Durante el mes de marzo de 1895, antes incluso del tratado que ponía fin al enfrentamiento, las potencias europeas se pusieron de acuerdo para limitar las ganancias niponas. El emperador alemán Guillermo II tomó conciencia de la existencia del gran poderío japonés y del peligro que éste suponía para los intereses coloniales de su país en China, por lo que hizo un llamamiento a las potencias, declarando intolerables las pretensiones de Tokio.
Alemania notificó a Rusia su intención de limitar las ambiciones japonesas, algo que el zar Nicolás II acogió favorablemente y que además estaba en línea con las pretensiones rusas en China, ya que durante los dos últimos siglos, Rusia había estado extendiéndose por Asia, y en 1860 había arrebatado a China su provincia marítima de Siberia (Ussuri), fundando la ciudad de Vladivostok. La conquista de Corea colocaba en una situación harto difícil al puerto de Vladivostok, pues ambas salidas de acceso al Océano Pacífico se encontraban dominadas por Japón. Hay que tener en cuenta además que Rusia aun no poseía ningún puerto libre de hielo con acceso al Pacífico y que desde hacía tiempo ansiaba una salida por el Mar Amarillo al sur de la península de Corea.
Así pues, la acción combinada de Rusia, Alemania y Francia hizo que el 23 de abril de 1895, seis días después de la firma del tratado, Japón recibiera un ultimátum para que devolviera a China la península de Liatoung, junto con su importantísimo puerto de Port Arthur.
En Hiroshima, cuartel general imperial, tras varios días de deliberación y viendo la superioridad numérica y material del enemigo a quien se enfrentaban decidieron amoldarse a las exigencias europeas. El tratado de Shimonoseki fue rectificado el 8 de mayo en Cheefoo, bajo la atenta mirada de los cañones rusos. La humillación japonesa fue tremenda y no pasarían muchos años para que Japón demostrara al mundo en febrero de 1904 en la sonada derrota de la guerra Ruso-Japonesa, que su poderío militar comenzaba a ser superior no solo a China, sino también a grandes potencias occidentales como Rusia.
Como conclusión, solo hacer notar que en occidente tendemos a ver a Japón como una potencia imperialista que quiso aprovecharse de los pobres chinos. Sin embargo, Japón hizo con China lo mismo que Europa había hecho con África: colonizarla para explotar sus recursos.
Fuente: Historia 16 – Siglo XX Historia Universal nº 1
JF
Alemania notificó a Rusia su intención de limitar las ambiciones japonesas, algo que el zar Nicolás II acogió favorablemente y que además estaba en línea con las pretensiones rusas en China, ya que durante los dos últimos siglos, Rusia había estado extendiéndose por Asia, y en 1860 había arrebatado a China su provincia marítima de Siberia (Ussuri), fundando la ciudad de Vladivostok. La conquista de Corea colocaba en una situación harto difícil al puerto de Vladivostok, pues ambas salidas de acceso al Océano Pacífico se encontraban dominadas por Japón. Hay que tener en cuenta además que Rusia aun no poseía ningún puerto libre de hielo con acceso al Pacífico y que desde hacía tiempo ansiaba una salida por el Mar Amarillo al sur de la península de Corea.
Así pues, la acción combinada de Rusia, Alemania y Francia hizo que el 23 de abril de 1895, seis días después de la firma del tratado, Japón recibiera un ultimátum para que devolviera a China la península de Liatoung, junto con su importantísimo puerto de Port Arthur.
En Hiroshima, cuartel general imperial, tras varios días de deliberación y viendo la superioridad numérica y material del enemigo a quien se enfrentaban decidieron amoldarse a las exigencias europeas. El tratado de Shimonoseki fue rectificado el 8 de mayo en Cheefoo, bajo la atenta mirada de los cañones rusos. La humillación japonesa fue tremenda y no pasarían muchos años para que Japón demostrara al mundo en febrero de 1904 en la sonada derrota de la guerra Ruso-Japonesa, que su poderío militar comenzaba a ser superior no solo a China, sino también a grandes potencias occidentales como Rusia.
Como conclusión, solo hacer notar que en occidente tendemos a ver a Japón como una potencia imperialista que quiso aprovecharse de los pobres chinos. Sin embargo, Japón hizo con China lo mismo que Europa había hecho con África: colonizarla para explotar sus recursos.
Fuente: Historia 16 – Siglo XX Historia Universal nº 1
JF
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