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Sunday, May 16, 2010

El Hundimiento del Imperio Austriaco

El Imperio Austriaco había salido reforzado del Congreso de Viena ( ver el post El Congreso de Viena de 1815 - El Retorno al Statu Quo pre Napoleónico), que en 1815, tras batir por completo a Napoleón y desterrarlo a Santa Elena, reunió a las potencias vencedoras y devolvió Europa a los tiempos del Antiguo Régimen. Sin embargo, aunque los representantes del absolutismo pretendieran ignorarlo, mucho había cambiado. Distintas oleadas revolucionarias volverían a recorrer el continente en 1830 y 1848. Y aunque el joven emperador Habsburgo, Francisco José, intentó gobernar con mano de hierro, la situación no se mostraba sencilla: los territorios del Imperio presentaban reivindicaciones muy distintas y presionaban para conseguirlas, y la pérdida de posiciones en el concierto internacional empeoraría el panorama.

El Imperio austríaco era un auténtico puzzle de pueblos entre los que se daba un amplio contraste geográfico y cultural. Comprendía las actuales Austria, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Chequia, Eslovaquia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Eslovenia, Serbia, parte de Polonia y el norte de Italia. La etnia dominante era la austríaca, de cultura germana, seguida de la húngara, de entorno eslavo. Pero convivían en desigualdad de condiciones muchos otros pueblos en el Imperio, y esa desigualdad propició un clima de revuelta nacionalista.


Los enfrentamientos entre austriácos y húngaros condujo a una crisis que Francisco José resolvió con habilidad y con la mediación de su esposa Sísi. En 1867 se firmó el Compromiso, o Ausgleích, que convirtió el Imperio en una monarquía doble. El imperio austrohúngaro estaría formado por dos territorios separados por el río Leitha: Cisleithania (Austria) yTransleithania (Hungría).

El Compromiso dio al imperio de los Habsburgo cierta tregua, pero la desconfianza mutua entre austríacos y húngaros impidió actuaciones conjuntas que hubiesen sido esenciales para emprender las reformas necesarias. Mientras, en el resto de los pueblos del imperio se acentuaba el descontento por su exclusión en la toma de decisiones.


A principios del siglo XX la situación política en Europa era de frágil equilibrio. Cuando el Imperio se anexionó Bosnia-Herzegovina no calibró las consecuencias. Rusia se opondría a la anexión, lo mismo que Gran Bretaña, ligada a ésta por una alianza. Alemania no se enfrentaría a los rusos por los Balcanes, Serbia ambicionaba los territorios eslavos de la parte sur del Imperio... Los Habsburgo parecían haberse quedado sin aliados. El asesinato del nuevo heredero en 1914 por un nacionalista serbio acabó precipitando la Gran Guerra.

La Primera Guerra Mundial supuso la desintegración del Imperio. Austria quedaba limitada a una pequeña demarcación, lo mismo que le ocurría a Hungría, surgiendo del resto diferentes estados independientes, como Checoslovaquia o los paises que pronto se unirían para formar Yugoslavia (ver el post Yugoslavia - La Unión de los Balcanes).

Jose

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