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Sunday, January 31, 2010

Adiós, Ares V

Dentro de unas horas podremos despedirnos para siempre del Programa Constellation y de los planes de retorno a la Luna. Pero mientras reflexionamos sobre lo que esto implica, es muy posible que, a largo plazo, consideremos al cohete Ares V como la principal víctima de esta decisión. Por supuesto, el Ares I parece que también tiene las horas contadas, pero al fin y al cabo a nadie le gustó mucho este lanzador y pocos derramarán lagrimas por él. Sin embargo, el Ares V es otra historia. De haber seguido adelante, hubiese sido el mayor cohete jamás construido y podría haber abierto la puerta, no sólo de la Luna, sino de todo el Sistema Solar.

El Ares V nació, junto a su hermano pequeño Ares I, a raíz del desastre del Columbia en 2003. Tras el accidente, surgió la necesidad de redirigir el programa espacial norteamericano y, como resultado, en enero de 2004 el presidente Bush anunciaría la VSE (Vision for Space Exploration), donde se perfilaban las líneas maestras de la nueva política espacial del país. Según la VSE, la NASA debía abandonar el transbordador espacial y la ISS para volver a la Luna antes de 2020.

El esquema de la VSE se debía concretar en un programa detallado y funcional, motivo por el cual surgió en octubre de 2005 el estudio ESAS (Exploration Systems Architecture Study). Con este estudio, la NASA -bajo la dirección del administrador Michael Griffin- creó el Programa Constellation (CxP). La NASA volvería a la Luna empleando dos cohetes, uno para lanzar la nueva cápsula tripulada CEV (Crew Exploration Vehicle, posteriormente conocida como Orión) con capacidad para 25 toneladas en órbita baja (LEO) y otro para el módulo lunar y la etapa de propulsión translunar EDS (Earth Departure Stage). El cohete para el CEV se denominó CLV (Crew Launch Vehicle) y el lanzador pesado recibió el nombre de CaLV (Cargo Launch Vehicle).



Resumen del estudio del ESAS para elegir la mejor configuración del CaLV y la opción favorita (NASA).


El CaLV (Ares V) tras el ESAS (NASA).


El CaLV (Ares V), a la izquierda, y el CLV (Ares I), a la derecha, tal y como aparecieron en el ESAS de 2005 (NASA).


Arquitectura actual del Programa Constellation (NASA).


Tanto el CLV como el CaLV debían aprovechar al máximo las tecnologías del transbordador espacial para ahorrar tiempo y dinero, además de asegurarse de esta forma un apoyo político mínimo para sacar adelante el proyecto. El CaLV sería en este sentido muy similar a diversas propuestas de lanzadores pesados surgidas en los años ochenta y noventa. Emplearía una etapa central criogénica con cinco motores SSME del shuttle (RS-25) junto con dos cohetes SRB de combustible sólido, también idénticos a los del transbordador. En la etapa superior EDS se usarían uno o dos SSME modificados para su encendido a gran altitud. Se estimó que la capacidad mínima en órbita baja (28º de inclinación) debía ser de unas 125 toneladas. Esta cifra no era muy superior a las 118 toneladas del Satuno V, en parte debido a que el CEV sería lanzado por el Ares I. El Centro Marshall de la NASA, donde se gestó el Saturno V, sería el encargado de desarrollar la configuración óptima de los nuevos cohetes.

El estudio ESAS ha sido muy criticado por los detractores de Griffin al considerar que la agencia espacial empleó datos y estadísticas "amañadas" para favorecer esta arquitectura de la VSE en detrimento de otras posibilidades (lanzadores comerciales, DIRECT, Shuttle-C, etc.). En cualquier caso, el CaLV sufrió una transformación radical tras el ESAS, pues se consideró que la primera versión no sería capaz de poner en órbita la masa útil necesaria. Los SRB del CaLV y el CLV debían ser ahora de cinco segmentos -a diferencia de los motores de cuatro segmentos de la lanzadera- y la EDS usaría dos motores J-2S+ derivados del J-2 del Saturno V en vez de SSME. A finales de 2005, los dos J-2S+ serían reemplazados por un único J-2X, que también sería usado en la segunda etapa del CLV.

En julio de 2006 la NASA bautizaría al CLV y al CaLV como Ares I y Ares V respectivamente, sugiriendo que la meta última del Programa Constellation sería el planeta rojo. Por otro lado, durante ese mismo año fue necesario modificar el diseño del Ares V una vez más: la creciente masa del módulo lunar Altair, del CEV Orión y de la etapa EDS llevaron a la NASA a cambiar los cinco SSME de la primera etapa por otros tantos RS-68 del Delta IV, menos eficientes pero mucho más baratos y potentes. Después de introducir los SRB de cinco segmentos, se perdía así otro elemento clave de tecnología común entre el transbordador y los lanzadores Ares, lo que repercutiría negativamente en el coste y tiempo de desarrollo.



El Ares V en 2006 (NASA).


Versión final del Ares V (NASA).


En 2007 se aumentaría el diámetro de la etapa EDS y la cofia de 8,4 metros hasta los 10 metros, para satisfacer así el aumento de masa y tamaño del conjunto Orión-Altair. No obstante, esto no sería suficiente. La masa de las naves del Programa Constellation no paraba de crecer, así que en 2008 fue necesario revisar el diseño una vez más. La primera etapa llevaría seis RS-68B en vez de cinco RS-68. Los RS-68B serían una nueva versión con menos piezas y un empuje un 4% superior a la versión del Delta. Además, los SRB serían de cinco segmentos y medio, introduciendo un nuevo tipo de SRB distinto al usado por el Ares I y aumentando una vez más los futuros costes de desarrollo.



El Saturno V, shuttle, Ares I y Ares V (NASA).


Resumen de la historia del desarrollo del Ares V (NASA).


Vista general del Ares V (NASA).


Detalle de la etapa principal con seis RS-68B (NASA).


SRB del Ares V (NASA).


Detalle de la EDS (Earth Departure Stage) (NASA).


La inmensa cofia de 10 m de diámetro (NASA).


La EDS con Altair y Orión camino a la Luna (NASA).


Esquema y fases de una misión lunar tripulada con el Ares V (NASA).


Motor RS-68B para la primera etapa del Ares V (NASA).


J-2X de la EDS del Ares V (NASA).


Características del Ares V (NASA).


Para entonces el Ares V se había convertido en un monstruo. Si originalmente había sido diseñado para poner en órbita baja 125 toneladas, ahora su capacidad era de 187,7 toneladas, mayor que cualquier lanzador jamás construido. A principios de 2009, muchos dudaban de que semejante leviatán pudiese construirse dentro de unos plazos de tiempo razonables y a un coste realista. Fue justo entonces cuando entró en escena la Comisión Augustine y se encargó de quitar la venda de los ojos a todo el mundo: con el presupuesto actual de la NASA no hay dinero para el Ares V o para volver a la Luna. Otros planes alternativos para este lanzador, como construir telescopios gigantes o mandar sondas inmensas, tampoco parecían ser opciones viables para salvar el proyecto. De haber seguido adelante, el Ares V habría pasado el DAC-1 (Design and Analysis Cycle) el año que viene, momento en el cual su diseño entraría en una etapa prácticamente definitiva. El primer lanzamiento habría tenido lugar en 2017-2018, como muy pronto.



Posibles versiones del Ares V propuestas antes de la Comisión Augustine (la carga es con respecto a la inyección translunar) (NASA).


Elementos comunes entre el Ares I, el Ares V y el Delta IV (NASA).


Modelo de telescopio gigante de 10 m lanzado por el Ares V, con el Hubble a escala (NASA).


El Ares I y el Ares V fueron sentenciados a muerte por la Comisión, aunque los miembros del comité no veían con malos ojos una versión más pequeña y realista denominada Ares V Lite. El Ares V y el Programa Constellation han vivido una prórroga de la sentencia hasta ahora, el momento en el que la administración Obama debe tomar finalmente una decisión sobre el futuro de la NASA. Y la ejecución es mañana. Es posible que se deje la puerta abierta a algún tipo de cohete potente, pero que nadie se llame a engaño, sin un lanzador pesado, no pisaremos jamás Marte.

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