Las fuertes lluvias que desde la última semana de febrero de 2010 azotan el este de Uganda han dado lugar a inundaciones, anegamientos y deslizamientos de tierras que afectan ya a más de 10.000 personas en diversos distritos del este (Bududa, Butaleja Katakwi, Amuria, Pallisa, Mbale, Moroto, Nakapiripirit, Sironko, Manafwa, Bukwo y Budaka) y el norte de Uganda Oriental.
Una evaluación preliminar del URCS (Organización de la Cruz Roja en Uganda) han confirmado la muerte de 75 personas, más de 307 desaparecidas y un número superior al millar de desplazados solamente en el distrito de Bududa. La destrucción de viviendas, cultivos, y pozos junto con los corrimientos de tierra y la anegación termina de completar el desolador paisaje.
Las lluvias aún continúan y es probable que más áreas que vean afectadas, a la vez que crece el desastre humanitario. De hecho se estima que hasta primeros de mayo no comience la estación seca.
El impacto sobre la población de Uganda es comparable al reciente terremoto de Chile (salvando el número de muertos) y sin embargo, la prensa internacional ni siquiera menciona este tipo de sucesos.
Jose
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