aparición de Tito en la escena política durante la Segunda Guerra Mundial pudo canalizar estas fuerzas.
El mariscal Tito consiguió mantener cohesionado aquel país durante casi cuatro décadas. Para evitar las tensiones interétnicas sufridas en el período monárquico 1918-1944, promulgó una Constitución que consagraba la unidad de Yugoslavia, pero respetando las diferencias internas. La fórmula: una federación compuesta por seis repúblicas más dos provincias autónomas dentro del territorio serbio, cuyos poderes centralizaba el Partido Comunista, el único oficial, de manera más rígida o laxa según la época. Esta división administrativa buscaba conservar la paz entre los pueblos que integraban la patria común. Solo en Serbia convivían serbios, húngaros, rumanos, eslovacos o albano-kosovares. Y en Croacia, croatas, serbios, musulmanes, judíos, húngaros o italianos.
Jose
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