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Friday, October 8, 2010

La Guerra Civil tras el Alzamiento Militar

El devenir de las jornadas inmediatamente posteriores al alzamiento militar marca el rumbo que va a seguir España en los próximos años y define las características por las que la Guerra Civil acabará siendo recordada: la importancia de las fuerzas civiles voluntarias y la crueldad y el ensañamiento con el enemigo, que va más allá del campo de batalla.

Hacia el 21 de julio, el país había quedado dividido en dos zonas hostiles, aunque en un principio ninguna de ellas constituía una unidad perfectamente definida. Los jefes militares rebeldes habían avanzado con mayor rapidez y menores titubeos hacia la formación de un único mando militar, de forma que el general Emilio Mola anunciaba en Burgos, el 23 de julio, la formación de una Junta de Defensa Nacional integrada por él mismo y otros seis jefes de alta graduación, bajo la Presidencia del general Miguel Cabanellas. La zona rebelde, que más tarde pasaría a llamarse zona nacional, estaba compuesta por la mayor parte de las zonas del centro septentrional y del noroeste de España, un pequeño sector en el sur, Canarias, Mallorca y el Protectorado de Marruecos. La mayor parte de la España continental, no obstante, pertenecía a la zona republicana, que ocupaba una extensión dos veces mayor y contenía todas las ciudades más grandes, con la sola excepción de Sevilla.


Los rebeldes militares tenían bajo su control algo más de la mitad del Ejército, con unos efectivos de unos 65.000 hombres, mientras que la República conservaba en su poder la mayor parte de la Armada y también la casi totalidad de las reducidas fuerzas aéreas españolas. Las unidades militares leales que habían permanecido en la zona republicana, sin embargo, iban a quedar disueltas enseguida por orden de los revolucionarios, y la izquierda iba a apoyarse en las decenas de miles de voluntarios de las milicias procedentes de los partidos obreros. La gran ventaja militar de los rebeldes consistía en que tenían a su disposición el Ejército de África, los 35.000 soldados experimentados y disciplinados del Protectorado, integrados fundamentalmente por la Legión y los Regulares marroquíes. Aunque contaban también con el apoyo de unos cuantos miles de voluntarios carlistas y falangistas, a todos éstos se les emplearía principalmente en los frentes secundarios, mientras que el mando rebelde iba a poner el máximo empeño especialmente en el empleo de sus unidades militares con mejor instrucción.



Fuente: La Guerra Civil Española - Biblioteca del Mundo
Jose

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