El Reino de Aragón dio comienzo hacia el 1050 d.c. como un pequeño condado feudal franco en las estribaciones de los Pirineos.
Esta pequeña entidad política desempeñó un importante papel en la reconquista de la península con la anexión de Huesca en 1096 y Zaragoza en 1118.
En 1150, Aragón ampliaba sus dominios al quedar anexado al condado de Barcelona a través de una unión dinástica.
En tan sólo 100 años, Aragón había crecido hasta convertirse en uno de los reinos cristianos más importantes de España y como tal comenzó a desarrollar una identidad propia y una lengua autóctona. A medida que la reconquista cristiana alcanzó su momento álgido en los siglos XII y XIII, el Reino de Aragón comenzó a competir con el Reino de Castilla por la conquista de nuevos territorios en el sur de España. Así, Aragón conquistaría Valencia y las Islas Baleares, aunque su posterior expansión hacia el sur se vería imposibilitada por el bloqueo de Castilla, cuando ésta se anexionó Murcia en 1246.
A partir de este momento, la Corona de Aragón continuará su expansión en el extranjero en lugar de en suelo español. En 1282, Pedro III de Aragón se embarca en una campaña para la conquista de Túnez. Sin embargo, sus planes cambiarían drásticamente cuando Sicilia solicitó su ayuda para la liberación de la isla de los ocupantes franceses: daba comienzo la Guerra de las Vísperas Sicilianas, la cual concluiría con la anexión de Sicilia a la Corona.
A lo largo del siglo XIV, la Corona de Aragón se embarcaría en una expansión aún más agresiva. En 1323, Aragón invadía la isla de Cerdeña, que con la ayuda de uno de los reinos feudales que la componía, los Guidicati, también quedaría incorporada a la Corona, aunque parte ella sería cedida a sus aliados en la conquista.
También se involucraron en los asuntos del imperio Bizantino a través de unos aventureros aragoneses, los almogávares organizados en un ejército conocido como la 'Compañía Catalana’ (ver el post Los Almogávares y su aventura en el imperio bizantino); mercenarios que ofrecían sus servicios a quien los necesitase, y en este caso fue al Basileo del Imperio. Pero su gran error fue cuando se negó a pagarles sus honorarios tras asesinar a su jefe, lo que provocó la conquista de parte del territorio, creandose los Ducados de Atenas y Neopatria y su anexión a la Corona de Aragón.
En 1390, el Ducado de Atenas y Neopatria era vendido a la familia florentina de los Acciaioli, concentrando su atención y esfuerzos en su expansión por el Mediterráneo occidental. En 1409, las fuerzas de Leonor de Arborea fueron derrotadas en la Batalla de Sanluri y en 1415 Córcega pasaba también a manos de Aragón. Pero la victoria resultó ser ficticia ya que finalmente tras un intenso conflicto con la poderosa Génova, tuvo que retirarse de la isla.
La última gran expansión de la Corona de Aragón tuvo lugar en Italia, cuando Juana II de Nápoles ante el sitio que estaba sufriendo por parte de las tropas de Luis III de Anjou decidió solicitar ayuda a Alfonso V. Tras la victoria y en agradecimiento, Juana II le adopta como hijo y heredero.
En 1474, Fernando II de Aragón se casaba con Isabel I de Castilla y la Corona de Aragón quedaba fusionada con el Reino de Castilla para el resto de la historia.
Jose
Esta pequeña entidad política desempeñó un importante papel en la reconquista de la península con la anexión de Huesca en 1096 y Zaragoza en 1118.
En 1150, Aragón ampliaba sus dominios al quedar anexado al condado de Barcelona a través de una unión dinástica.
En tan sólo 100 años, Aragón había crecido hasta convertirse en uno de los reinos cristianos más importantes de España y como tal comenzó a desarrollar una identidad propia y una lengua autóctona. A medida que la reconquista cristiana alcanzó su momento álgido en los siglos XII y XIII, el Reino de Aragón comenzó a competir con el Reino de Castilla por la conquista de nuevos territorios en el sur de España. Así, Aragón conquistaría Valencia y las Islas Baleares, aunque su posterior expansión hacia el sur se vería imposibilitada por el bloqueo de Castilla, cuando ésta se anexionó Murcia en 1246.
A partir de este momento, la Corona de Aragón continuará su expansión en el extranjero en lugar de en suelo español. En 1282, Pedro III de Aragón se embarca en una campaña para la conquista de Túnez. Sin embargo, sus planes cambiarían drásticamente cuando Sicilia solicitó su ayuda para la liberación de la isla de los ocupantes franceses: daba comienzo la Guerra de las Vísperas Sicilianas, la cual concluiría con la anexión de Sicilia a la Corona.
A lo largo del siglo XIV, la Corona de Aragón se embarcaría en una expansión aún más agresiva. En 1323, Aragón invadía la isla de Cerdeña, que con la ayuda de uno de los reinos feudales que la componía, los Guidicati, también quedaría incorporada a la Corona, aunque parte ella sería cedida a sus aliados en la conquista.
También se involucraron en los asuntos del imperio Bizantino a través de unos aventureros aragoneses, los almogávares organizados en un ejército conocido como la 'Compañía Catalana’ (ver el post Los Almogávares y su aventura en el imperio bizantino); mercenarios que ofrecían sus servicios a quien los necesitase, y en este caso fue al Basileo del Imperio. Pero su gran error fue cuando se negó a pagarles sus honorarios tras asesinar a su jefe, lo que provocó la conquista de parte del territorio, creandose los Ducados de Atenas y Neopatria y su anexión a la Corona de Aragón.
En 1390, el Ducado de Atenas y Neopatria era vendido a la familia florentina de los Acciaioli, concentrando su atención y esfuerzos en su expansión por el Mediterráneo occidental. En 1409, las fuerzas de Leonor de Arborea fueron derrotadas en la Batalla de Sanluri y en 1415 Córcega pasaba también a manos de Aragón. Pero la victoria resultó ser ficticia ya que finalmente tras un intenso conflicto con la poderosa Génova, tuvo que retirarse de la isla.
La última gran expansión de la Corona de Aragón tuvo lugar en Italia, cuando Juana II de Nápoles ante el sitio que estaba sufriendo por parte de las tropas de Luis III de Anjou decidió solicitar ayuda a Alfonso V. Tras la victoria y en agradecimiento, Juana II le adopta como hijo y heredero.
En 1474, Fernando II de Aragón se casaba con Isabel I de Castilla y la Corona de Aragón quedaba fusionada con el Reino de Castilla para el resto de la historia.
Jose
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